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Virus



PETRONILO VÁZQUEZ VUELVAS


Viernes 27 de Marzo de 2020 7:32 am


AHORA que estamos en un aislamiento voluntario a causa de la pandemia del Covid-19, me puse a revisar algunos títulos en la plataforma Netflix, ha de saber usted que jamás había accedido a dicha opción de entretenimiento porque no soy aficionado a las películas y porque anda uno del tingo al tango, haciendo las actividades propias de la planeación de la Feria, que exige mucha atención y anticipación para que todo esté a punto para la fecha establecida.

Ándale, pues, ni tardo ni perezoso, abrí la película que me recomendaron, Virus, qué barbaridad, de por sí anda uno medio nervioso y aparecen los personajes y figuras principales en el distrito de Bundang-gu de Corea del Sur, donde se produce la infección de un virus mortal que se propaga aceleradamente por todo el país, causando miles de muertes.

Las escenas son apocalípticas, la pandemia, terriblemente mortal y contagiosa, se propaga más rápido que la capacidad del Estado para atender a los infectados, se toman medidas drásticas y hasta inhumanas con tal de salvar al resto de la población. A los infectados se les segrega y se les enjaula alejados de su familia para observar su evolución, miles de jaulas de malla ciclónica para controlarlos, y cuando la infección sobrepasa la respuesta del organismo, moribundos los trasladan a un estadio donde los arrojan y los incineran en masa.

No entraré en más detalles porque, aunque el pronóstico del Covid-19 es menos mortal, el ánimo de la población es muy sensible. Es la primera vez en nuestra vida que nos enfrentamos a situaciones como la que vivimos, la habíamos leído, la habíamos visto en películas, pero ahora la experimentamos en carne propia. Tan sólo de observar la soledad de las calles y avenidas, nos trasmite una sensación de sobrecogimiento, como si estuviéramos en la antesala de una experiencia dantesca o de ficción.

La gente ha respondido muy bien, el Gobierno del Estado tomó decisiones difíciles pero acertadas cuando de la salud de la gente se trata. Quienes no tenemos una función económica prioritaria, debemos aislarnos para evitar que la pandemia se salga de control, el Estado no tenga la capacidad de respuesta que esté a la altura de las necesidades y se desborde ocasionando fatales consecuencias.

Muy bien por la sociedad, es difícil estar recluido pero es mejor estar encerrados para ayudar a todos, incluidos uno mismo.


FILARMÓNICO


El exilio al que estamos sometidos de manera voluntaria en nuestras casas agudiza el ingenio, la iniciativa y bueno, también las desproporciones. Hace unos días, me llegó un Telegram con un mensaje y un audio de un gran amigo, de aguda inteligencia y visión empresarial. Me estaba presumiendo que había encontrado entre sus cosas la flauta dulce que todos utilizamos en la secundaria, según me contó había sido bueno para ejecutar dicho instrumento.

Como fondo musical el tema de Los cazafantasmas y sin asomo alguno de rubor, límites y capacidades empezó a ejecutar la singular cuánto pegajosa melodía que tuviera éxito a principios de los años 80. ¡Madre de Dios! Qué cosa tan desentonada y descuadrada, sabía que se trataba por la melodía de fondo, pero si ha tocado en frío, les juro que no se parecía en nada, absolutamente, ni con mucho a la chirimía de la Villa. Luego me dijo –ya la guardé– pensé para mí –gracias a Dios–, me imagino el descanso de su familia. 

Es un fenómeno social, entre muchos otros que aparecen con los efectos del aislamiento, poetas, músicos, infectólogos, analistas, músicos, pero sobre todo mucho ingenio, cuánto meme ocurrente, qué bueno que a pesar de los pesares no perdamos el humor tan vital para salir adelante. ¡Que viva México y Colima!