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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Desbrujulados


Miércoles 25 de Marzo de 2020 7:57 am


SI los ciudadanos dependieran de la orientación del gobierno para saber qué hacer y qué evitar en la pandemia de coronavirus, ya estarían bien fritos y desarmados.

Sucede que mientras una autoridad local pero relevante en el nivel nacional, Claudia Sheinbaum, llama a sus gobernados a resguardarse en sus casas para atajar los contagios, el presidente Andrés Manuel López Obrador incita, desde Oaxaca, a desatender las recomendaciones de los especialistas de su propio gabinete, como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. (¿Hasta cuándo el subsecretario le soportará los desplantes al Presidente? ¿Le renunciará pasando la crisis, para salvar su prestigio académico y su dignidad?). Salgan a las calles, pregona el Presidente, en acto de suma irresponsabilidad. A veces, olvida que es gobierno y se convierte en oposición a su propio gobierno.

Los gobernadores de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas formaron un frente común –a esos estados los une la geografía, el trabajo, muchos intereses legítimos y problemas con frecuencia comunes– para abordar la pandemia, habida cuenta de no recibir ni una señal mínima de orientación del gobierno federal.

En Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro impuso medidas drásticas. Y en Colima, Ignacio Peralta también se adelantó a la pachorruda administración lopezobradorista por necesidad, antes de que la lumbre llegue a los aparejos.

Varios alcaldes del país, Leoncio Morán entre ellos, además de implementar medidas de prevención sanitaria en sus jurisdicciones, demandaron del gobierno federal asumir el deber que la emergencia impone. Por supuesto, el mensaje fue desechado y borrado del buzón de la soberbia federal.

Obligados por las circunstancias a tomar decisiones sanitarias antes de que el problema les reventase en la cara, muchos gobiernos locales entendieron que no era mucho lo que podían esperar de una Federación que vive su propia realidad. Han sido más o menos las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con variantes y adecuaciones a las circunstancias particulares de cada lugar, cuando las hubiera, las que aplicaron.

Por su parte, la población toma sus propias precauciones en la medida que puede y sabe. Los legos en medicina, que somos la mayoría abrumadora, navegamos casi a ciegas en un mar de información y desinformación que son las redes sociales. De los gobiernos recibimos poca, casi nada. Desconocemos qué hacer y en qué momento. Carecemos de explicaciones científicas traducidas –en lo posible– al lenguaje coloquial, entendible por todos. ¿Por qué se omite la información realmente importante? La gente necesita orientación cierta, confiable, segura. No hay tal. Prevalece el caos. En lugar de información precisa y orientación clara, los gobernados reciben el alboroto de la periquera política. Hoy como antes, como siempre.

Quien debiera encabezar la reacción nacional con entereza y conocimiento, el presidente López Obrador, asume con desinterés las prevenciones; con su actitud desdeñosa de las medidas para atajar el coronavirus, alienta a muchos que creen en él a también echarlas por la borda. Como si el contagio de veras se evitara con estampitas religiosas y amuletos de buena suerte, como se creía popularmente hace siglos y hace milenios.

No hay una conducción nacional unitaria, muchos menos un liderazgo firme como se necesita. Al Presidente le gusta hablar, polemizar. Es su estilo. Pero es un estilo inoperante cuando se requiere congregar a la gente y reunir a los líderes para combatir un enemigo común: un virus rabioso, feroz.

Desbrujulados, los mexicanos se las arreglan como pueden. A veces, con acierto; en ocasiones, no tanto. Es hora de que el gobierno de López Obrador asuma la conducción de esta crisis, lo necesita el país antes de que la pandemia cause estragos. La salud debe protegerse antes que la economía. Quienes privilegian la economía, terminan por perder la salud y quebrar la economía. Aprendamos de lo que ya vivió una parte del mundo, porque nuestro turno en la pandemia toca a la puerta. Urge.


MAR DE FONDO


** -Soy terco- dijo el Presidente para definirse a sí mismo. Cada quien es como es y ya está. Mientras tanta tozudez no llegue a la irresponsabilidad, poco importa. Ayer, su gobierno decretó que entramos a la fase 2 de la pandemia, que prohíbe reuniones de más de 100 personas. Y él anunció que persistirá en hacer giras de fines de semana. Sí, sí es terco hasta la tozudez.

** “¿Por qué te olvidas y por qué te alejas/ del instante que hiere con su lanza?/ ¿Por qué te ciñes de desesperanza/ si eres muy joven, y las cosas viejas?/ Las orillas que cruzas las reflejas;/ pero tu soledad de río avanza./ Bendita forma que en tus aguas danza/ y que en olvido para siempre dejas./ ¿Por qué vas ciego, rompes, quemas, pisas,/ ignoras cielos, manos, piedras, risas?/ ¿Por qué imaginas que tu luz se apaga?/ ¿Por qué no apresas el dolor errante?/ ¿Por qué no perpetúas el instante/ antes de que en tus manos se deshaga?”. (José Hierro, español, 1922-2002. Variaciones sobre el instante eterno.)