Momentos
EVA ADRIANA SOTO FERNIZA
¡Ánimo!
Sábado 21 de Marzo de 2020 9:53 am
Yo hago lo que usted no puede y
usted hace lo que yo no puedo. Juntos
podemos hacer grandes cosas. Madre
Teresa de Calcuta A veces pareciera que estamos solos en esta
situación de emergencia mundial. Es curioso, la palabra
mundial implica a todo el planeta, millones y millones de seres humanos; pero
en casos como el que nos está tocando vivir llegamos a sentirnos aislados y
desamparados. Buscamos en principio un líder o autoridad que nos guíe y hasta
que nos proteja con su poder de mover voluntades y conseguir recursos para
auxiliarnos, pero no vemos claro. O simplemente no vemos la respuesta correcta para
nuestras inquietudes. El miedo paraliza y como la respuesta biológica hacia una
agresión –en este caso sanitaria– de huir o atacar, no tiene sentido, la
estabilidad emocional se ve afectada. “Agarrar al toro por los cuernos”, esa frase coloquial tan acertada me
parece un buen remedio, les cuento: A raíz del ambiente de tensión que nos
rodea, y que pienso ha tenido efecto acumulativo, ya que desde finales de
diciembre del año pasado en que nos enteramos de la aparición en China del
Covid-19, hemos estado teniendo dosis cada vez más generosas de información al
respecto. Y como en aquel juego infantil de “Ahí viene el lobo”; el lobo
(virus), cada vez se ha ido acercando más a nuestra casa. De hecho, ya está
aquí. Así pues, la adrenalina ha ido aumentando y ahora ya no sabemos qué hacer
con ella; desde ignorar el peligro mandando a volar reglas y avisos, hasta
pertrecharnos detrás de montones de papel higiénico, víveres y elementos de
protección, buenos para enfrentar el Apocalipsis bíblico. Mi persona no es la excepción, en noches pasadas durante el sueño me vi
frente a un hermoso lobo blanco de espeso pelaje (hablando de lobos), el animal
se veía algo descuidado pero inofensivo, sin embargo, al observarlo noté que
empezaba a cambiar hasta convertirse en un lobo flaco con el pelo ralo y sucio.
Me infundió miedo y traté de buscar un sitio elevado para escapar, cuando lo
sentí –porque no lo veía– rozándome los talones. Había unas personas cerca y
empecé a gritarles, “el lobo, el lobo”, sin obtener la más mínima respuesta; ni
me pelaban –dijeran los chavos–, así que seguí dando voces con toda la fuerza
de mis pulmones, hasta que sentí que alguien me movía diciendo: “estás soñando,
no hay ningún lobo”. Excuso decir que mi pobre marido tardó en tranquilizarme,
y yo en acabar de integrarme a la realidad. No se necesita ser un experto en psicología para interpretar este mal
sueño, así que como arriba mencioné, agarré al toro por los cuernos al
reflexionar sobre el significado que, sencillamente me reveló al virus agazapado
en el inconsciente en forma de lobo, inofensivo al principio, agresivo después
y agrediéndome al final. Tomé la decisión de contarle mi experiencia a mis
seres cercanos y consulté a un querido amigo médico que siempre nos apoya. La
cosa va para largo, como todos sabemos, así que más vale acercarnos a los demás
y pedir ayuda cuando sea necesario para conservar el equilibrio y la paz mental
tan necesaria y vital para salir bien librados de ésta. Necesitamos, aunque parezca una paradoja, estar más que nunca de buenas,
reírnos mucho y ser positivos. Entre otras cosas para mantener fuerte nuestro
sistema inmunológico, algo que ya está científicamente comprobado: “Llega el
momento cuando obtenemos el llamado y el mundo debe unirse como uno. Existen
personas muriendo, es hora de darle una mano a la vida, el más grande regalo de
todos. Nosotros no podemos seguir pretendiendo día tras día que alguien, en
algún lugar efectúe un cambio. Todos nosotros somos parte de la gran familia de
Dios, es verdad, ustedes saben, el amor es todo lo que necesitamos… Nosotros
somos el mundo, nosotros somos los niños… Somos los únicos que hacemos que
resplandezca el día, entonces vamos a empezar. Hay una elección que estamos
haciendo, estamos salvando nuestras propias vidas, es verdad, nosotros haremos
un día mejor, solos tú y yo. Envíales tu corazón para que sepan que ese alguien
nos importa. Así que todos debemos ayudarnos… Nosotros somos el mundo, nosotros
somos los niños…”. Nosotros somos el Mundo.
Michael Jackson y Lionel Richie. ¡Escuchar esta canción nos eleva sobre nuestros miedos y descubre nuestra
humanidad! ¡Ánimo!
bigotesdegato@hotmail.com