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Apuntes



MARIO CÁRDENAS DELGADO (ACPE)

Actitud irresponsable


Jueves 26 de Marzo de 2020 7:30 am


ENTRE las habilidades que le hemos visto al presidente Andrés Manuel López Obrador, está la de decir a sus seguidores lo que quieren escuchar y convencerlos de que es lo correcto y quienes no lo consideran así son conservadores, emisarios del pasado, corruptos, chayoteros e incluso enemigos personales de él y traidores a la patria, por lo que hay que defenestrarlos, descalificarlos, insultarlos y casi excomulgarlos, porque no creen en la eficacia de los amuletos y las estampas religiosas.

También exhibe su competencia para tirar línea sobre los temas de la agenda pública que a él convienen y retirarlos de circulación cuando así lo considera, tal es el caso de la fraudulenta venta de boletos para la rifa del avión presidencial; la captura y liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán; los altos niveles de inseguridad y crímenes dolosos que, pese a la emergencia sanitaria, nomás no bajan; y la actuación de la Guardia Nacional en la frontera sur, por órdenes expresas de Mister Trump, por mencionar algunos.

En este apartado ubico el discurso maniqueo del presidente López Obrador, del subsecretario López-Gatell y los demás voceros del Gobierno Federal, sobre el tema del coronavirus; en franca oposición a las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud y los Mandatarios de los países más afectados, despreocupadamente exhorta a la gente a que salga a la calle, se salude de abrazo y beso y asista a los actos masivos que protagoniza el Mandatario. ¡Vaya irresponsabilidad!

Obnubilado por su optimismo, el gobernante no da importancia al hecho de que hayamos entrado a la fase 2 de la pandemia, que implica mayor riesgo de contagio y por tanto de que pueda crecer exponencialmente el número de infectados. Espero que esto no ocurra, por las medidas preventivas tomadas oportunamente por algunos gobiernos estatales y municipales, mientras el Federal se dormía en sus laureles, confiado en la “fuerza moral” del Presidente.

Sería irresponsable e incluso suicida, pretender que el exaltado e irresponsable optimismo del adalid de la Cuarta Transformación y sus jilgueros tendrá necesariamente consecuencias funestas para miles de mexicanos. En mi caso no es así, pero indigna ver que quien debe actuar como auténtico líder, con mesura, realismo e inteligencia y ver ante todo por el bienestar de sus gobernados, adolezca de sentido común y racionalidad en sus dichos y decisiones.

Y más sabiendo, porque supongo que así es, aunque sostenga que tiene otros datos, que con todo y los mil millones que prometió el magnate Carlos Slim para combatir el coronavirus, el Sistema Nacional de Salud no está preparado para hacer frente a una contingencia mayúscula, como la que enfrentó China y ahora lo hacen Italia, España, Francia, Irán y Estados Unidos, nuestro vecino.

Nada menos ayer, un grupo de médicos y enfermeras del ISSSTE protestó porque no cuentan con los insumos indispensables para atender la emergencia, lo cual no es un hecho aislado, sino un síntoma de cómo como operan las instituciones públicas de salud, aunque los voceros oficiales digan lo contrario.

Muy a su pesar, por aquello de su autoreconocida terquedad, obligado por la presión social y mediática, y por los evidentes estragos que ha provocado la pandemia en otros países, AMLO ha tenido que reconocer, aunque con reservas, el inocultable riesgo existente, pero sin dar su brazo a torcer en lo referente a sus conferencias mañaneras y a sus giras y actos masivos de fin de semana, creyendo, tal vez, el cuento de la “fuerza moral” que creó Gatell y en la efectividad de los fetiches y símbolos religiosos.

Coincido con Andrés Manuel en que México es un país donde sus habitantes se sobreponen a las tragedias, como ha ocurrido en los estragos causados por fenómenos naturales, donde se ha puesto de manifiesto el temple, la valentía y la solidaridad de la población, pero cuando eso ha ocurrido, dígase lo que se diga, los dirigentes de la nación actuaron con responsabilidad y prudencia, cualidades de las que parece adolecer el actual gobernante, que en lugar de apostar a la unión de los mexicanos sigue haciéndolo a la división y al enfrentamiento.

A pesar de esa indolente cuan irresponsable actitud, que apoyan algunos lerdos como el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, que se aventó ayer la puntada de afirmar que “el coronavirus ataca principalmente a la gente acomodada, los pobres son inmunes”, y el empresario Ricardo Salinas Pliego que, con ánimo de agradar al Presidente o dolido porque sus tiendas y bancos no registran la afluencia acostumbrada, afirmó: “hoy estamos mal, las calles vacías, todo cerrado, escuelas vacías, hoteles vacíos, restaurantes vacíos, parque sin gente, esto no puede ser”, espero que la población observe las recomendaciones que dan las autoridades responsables y los epidemiólogos, y no den crédito a las soluciones divinas de los iluminados ni a los amuletos de los chamanes, porque en ello nos va la vida.

Si actuamos así, responsablemente, saldremos airosos en esta emergencia internacional en la que se ha registrado casi medio millón de infectados. No hay duda de ello.


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