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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Cómo aprender otro idioma


Domingo 29 de Marzo de 2020 7:03 am


UNA de las materias más complicadas para la mayoría de los estudiantes, quizá sólo después de matemáticas, sea aprender una lengua adicional al español. Y casi me atrevo a decir que prácticamente no importa que sea francés, náhuatl o el tan temido, odiado y necesario inglés. En mi paso por las aulas, ya sea como estudiante o como profesor, he observado que son pocos los progresos que se observan al final del ciclo escolar y que se heredan actitudes negativas que se van acumulando año tras año. Al finalizar una carrera profesional se han tenido clases de inglés alrededor de 10 años y sólo unos pocos alumnos lo hablan en cada generación.

No quisiera ser incisivo, pero en honor a la verdad, en muchas ocasiones estas actitudes son iniciadas, fomentadas, alimentadas y/o mantenidas desde dentro del hogar. En otras ocasiones esas actitudes se aprenden o desarrollan dentro del aula de clases gracias a maestros que carecen de la vocación y/o de pares (compañeros de clase), que con ya con ciertas actitudes aprendidas, se las transmiten a otros compañeros durante la convivencia. Recuerdo frases como “para qué estudio inglés si nunca voy a ir al norte”, “el inglés es feo y no me gusta”, “es que no puedo y por eso no me gusta”, “ojalá nos enseñaran francés, italiano, náhuatl, chino, japonés o alemán”. Dicho sea de paso, nadie les amarraba las manos para evitar que estudiaran un idioma de su elección y tampoco lo aprendieron, demostrando que el problema no era elegibilidad.

Veamos cómo sí aprender un idioma verdaderamente. Primero, mi gran amigo y maestro Juan Luis González, diría que la mejor forma de aprender un idioma es tener una pareja que lo hable. Obviamente eso complica mucho la situación porque no es recomendable buscar una pareja para el beneficio de esta naturaleza. En segundo lugar, tendríamos la no poco onerosa sugerencia de visitar por unos cuantos meses el país donde hablen el idioma de nuestra elección (mínimo 3 meses, recomienda Timothy Ferriss, autor del libro La semana laboral de 4 horas); para el inglés yo recomendaría visitar Inglaterra. Para japonés, obviamente Japón. Para francés, por la cercanía, Canadá; por la aventura, Francia. Para el náhuatl, su comunidad más cercana. Nuevamente podemos caer en un dilema económico quienes no contamos con los recursos para la aventura de esa envergadura. Pero existen más herramientas al alcance de nuestros bolsillos y de nuestro tiempo.

Desde mi punto de vista, adicional a inscribirse a un curso, lo primero es sacudirse esas actitudes que nos rodean y que en miles de ocasiones ni siquiera son nuestras. Fajarse los calzones y decidirse por aprender. El entusiasmo se puede acompañar de lecturas cortas en el idioma elegido para empezar, letreros adhesivos en los objetos o artículos de uso cotidiano, películas (aunque sea con letritas o subtítulos), canciones…

Las canciones son un recurso importante hoy en día y más que antes, porque existen múltiples servicios de venta de canciones y podemos adquirirlas con facilidad sin importar el idioma. El valor agregado es que es casi seguro que podamos encontrar la letra de las todas canciones educando al oído con la vista para que podamos observar cómo se pronuncian las palabras escritas y que en lugar de oigamos pursomshugaronmi, podamos escuchar que en realidad la canción dice pour some sugar on me (derrama algo de azúcar sobre mí).

En México nos burlamos de todo, y aunque para otros efectos canaliza ansiedad, el que se burlen de quien intenta aprender un idioma resulta en un sentimiento de apatía y hasta aversión. Esta es una ocasión en que debemos aprender a hacer oídos sordos a las críticas y comprometernos con nuestro aprendizaje; los burlones siempre van a buscar encontrar pretexto, válido o no, para burlarse.

Aprender cualquier idioma es posible porque el español es uno de los idiomas más complejos del mundo; aprender otros idiomas más fáciles, no debería ser imposible.


*Psicólogo