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Trump, Muñoz Ledo y los migrantes



RODRIGO MARTÍNEZ OROZCO


Jueves 13 de Febrero de 2020 7:19 am


DESDE que Trump decidió amenazar al gobierno de López Obrador con aumentar los aranceles si no detenía a las caravanas migrantes en la frontera sur de México, el legislador Porfirio Muñoz Ledo ha emprendido una campaña, en solitario, a favor de una política de puertas abiertas para los migrantes. ¿Qué es lo que demanda el legislador? En primer lugar, Muñoz Ledo pide que la Guardia Nacional deje de hacerle el trabajo sucio a Trump. En diversas ocasiones ha denunciado supuestas violaciones a los Derechos Humanos de las personas migrantes, sobre todo en los encuentros en la frontera sur entre la Guardia Nacional y las caravanas migrantes, además de la supuesta persecución de la que son víctimas. La propuesta del legislador es, en pocas palabras, garantizarles el libre paso a los migrantes, a pesar de Trump y sus amenazas arancelarias.

En cuanto al proceso de diseño y ejecución de la política exterior, lo de Muñoz Ledo y su oposición a las acciones del Gobierno Federal en materia migratoria no es otra cosa que el clásico ejemplo de un desacuerdo entre dos agentes que tratan de incidir en la política exterior. Por un lado, un legislador que forma parte de la bancada dominante que, sin embargo, de acuerdo con sus principios contradice la línea oficial con sus propios medios y su prestigio a cuestas. Por el otro, encontramos al poderoso aparato estatal, liderado en la cima por López Obrador, pero en sentido práctico, por el súper secretario Marcelo Ebrard, que acumula facultades de las secretarías de Gobernación, Economía y Relaciones exteriores. Si bien, diversos tipos de agentes gubernamentales inciden en la política exterior, el Legislativo normalmente tiene menor capacidad de acción que el Ejecutivo o la burocracia en torno al Ejecutivo.

Durante esta semana Muñoz Ledo ha llevado más lejos sus demandas. En primer lugar, visitó una estación migratoria en Tapachula, donde encontró instalaciones con olor a pintura fresca y autoridades poco colaborativas. La situación era evidente: la estación había sido pintada para la llegada de los legisladores visitantes y los funcionarios encargados estaban bastante incómodos con los invitados. A raíz de la visita, el legislador propuso una serie de reformas para garantizar el libre tránsito de los migrantes por el territorio mexicano. La pregunta obvia salta a la vista: ¿por qué resulta tan complicado conciliar la política del gobierno con las demandas de Muñoz Ledo?

En primer lugar, abrir las puertas a los migrantes implicaría cambiar radicalmente las prioridades de política exterior del gobierno de López Obrador. Lo hemos señalado antes: lo más importante para el Gobierno Federal es el tema económico y comercial con Estados Unidos, dada la dependencia profunda que México tiene de aquel país. En segundo lugar quedan los intereses políticos y sociales, que ya hemos analizado antes.

¿Qué hacer, entonces? No es posible garantizar el libre tránsito. Sería hasta irresponsable. Lo que sí es posible es volver más eficientes los trámites migratorios en la frontera sur, mejorar las instalaciones de las estaciones migratorias, acelerar la capacitación de los elementos policíacos y de la Guardia Nacional, hacer una limpia profunda al personal del Instituto Nacional de Migración y canalizar personal de Derechos Humanos para la atención integral de la crisis migratoria. Pensar que las posibilidades de México van más allá de esto es sobrestimar la capacidad y el poder de nuestro país frente a Trump. Especialmente en tiempos electorales, es fundamental no cometer el mismo error de Peña Nieto y Videgaray: no hay que servirle a Trump de tribuna desde donde pueda hablarles a sus votantes.