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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Qué hacer para no morir de aburrimiento


Domingo 22 de Marzo de 2020 5:32 pm


HACE 100 años la vida era menos acelerada, pero también, nuestros abuelos (para algunas personas, bisabuelos) tenían menos opciones de diversión. La jornada laboral comenzaba antes que los primeros rayos del sol aparecieran en el horizonte, pero también terminaba temprano por la tarde, así que las personas se tendían en la hamaca a sestear (quizá derive de tomar la siesta, pero aquí en Colima significa descansar a la sombra).

Hoy día, dependiendo del giro y nivel de ingresos, así como los ahorros, tenemos a nuestra disposición herramientas y materiales para aprovechar este tiempo en nuestras casas, sin ofender a quienes vivimos al día y no podremos guardar la cuarentena estrictamente.

Obviamente muchos preferiríamos pasar la cuarentena en la playa, pero entonces no sería cuarentena y el riesgo de contagio sería aún mayor que yendo a sus centros de trabajo o de estudios, pues la exposición a desconocidos de diferentes lugares amplifica la probabilidad de que contagiemos a nuestros hijos(as) o padres, madres, abuelitos y abuelitas.

Si consideramos el aislamiento social como una responsabilidad, la podemos pasar no menos que productivamente. La fanaticada de Marie Kondo, la fundadora del Método Konmari, diría que esta es una oportunidad para limpiar el closet… y la casa completa. ¿Quién no tiene un rincón con trebejos? Aquí en Colima les llamamos “telebrejos”, pero para el caso es lo mismo. Después de todo, ¿quién no tiene cosas, herramientas, materiales o ropa que pensamos vamos a poder aprovechar en mejor oportunidad? Medio triciclo oxidado, por ejemplo, diría el conferencista y trabajador social Yokoi Kenji. Ah, pero no lo tiramos porque tiene llantas que sirven o podrían servir.

Algunos de los principios Konmari son deshacernos de lo que no nos hace felices o lo que no se ha usado en más de un año. De hecho, he aquí el punto por el cual se puede comenzar: la ropa incluyendo ropa de playa y de invierno que en muchas ocasiones ni siquiera nos queda o que ya se encuentra en mal estado. Si aún consideras que las prendas se encuentran en estado de uso y sientes que tirarla a la basura es un desperdicio, investiga: existen albergues, patronatos o asociaciones que concentran la ropa y después la entregan a quien más la necesita. Así no estarás desperdiciando y, dicho sea de paso, un entorno ordenado y limpio transmite paz.

Otras opciones no menos productivas pueden ser tomar algún curso online, como los de cierta fundación de cierta compañía telefónica que no voy a mencionar aquí, porque no se trata de hacer publicidad. Pero no es el único. Existen en internet sitios de videos con miles de tutoriales y podemos encontrar técnicas para prácticamente cualquier actividad: hacer velas, reparar una aspiradora, maquillaje, tocar un instrumento, aprender origami (figuras con papel). Obviamente se trata de aprovechar lo que ya tenemos como herramientas o materiales a mano. Así que otras opciones pudieran ser aprender un poema o canción de memoria.

Leer. Pero no me refiero a las fakenews o las redes sociales. Leer ampliamente y con la menor cantidad de dibujitos implica un esfuerzo importante y si no queremos visitar la biblioteca o es un poco costoso visitar la librería en estos momentos, existen decenas de bibliotecas virtuales para descargar los más populares ebooks. Por otro lado están los audiolibros, que ya existían desde hace más de 40 años en formato de cassettes. Después en disco compacto y ahora en audio digital, nuevamente, en cierta plataforma de video en internet.

Tal vez sea momento de desempolvar los viejos tableros de ajedrez, damas chinas, serpientes y escaleras, maratón o el juego de la oca. También están el dominó, baraja española, baraja inglesa y cubilete. Si no los tienes en casa, quizá valga la pena una carrerita para adquirirlos para pasar un rato ameno y además que disminuiremos la probabilidad de infección en nuestra familia.


*Psicólogo


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