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Justicia ciega



MANUEL AHUMADA DE LA MADRID

Trump y la Tercera Guerra Mundial


Jueves 16 de Enero de 2020 7:23 am


EN una entrevista televisiva que le hicieron a Vladimir Putin, el presidente ruso, que circula en redes sociales sin tener la certeza sobre la fecha y el programa televisivo que la transmitió, le hicieron la pregunta precisa de ¿si habría una Tercera Guerra Mundial?

Probablemente relacionada dicha entrevista con el conflicto reciente entre Irán y Estados Unidos, provocado por la ejecución del líder militar Qasem Soleimani, por un dron estadounidense. Putin, sin muchos rodeos citó a Einstein, cuando dijo que no sabía con qué armas se pelearía la Tercera Guerra Mundial, pero que la Cuarta Guerra Mundial se desarrollaría a palos y piedras.

Para Putin, la paridad militar que existe entre las grandes potencias genera el miedo suficiente al exterminio mutuo que impide una conflagración a nivel global. Ejemplificó que desde la Segunda Guerra Mundial solamente han existido guerras regionales, como Vietnam, Corea y las que se desarrollan desde hace décadas en Oriente Medio, desde Irak hasta Libia. No le ha de faltar la razón al estadista ruso, ciertamente, como ya lo comentamos en otra ocasión en esta columna, tan sólo el nivel de armamento nuclear existente puede destruir varias veces la Tierra. Razones suficientes para evitar, a toda costa, la autoaniquilación humana. Por ello es difícil predecir ahora un desenlace de esas magnitudes, aunque nada debe darse por descartado.

Tras las 12 uvas del Año Nuevo, amanecimos con la noticia del probable inicio de una guerra, bastante desigual, por cierto, entre aquella nación del Medio Oriente y la mayor potencia militar del planeta. Fue, claramente, una provocación deliberada. El presidente Donald Trump ha justificado, desde el primer momento posterior a la eliminación del líder militar iraní, que dicho funcionario de una especie de ejército revolucionario árabe, tenía planes para atacar intereses de Estados Unidos que habrían costado muchas vidas norteamericanas. Hasta hoy no se ha dicho cuáles eran esos planes macabros de Soleimani; aunque, por otra parte, se le achacaban cientos de muertes de efectivos estadunidenses en Medio Oriente, desde hace años, pero ni George Bush Jr. ni Barack Obama se había decidido a su eliminación, por el riesgo de una guerra con Irán. 

Ante las primeras respuestas de bombardeos iraníes a bases americanas en Irak, pero sin causar bajas humanas debido a su anuncio previo a autoridades iraquíes por parte de Irán, así como un discurso posiblemente menos hilarante que lo esperado del ayatolá Ali Khamenei, han evitado una escalada militar de mayores proporciones por parte de Estados Unidos, que también ha moderado su discurso belicista por uno más conciliador. 

Aparentemente, pues, lo que muchos en redes sociales clamaban por el inicio de la Tercera Guerra Mundial por el anticristo Trump, no habría tal, aunque nos tiene hoy en una aparente tensa calma. Irán sabe, por lógica, que podría ser aplastado de manera inmisericorde por el provocador del conflicto, pero para muchos estadistas este ha sido un golpe mediático de Trump para distraer la atención de medio mundo, ahora que inicia su impeachment (juicio político) por parte de los demócratas, cuyas consecuencias no fueron sopesadas con suficiente inteligencia.

De pilón, como daño colateral, el derribo “accidental” de un avión civil de una aerolínea ucraniana, con pasajeros iraníes, ucranianos y canadienses, entre otros, sin ningún sobreviviente, por parte del ejército iraní, ha puesto en entredicho al gobierno de ese país, pero también se corre el riesgo de que la venganza o respuesta violenta hacia Estados Unidos o hacia su Presidente, no sea a corto plazo, como ya lo dijo en uno de sus primeros discursos el ayatolá Khamenei tras el atentado y muerte de Soleimani. Entretanto, se vivirá con miedo en nuestro vecino del norte, de aquél que no se sentía desde el ataque de las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono, en Washington.