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Versiones opuestas



MANUEL GODINA VELASCO


Miércoles 25 de Marzo de 2020 8:16 am


EL origen de este peligroso virus que tiene al mundo en vilo, independientemente de que haya surgido en un mercado de mariscos o de venta de animales en la provincia de Wuhan, China, a finales de diciembre de 2019, ha tenido tesis o hipótesis diametralmente opuestas. Todo mundo coincide en las medidas, las características y el alto contagio que implica el ya famoso coronavirus o también etiquetado como Covid-19, que aunque su incidencia de mortalidad afortunadamente es muy baja, de entre 2 a 3 por ciento, imposibilita a los afectados hasta por 15 días, al estar en reposo o aislamiento absoluto.

La primera versión que algunos investigadores ambientalistas han defendido, es que en la historia de la humanidad cíclicamente surgen plagas o enfermedades que dejan secuelas de millones de muertos en diversas partes del mundo, que según las teorías surgen como una respuesta de la naturaleza para regular el explosivo crecimiento de los grupos humanos en diversas épocas y regiones.

Independientemente de esta hipótesis que puede tener fundamentos científicos, lo cierto del caso es que la grave contaminación atmosférica de muchas ciudades asiáticas, europeas o norteamericanas, que por lustros no habían podido reducir, con la aparición de este virus y la obligada reclusión de los habitantes de esas congestionadas urbes, ahora se ven con aires limpios, cielos transparentes y animales del campo que circulan por las ciudades; igual los mares llenos de plástico o basura de repente se ven nítidos y limpios, como el caso de los canales de Venecia ahora resplandecientes y sin la hediondez que los caracterizaba.

Otra teoría o hipótesis de reconocidos científicos y economistas mundiales, es la versión cada vez más creíble de que todo esto es macabra creación de unos laboratorios de guerra de Estados Unidos que, para hacer derrumbar el crecimiento económico y tecnológico del gigante asiático, como se le reconoce a la Republica Popular China, la CIA y otros organismos aliados sembraron este virus que ellos crearon.

Noam Chomsky, filósofo y politólogo, sostiene que la idea era paralizar todos los sectores de la producción China que ya había desbancado a la manufactura gringa. El segundo país donde también sembraron el virus es Irán, tradicional enemigo de EU, cuyo crecimiento económico, pero mayormente militar, preocupa al Pentágono. El tercer país seleccionado fue Italia, en la región de Lombardía donde gobierna Salvini, enemigo de Trump, apoyador de Putin y sus relaciones con China.

Esta hipótesis sostiene que una vez consumada la parálisis planetaria, EU anunciará la producción en gran escala de una vacuna que sus laboratorios venderán primeramente a sus países amigos, mientras los otros logran producir sus vacunas, para entonces alzarse nuevamente como la rectora de la economía del mundo.

Como quiera que se le interprete, esta pandemia está causando severos daños a la salud de cientos de miles de personas, desbarrancando los sistemas hospitalarios de los países afectados, dejando una secuela de desempleados y hambre entre multitudes, pero además causando un enorme daño a las economías regionales, provocando la implementación de un nuevo orden económico mundial.

Mientras son peras o manzanas, en México debemos aprender de los aciertos y los errores de lo logrado ya por China y de los errores de países europeos que hoy viven el flagelo de la pandemia. Italia y España se tardaron en implementar controles y restricciones a viajeros, hoy padecen los efectos de los toques de queda que tienen paralizados a millones de habitantes, con miles de contagiados y cientos de muertos.

El gobierno de México ha subestimado estos escenarios que seguramente pagaremos cara esta demora. Varios estados, entre ellos Jalisco y Colima, hicieron a un lado al Gobierno Federal implementando rigurosas medidas de control. Más vale pecar de exagerados, que ser omisos en actuar, tratándose de salvar vidas humanas.


*Analista político