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Sentido común



PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA

Solidaridad


Lunes 23 de Marzo de 2020 7:44 am


NADIE puede negar que lo que el mundo está viviendo actualmente es una tragedia. Millones de personas en distintos países se encuentran recluidas en sus casas para disminuir el ritmo de contagio del SARS-CoV-2, que causa la enfermedad por coronavirus Covid-19 (Enfermedad Contagiosa por Coronavirus 2019) y así aplanar la curva epidemiológica para evitar la saturación de los sistemas de salud y darle una mayor oportunidad a las personas enfermas, así como a quienes acudan por alguna otra enfermedad o condición precaria de salud.

Las medidas de contención como aislamiento social, el cierre de fronteras, regiones y ciudades enteras, se están implementando en varios países de Europa, Asia y América para contener la epidemia y prevenir la propagación del virus. Si estas probaran ser ineficientes se deberán aplicar medidas de mitigación, como mejorar el equipamiento hospitalario, adquirir un mayor número de ventiladores respiratorios, entrenar al personal médico, etcétera, lo cual se vuelve difícil con un virus que ha probado ser tan agresivo. No dudo que algunos países más desarrollados puedan tener una capacidad rápida de respuesta, pero ésta tiene sus límites, como se ha podido ver en el caso de Italia, que hasta ayer reportaba 59 mil 138 casos confirmados y 5 mil 476 muertes.

Si bien el SARS-CoV-2 no es tan mortal como otros coronavirus que han surgido, como el MERS, por ejemplo; es mucho más virulento y puede ser contagiado antes incluso de que el portador presente algún síntoma, lo que lo hace más difícil de controlar. De hecho se estima que de los afectados, el 80 por ciento presenta un cuadro leve, 15 por ciento un cuadro grave que quizá requiera hospitalización, y que 5 por ciento necesite cuidados intensivos. No obstante, la Organización Panamericana de la Salud indicó que en México se espera que ese porcentaje suba a 7 por ciento debido a los altos índices de obesidad mórbida y diabetes que tiene nuestro país.

Esto nos pone en una situación delicada, pues los sistemas de salud tienen un número limitado de respiradores en los estados y difícilmente podrían adquirir los suficientes para satisfacer la demanda. Actualmente ha habido reportes de carencia de material básico como mascarillas, guantes y alcohol en gel, por lo que asumir que se van a adquirir los respiradores necesarios sería un sueño. La otra forma de poder enfrentar la contingencia es si se disminuye el ritmo de contagios, para que así la gente enferme poco a poco y le dé tiempo a los hospitales de atenderlos sin saturarlos. Por eso es tan importante seguir las recomendaciones de las medidas de mitigación.

Por supuesto que esto presenta otros problemas, pues para que las medidas surtan efecto no sólo se deben de implementar reglas de higiene sino también de distanciamiento social, que implica suspender actividades que no se consideren básicas, cierre de fronteras, regiones e incluso de ciudades. Todo esto tiene un impacto directo en la economía de los países, quienes ya están resintiendo las bajas ventas.

Los países desarrollados están implementando medidas alternativas para apoyar la economía y a la gente que vive al día, pero no todas las Naciones pueden darse ese lujo. No todas pueden pagar las rentas caídas, ni hacer exenciones fiscales sin quebrar a la hacienda pública, por lo que no todo el mundo puede darse el lujo de quedarse en casa.

Lo anterior representa una paradoja sobre lo que tenemos que hacer para moderar la propagación del virus y evitar que la gente muera de Covid-19, pero al mismo tiempo evitar que la gente fallezca de hambre o de las enfermedades derivadas de ella, lo cual ha puesto al gobierno en una encrucijada, sobre todo cuando el pánico por ambas situaciones se hace presente. Es prudente que el gobierno no fomente el pánico por la enfermedad, pero es injustificable que para infundir confianza en la gente se caiga en la indolencia.

Actualmente estamos entrando en la fase 2, de acuerdo a la conferencia de prensa de ayer del gobierno de México sobre la evolución del Covid-19 en nuestro país, lo que nos indica que es momento de comenzar a implementar medidas de distanciamiento social. Por ese motivo, hoy da inicio la Jornada Nacional de Sana Distancia, que comprende 7 puntos: 1.- Definición de los espacios público, social, personal e íntimo. 2.- Incremento en las medidas básicas de prevención. 3.- Suspensión temporal de las actividades escolares. 4.- Suspensión temporal de actividades no esenciales. 5.- Repliegue familiar en casa. 6.- Reprogramación de eventos de concentración masiva. 7.- Protección y cuidado de las personas adultas mayores.

Estas medidas no están destinadas a crear una pausa total, sino de reducir las actividades sin afectar a las personas que no pueden dejar de trabajar debido a la pobreza en la que viven. México no se puede dar el lujo de mantener a todo el mundo en casa y para ello habrá personas que tengan que continuar con su ritmo de vida, por lo que necesitamos entenderlos sin crucificarlos. Ante ello deberemos de ser responsables y creativos, para no detener por completo la actividad económica y ser capaces de mantener baja la curva epidemiológica. No será fácil, pero las y los mexicanos hemos probado que somos capaces de unirnos en la tragedia para superarla entre todos. Ésta es una enfermedad que requiere de la solidaridad para poderse combatir, por lo que es momento de que México muestre esa cualidad que ya lo ha distinguido en otras ocasiones.