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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Yo los haré pescadores de hombres


Domingo 26 de Enero de 2020 6:56 am


EL Evangelio de hoy nos dice que Jesús comenzó su predicación caminando por la ribera del mar de Galilea. Entonces vio a dos hermanos: Pedro y Andrés, que eran pescadores que estaban echando las redes al mar.

Jesús les dijo: “Síganme, y los haré pescadores de hombres”. Ellos al instante dejaron las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, que estaban con su padre remendando las redes, los llamó también. Ellos, dejando inmediatamente la barca y a su padre, lo siguieron.

Jesús comienza su vida pública cuando tenía unos 30 años. El tema inicial de su predicación era: “Conviértanse, porque está cerca el reino de Dios”. Jesús no se contentaba con proclamar la buena nueva, sino que la convertía en hechos concretos. “Luchaba contra el mal y curaba a toda la gente de toda enfermedad y dolencia”.

Jesús se presenta como el Mesías salvador y anuncia el advenimiento del reino de Dios. Empieza a fundar su iglesia construyendo las primeras columnas para sustentarla. Escoge a los que colaboraran con él a la liberación y salvación del mundo. Así fue llamando sucesivamente a Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan, hasta completar los 12 apóstoles y los primeros discípulos que, con Pedro a la cabeza, fueron los primeros pescadores de hombres. Y Jesús los envió: “Vayan por todas partes, enseñándoles lo que yo les he enseñado y bautícenlos en el nombre del Padre, y del hijo, y del Espíritu Santo”.

El Bautismo que Cristo instituyó es el nacimiento de la nueva vida en gracia de Dios. El Bautismo perdona el pecado original y todos los pecados personales. El bautizado es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. El bautizado es incorporado a la iglesia, participa del sacerdocio de Cristo y es enviado como discípulo y misionero de Cristo.

Y así, a lo largo de los siglos, han seguido esta misión tantos hombres y mujeres que han aceptado colaborar a la plenitud del reino de Dios, entregándose con generosidad, cada quien según su vocación personal: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Todos lo bautizados hemos sido llamados a seguir a Cristo que es “el camino, la verdad y la vida”.

Los cristianos debemos aceptar, hasta las últimas consecuencias, la misión que Jesús nos ha encomendado. Convertirnos de corazón, profundizar nuestra fe, vivir el don de la Eucaristía, propagar el Evangelio con nuestra vida, con obras concretas de amor y servicio a Dios y al prójimo. Es un esfuerzo continuado, de todos los días; tarea difícil, pero con Dios todo se puede.

Amigo(a): Estamos navegando en la barca de Pedro, la barca de la iglesia. Jesús nos pide con urgencia: “Remen mar adentro, echen sus redes y yo los haré pescadores de hombres”.