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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Mi primera cerveza


Domingo 26 de Enero de 2020 6:55 am


HACE unos días, se publicaron en periódicos de todo el país los resultados de una encuesta sobre el consumo de alcohol. El dato que sorprende es que Colima tenga un deshonroso segundo lugar en la edad más temprana en el inicio del consumo de alcohol en mujeres, revelando que el promedio es entre los 12 y 15 años; pero eso también quiere decir que muchas reciben su primer sorbo desde de los 11 años y menos. No ha sido raro en alguna fiesta ver familias donde se les acerca una botella de cerveza a infantes, incluso de brazos y hasta suben fotos a las redes sociales presumiendo esta iniciación, como si fuera algo chistoso o glorioso.

Este estudio también da a conocer que el consumo general de alcohol de las mujeres se triplicó en los últimos años. Y aunque los resultados se enfocan en las mujeres, no quiere decir que este fenómeno sea ajeno al resto de la población, pues de hecho, el porcentaje de la población adulta que ha bebido en 2012 pasó de 53.9 a 63.8 por ciento en 2018.

Todo esto en conjunto es alarmante, puesto que el alcohol es peligroso para el cerebro en todo momento, pero especialmente durante la adolescencia, que es cuando el cerebro está desarrollándose, activando conexiones. De tal suerte que se interrumpen estas conexiones provocando daño cerebral irreversible que deriva en disminución en la capacidad de memoria y aprendizaje. Por otro lado, quizá el efecto menos evidente se encuentra en la alteración de la formación de la personalidad y del comportamiento.

Pero, ¿por qué es tan admirado el consumo de alcohol? Muchos son efectos sociales, atribuciones tales como reflejar status, ser buena onda y otras falacias que suponemos de las personas que beben. Aparte de eso, el alcohol disminuye la capacidad para pensar, para hablar y ver las cosas como realmente son. Distorsiona el equilibrio y provoca dificultades para caminar, ya no digamos para manejar cualquier vehículo, desde bicicleta hasta naves espaciales. Así que en resumen, el alcohol apen… De por sí algunos no somos brillantes, pero el alcohol nos deja más tarugos.

La primera influencia en la infancia son papá y mamá; preguntas ácidas: ¿Es usted de las personas que festeja cada sorbo a su bebida alcohólica? ¿Bebe usted delante de sus hijos e hijas? ¿Espera con ansias el fin de semana para poder beber amplia y libremente? Cuando ingiere bebidas alcohólicas, ¿hace saber que la está disfrutando cual si fuera un manjar? ¿Ha sido usted visto en estado de ebriedad por sus hijos o hijas?

Por si fuera poco, niñas, niños y adolescentes, están expuestos a personas que pueden ser mayores de edad o simplemente un poco mayores, que les provocan admiración y se convierten en modelos a seguir. Muchos de estos modelos, masculinos y femeninos, ya ingieren alcohol con frecuencia y puede que tengan acceso a otras drogas legales e incluso ilegales. Quizá por eso el alcohol es la droga de la que más abusan los adolescentes.

Así, esos niños y niñas, mañana defenderán su adicción con excusas o argumentos débiles: “A mí me dieron a probar desde niño(a) y no soy alcohólico”. “Yo controlo al alcohol y no me controla a mí”. “No es adicción sino afición”.

Aunque hacer que los niños y niñas experimenten el alcohol por primera vez no es una sentencia de alcoholismo, sienta un precedente y mientras más temprano lo prueban, más probabilidades existen que desarrollen una adicción.

Otras personas dirán que es parte de la cultura mexicana… ¿acaso es obligación mantener tradiciones o costumbres nocivas y estúpidas? Nuestros antepasados mayas sacrificaban niños para pedir a los dioses por lluvia y campos fértiles arrojándolos a los cenotes y no veo a nadie tratando de conservar esas tradiciones…

Lo bueno: nada con exceso, todo con medida. Lo malo: el alcohol es droga de paso y pareja de tabaco y otras sustancias legales e ilegales. Lo chundo: es que algunos adolescentes parezcan corcholatas: pegados a la botella.


*Psicólogo