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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Empezar de nuevo


Domingo 26 de Enero de 2020 6:58 am


DIME algo, ¿acaso no es desde el pasado de donde heredamos los mejores tesoros?, la vida, por ejemplo, nos llegó de las historias de amor y desamor de nuestros ancestros; de ahí nos llega y nada hicimos por obtenerla, pero mucho podemos hacer al tenerla. Del pasado todo sirve, deja ya de ocultar lo que te piensas que te opaca; equivocarse es normal, lo incómodo es aferrarse al error.

Para vivir con entusiasmo se requiere ordenar ese pasado sin recelo, culpa o vergüenza, lo que no es nada sencillo de lograr; podremos quizás levantarnos pronto de un tropezón e incluso de un breve raspón, pero, ¿qué pasa cuando nos tenemos que levantar de una de esas grandes revolcadas?, ¿has escuchado a alguien decir: “¡No es lo duro, sino lo tupido!”? Yo no sólo lo he escuchado, hasta lo he dicho como una queja, sin saber qué me perdía. Hay lapsos de vida que se llegan a complicar, en donde nada es como quisiéramos que fuera o bien, han dejado de ser lo que creímos que continuaría. ¡Ay!, si tan sólo supiéramos aceptar que todo lo que empieza termina desde la convicción y no desde la repetición, otro gallo nos cantaría.

La vida ocurre sin maldad, nuestra interpretación del momento es lo que nos hace llorar; no cabe duda de que hay tiempos de dolorosas embestidas y sé que es muy difícil aceptarlos, pero recuerda que tienes al momento siguiente y que lo puedes pintar y crear diferente, además te tienes a ti y a quienes cual ángeles de vida nos salvan, animan y gratifican; sólo es cuestión de que quieras mirar lo que si hay.

Empezar de nuevo, es todo un arte de perseverancia, es un acto de fe desde la esperanza; es reinventarnos, es renunciar al sueño pasado e inventarnos uno nuevo, es continuar con todo y el duelo. ¿Qué cómo?

¿Acaso no es importante el prepararnos para los tiempos de las vacas flacas? Para superar las pérdidas requiere antelación; más no vale haber entrenado el alma, la mente y el cuerpo para cuando sea la batalla. Y créemelo, los eventos fuera de control sí suceden y son más cuando aún no aprendemos a aceptar. Ser claros y tener la casa en orden es un buen principio para no quebrarnos; la diferencia entre un raspón y un desgarre está en lo mucho que tú decidas conocerte, en tu aceptación de todo aquello que no puedes cambiar. Sufrir es sinónimo de obstinación, reír es el fruto de la aceptación, ese es el secreto para poder reír aun cuando se llora.

¡Sí!, no es fácil pero tampoco es imposible, es tomar aire y tomar de la mano al dolor, es mirarlo a la cara para descubrir mi propio rostro en el dolor tiene; soy dolor, rabia, decepción, impotencia y quebranto, cuento conmigo para atravesar su enseñanza. Por eso y más, es importante lo que lleve yo dentro al momento del enfrentamiento ¿Tengo rebeldía? ¿Tengo amor? ¿Quién soy?

Ya decíamos que está bien caernos, que no somos perfectos y que la dignidad también está en la capacidad de reposar para mejorar; le tenemos miedo a la enfermedad y a la muerte. Es ese miedo, precisamente, el que nos atrapa, amarga y conduce a lo que menos queremos. Aquí de lo que se trata es de buscar estar lo mejor posible en cualquiera que sea la circunstancia, y ojo por favor, no se trata de conformarnos, sino muy por el contrario, se trata de crecer y evolucionar con una experiencia más.

Elegir amarnos implica también aceptar todo tal cual es y desde ahí reinventarnos; dejar el “hubiera” para después y olvidarnos de querer regresar al antes, porque si te das cuenta, si nos pudiéramos regresar a algún punto previo al bache, inevitablemente tendríamos que volver a cruzar el desierto. Lo mejor es cruzarlo y dejarlo en el pasado, ¿o qué?, ¿prefieres estar en el mismo año escolar por siempre? Innovemos algo ¡Ya! Rompamos las cadenas culturales de negación y sufrimiento y disfrutemos del trayecto con sus baches, con sus mares.


*Terapeuta psico-emocional


innovemosalgoya@gmail.com