Momentos

EVA ADRIANA SOTO FERNIZA
El llanto de las mariposas
Sábado 01 de Febrero de 2020 8:29 am
CUENTA una leyenda maya… “Que si alguien quiere que un deseo se haga realidad, primero debe capturar una mariposa y susurrarle lo que desea, como una mariposa no puede emitir ningún sonido, la mariposa no puede revelar el deseo a nadie más que al Gran Espíritu que oye y ve todo… En gratitud por dar libertad a la hermosa mariposa, el Gran Espíritu siempre concederá ese deseo”. Así pues, según la leyenda, al pedir un deseo y dar libertad a la mariposa, el deseo volará por todo lo alto hasta ser llevado a los cielos para ser otorgado. En nuestro México, país de leyendas y tradiciones, disfrutamos de un fenómeno mágico que tiene como protagonistas a las mariposas, concretamente a la mariposa monarca. Las aladas mensajeras llegaron puntuales, como cada año, a la celebración del Día de Muertos, confirmando la creencia mazahua y purépecha de que las almas de los seres amados regresan encarnados en estos hermosos insectos. Otra versión de esta leyenda dice que los muertos viajan en las alas de las mariposas y es así como llegan hasta los altares. En la época prehispánica estos hermosos insectos fueron vistos también como los “espíritus del bosque” y por lo tanto eran “animales sagrados”. El culto que se les rendía siempre fue importante. En varias regiones del Estado de México y Michoacán las reciben con ofrendas de cera y copal. Ahí forman colonias para protegerse del invierno cuando viajan desde Canadá, ya que el clima de México le permitirá a la mariposa monarca dar a luz. Esto es porque los árboles de oyamel les proporcionan a estos insectos las condiciones necesarias para que puedan crecer y reproducirse. Y es precisamente la riqueza de estos bosques de oyamel que da asilo a este ser mágico, la que atrae la ambición de taladores clandestinos y organizaciones criminales que amenazan la llegada de la mariposa monarca y su paulatina extinción. Nunca faltan, afortunadamente, almas buenas que defienden la naturaleza y la vida silvestre, y la monarca podía sentirse protegida especialmente por una de ellas: Homero Gómez González. Este ingeniero agrónomo por la Universidad de Chapingo, originario de la comunidad de Ocampo, Michoacán, fue, desde los 30 años, el principal defensor y guardián de la mariposa monarca y de su santuario El Rosario, localizado al oriente de Michoacán. Gómez González era un activista muy querido en México y muy respetado por los campesinos del municipio de Ocampo, donde vivía. Además era reconocido internacionalmente por su esfuerzo para preservar el hábitat de las monarca en Michoacán, estado golpeado por la sangrienta guerra desatada entre los grupos de autodefensa y el sanguinario Cártel de Jalisco Nueva Generación. En este ambiente de violencia y sangre realizaba su labor Homero Gómez, quien impulsó durante años una fórmula considerada exitosa: incluyó a los campesinos en los trabajos de reforestación y preservación del bosque, generando empleos en una región rica en recursos naturales pero azotada por la pobreza. Frenó la degradación de la reserva del Rosario y restauró amplias zonas destruidas por la tala clandestina. Gracias a su carácter afable, su carisma y al uso de las redes sociales atraía a centenares de turistas, a los que informaba sobre la vida de las mariposas monarca e instaba para apoyar los trabajos de preservación. Para él, El Rosario era “el santuario más grande y hermoso del mundo”, designado como patrimonio natural por la Unesco, que considera la migración de las monarca como una “experiencia natural excepcional”. Pero su esfuerzo se veía amenazado por grupos clandestinos obsesionados con los ricos recursos de un Estado que cuenta con el 30 por ciento de su territorio cubierto de bosques. El reciente 13 de enero, Homero, ahora de 50 años, despareció. Participaron campesinos, policías estatales y expertos de la unidad local antisecuestros. Familiares de Homero dijeron que habían recibido tres llamadas de extorsionadores exigiéndoles dinero. El cuerpo de Homero Gómez fue hallado el miércoles por las autoridades de Michoacán en el santuario que había rescatado de la destrucción después de 16 días desparecido. Había denunciado a los depredadores del bosque. Un día antes de su desaparición, Homero publicó un video en su página de Facebook, en las imágenes aparece con cientos de mariposas que revolotean a su alrededor. “Las mariposas salen como todos los días buscando agua y flores y después regresan aquí a donde ahora viven”, dice. Las mariposas lloran y nosotros, deberíamos llorar también. bigotesdegato@hotmail.com