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Letras y números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

El niño de Coahuila


Lunes 13 de Enero de 2020 7:20 am


SE me hace difícil recordar un inicio de año más estremecedor que este 2020. No voy a hablar de homicidios ni de quienes comienzan este periodo privados de su libertad, aunque iniciar el año dentro de una lóbrega celda y teniendo frente a sí unas impenetrables rejas de acero que impiden el contacto con un mundo del que apenas ayer te sentías amo y señor, debe ser terrible y desesperante; más si quien sufre esa situación considera que es inocente o víctima de una venganza de quienes hoy ocupan la cúspide del poder.

Sin embargo, quienes viven una situación como la descrita, llámese Rosario Robles, Juan Collado o Genaro García Luna, por mencionar sólo algunos personajes, conocen perfectamente las causas que originaron el proceso que hoy están viviendo y conocen también el complejo entramado que deben recorrer para recuperar su libertad, sabiendo que para que ellos abandonen el recinto que hoy ocupan, alguien tiene que quedar en su lugar.

Lo doloroso es que muchos otros habitantes de nuestro verde planeta hoy están viviendo la peor tragedia de sus vidas, sin que ellos hayan quebrantado la más mínima regla, haciendo sentir a la humanidad una angustia como nunca antes se había vivido, al conjuntarse una serie de factores que nos deben alertar que, como sociedad, muchas cosas estamos haciendo extremadamente mal. Van tres dolorosos ejemplos.

Australia. La llegada del Año Nuevo encontró a miles de australianos amontonados en las playas de las ciudades, hermanados ante una tragedia que se empezó a gestar desde noviembre y que hizo crisis después de la Navidad. Más de 10 millones de hectáreas (20 veces el estado de Colima) han sido devastadas por los incendios, y millones de animales encontraron la muerte cuando intentaban huir corriendo por las praderas, cuando ya el fuego había convertido el suelo en brazas ardiendo.

Irán. Apenas despertaba Bagdad al primer viernes del año, cuando el avión que transportaba desde Damasco, Siria, al general Kassem Soleimani aterrizó en su aeropuerto, sin que el militar imaginara que estaba viviendo los últimos minutos de su existencia. Poco después el mundo se convulsionó cuando se dio a conocer que Donald Trump había ordenado el ataque y su eliminación, lanzando además una serie de declaraciones que ponían al mundo al borde de una guerra de dimensiones extraordinarias.

El niño de Coahuila. El viernes pasado, un pequeño de apenas 11 años salió de su casa en Torreón, Coahuila, rumbo al Colegio Cervantes para no regresar nunca más. Llevaba dos pistolas en su mochila y cursaba el sexto año de primaria. A las 8:20 de la mañana pidió permiso de ir al baño. Se vistió con un atuendo como el que usaba Erick Harris, uno de los asesinos de la masacre en Columbine, Colorado, en 1999, y salió del baño disparando sus armas. Mató a su maestra María Sanz Medina, hirió a otras seis personas y luego se disparó, quitándose la vida.

Ya hablaron sobre este hecho el Alcalde de Torreón, el Gobernador de Coahuila y el presidente López Obrador. Ya comienzan a hablar de las contundentes acciones que se llevarán a cabo en las escuelas del país, como el programa de Mochila Segura y se empiezan a hacer sesudos estudios sobre las causas que originaron la tragedia del Colegio Cervantes.

Yo considero que no hay mucho que estudiar. Es el abandono de los padres hacia muchos niños, a quienes entregan un celular o una tablet para que les permitan a ellos (a los padres) dedicar su tiempo a las diversiones, a las fiestas o a los programas televisivos que habían abandonado. Esos niños no juegan con sus padres, no tienen conversación con ellos y no son educados en los valores que cada día se pierden más. ¿Alguien guió al pequeño en el amor a Dios y respeto a sus compañeros y maestros? ¡Por ahí pueden estar las causas! Que descanse en paz y que Dios lo haya reunido con su madre, recién fallecida. Oremos.

PD. ¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas.


jbrambilaleal@yahoo.com.mx