A propósito...
FERNANDO MORENO PEÑA
El contagio se detiene en casa
Sábado 21 de Marzo de 2020 9:45 am
LA preocupación
generada por la presencia del coronavirus (Covid-19) se incrementa por el alto
grado de desconfianza que los ciudadanos tienen al gobierno, que en diferentes
temas de importancia relevante ha dado muestras de incompetencia técnica y,
sobre todo, la desconfianza al argumento oficial de que el Presidente tiene
otros datos. Se ha hecho
una costumbre que el presidente Andrés Manuel López Obrador no únicamente
niegue la realidad, sino que frecuentemente vaya en contra de ella. El
coronavirus llega cuando tenemos un sistema de salud desmantelado,
principalmente con la desaparición del Seguro Popular y la falta de reglas de
operación y presupuesto suficiente para el Insabi, como instancia sustituta de
un sistema de salud pública que atendía 55 millones de mexicanos, el cual sin
duda era un sistema popular que daba acceso a los servicios a personas de menos
ingresos y que por la sola idea de desaparecer programas funcionales que
crearon otros gobiernos, la 4T, con el pretexto de la corrupción, los ha
desmantelado, afectando a los sectores más desprotegidos socialmente, que son
quienes, en teoría, este gobierno tuvo como bandera electoral. El lema “primero
los pobres” se hace realidad: son ellos los primeros afectados con esta mala
decisión. El desabasto
de medicinas, generado desde el año pasado, y la desaparición del fondo de
gastos catastróficos, que servía para cubrir los gastos generados por
enfermedades crónico degenerativas como sida, cáncer, insuficiencia renal,
insuficiencia coronaria, etcétera, deja ahora desprotegidas, precisamente, a
las personas más susceptibles y vulnerables con la pandemia del coronavirus,
porque, teniendo más de 60 años de edad y al padecer una de estas cuatro
enfermedades mencionadas, la deficiencia agrava la situación de estas personas,
porque el sistema de salud no funciona como debería hacerlo. Como
consecuencia de la pandemia, la caída de los precios del petróleo y el
decrecimiento de la economía el año pasado y en estos 3 meses del año, nos hará
enfrentar una crisis económica mundial con una debilidad interna agravada por
la falta de recursos y de inversión pública y privada. La caída de los precios
del petróleo abre un boquete presupuestal de más de 100 mil millones de pesos;
el nulo crecimiento de la economía disminuye la recaudación fiscal,
incrementando el déficit presupuestal y por si fuera poco, la caída del peso
frente al dólar incrementa los gastos del gobierno en materia de deuda, de
gasolina importada y de insumos. CONTRA LA
REALIDAD Sin embargo,
el Presidente acaba de decir a los banqueros en Acapulco que la economía
mexicana ofrece condiciones inmejorables para el crecimiento. López
Obrador aseguró a los banqueros que su gobierno ha avanzado en la paz y la
tranquilidad del país, y se han podido detener los índices de inseguridad y
violencia, de manera que hay un clima de gobernabilidad. La gente ve
poca seriedad en la conducción presidencial cuando, ante la crisis sanitaria y
la crisis económica, AMLO dedicó más tiempo, durante la primera quincena de
marzo, a declarar que todo va bien en materia de salud y en economía y le dio
más importancia a la venta de “cachitos” de lotería para la rifa de un avión
que no se va a rifar. Declarar de
manera reiterada que la estrategia en materia de seguridad va muy bien, que
está en lo correcto y que no la va a cambiar, genera rechazo y desaprobación al
gobierno. LA BROMA
OFICIAL El responder
ante las crisis con bromas, chistoretes o descalificaciones, ha generado, en la
mayoría de los mexicanos, temor ante las crisis y malestar frente a un gobierno
que no acepta la realidad y apela a la historia y a la religión como formas de
superar la adversidad. Hace unos
días, en una conferencia matutina, a pregunta de la prensa sobre si estaba él
desprotegido ante el contagio, el presidente Andrés Manuel López Obrador
declaró: “Detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”, mientras fija
la mirada en una de las estampas religiosas que sacó de su billetera y siempre
lleva consigo. Son sus guardaespaldas contra el coronavirus, argumenta. “Esto es muy
común en la gente y tengo otras cosas porque no sólo es catolicismo, también
religión evangélica y libres pensadores que me dan de todo y lo guardo, porque
no está demás”. A las
preguntas sobre si se haría la prueba del coronavirus y cuándo dejará de hacer
actos masivos, que las propias autoridades del sector salud recomienda a la
población, a los empresarios y al sector oficial no promover para evitar
contagios, el Mandatario declaró: “Si hace falta, me hago la prueba del
coronavirus, hago lo que me indiquen los médicos. “Que Hugo
(López-Gatell, subsecretario de Salud) informe cuándo me va ordenar que ya no
me mueva, porque él me lo va a decir, no un politiquero o columnista de prensa
vendida, como decíamos antes”. Causaron
sorpresa y rechazo las afirmaciones del subsecretario de Salud al decir sobre
la actividad y salud del Presidente que “su fuerza es moral, más que de
contagio (...) Casi sería mejor que padeciera coronavirus, porque lo más
probable es que él, como la mayoría de las personas, se va a recuperar
espontáneamente y va a quedar inmune y entonces ya nadie tendría esta inquietud
sobre él”. O sea, el
responsable de atender la epidemia considera que es mejor que el Presidente de
la República se contagie. López
Obrador reitera que no hay de qué preocuparse al señalar que “el plan que se ha
venido aplicando en México nos ha dado resultados, va de acuerdo con lo que se
estimó desde el principio, en sus etapas, las tres etapas. Estamos todavía en
la primera etapa y nos estamos preparando para la segunda etapa. “¿Dónde está
nuestra fortaleza? En nuestro pueblo y en su cultura. ¿Qué no han resistido los
mexicanos en su historia? Todo: invasiones, inundaciones, terremotos,
epidemias, gobiernos corruptos, y estamos de pie. Lo mismo ahora, vamos a salir
adelante, hay que tener fe en nuestro pueblo”. No se ha
dado cuenta el Presidente que a quien ataca el coronavirus es, precisamente, al
pueblo, y él dice que hay que tenerle fe al pueblo para enfrentar la
adversidad, pero lo que la gente quiere es tener fe y confianza en el
presidente López Obrador y eso, como lo demuestran las encuestas, se ha ido
perdiendo, la aprobación del pueblo a su gobierno va en picada. Repito: la
broma, el chiste y la descalificación provocan que la gente vea poca seriedad
en el gobierno para enfrentar las crisis sanitaria y económica; todos critican
la incongruencia, de que a todos se les pide no salir de sus casas ni concurrir
a eventos masivos para evitar el contagio y el presidente AMLO da el mal
ejemplo y es el primero en desestimar las indicaciones que da su gobierno. EL CONTAGIO
LO DETIENE LA GENTE A mí, en lo
particular, me alienta ver la reacción de la gente, que en ocasiones, sobre
todo en esta crisis, actúa de manera responsable, frente a lo que parece ser
una irresponsabilidad presidencial. Cada vez le
va quedando más claro a los ciudadanos que esta primera etapa de la pandemia,
el éxito depende de lo que haga la población, conducida por el gobierno. Me queda
claro que en esta etapa, en transición a la segunda fase, el contagio se
detiene en los hogares y no en los hospitales. Detener el
contagio es tarea y responsabilidad ciudadana y posteriormente, atender el
contagio será en los hospitales y responsabilidad del gobierno. Por ello, en
mi opinión, independientemente de las bromas presidenciales y la falta de
seriedad que refleja, la estrategia del Gobierno Federal para enfrentar la
pandemia va bien y que al adelantarse en los tiempos algunos gobiernos
estatales, como el de Colima, y algunas Universidades públicas, como la de
Colima, que fue de las primeras que suspendieron clases antes que el Gobierno
Federal, disminuirán el contagio. Se critica
al gobierno por no realizar muchas pruebas para detectar el coronavirus; al
respecto, considero que el Gobierno Federal tiene razón en ese caso, la prueba
no cura, ni evita el contagio; quien tenga los síntomas, que se quede en casa,
pero quien tenga los síntomas y una enfermedad crónica degenerativa asociada a
la edad avanzada, que acuda a un hospital o al médico. Repito: en
este momento y en las 2 semanas por venir, la población tiene que hacer su
tarea, que es no contagiarse para no contagiar.
Ya habrá
tiempo para estar juntos, este es momento de estar unidos.