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Vidas en juego



LUNES POLÍTICO


Lunes 30 de Marzo de 2020 7:53 am


SI ya el irresponsable desdén por a ciencia y la tecnología médica llevaron al presidente Andrés Manuel López Obrador a recomendar estampitas milagrosas y amuletos de la buena suerte contra la pandemia del coronavirus, el colmo se presentó el jueves de la semana pasada, cuando regañó al subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez por no coincidir con el cuento de que el 19 de abril casi se acaba en México la emergencia. “Más o menos” (esa fecha), respondió diplomáticamente el Subsecretario. Y el Presidente, alzando la voz, le replica airado: “¿Qué dijistes (sic)?”. “Ven acá que eso es muy importante”, le dijo a su subordinado. Sacó a relucir el talante dictatorial. Los resultados esperados al finalizar ese periodo (la fase 2) son “desafortunadamente no que pare el peligro, que pare el riesgo”, dijo casi con timidez López-Gatell. El Presidente ha entendido poco acerca de cómo evolucionará la pandemia. Cerca de junio estará el pico de contagio, auguró el Subsecretario.

A López Obrador le disgusta que lo contradigan o cuestionen sus afirmaciones, por más erróneas o disparatadas que sean. No tiene ni la mínima idea acertada, correcta, de las dimensiones de la pandemia. ¿Y cómo podría tenerla alguien que recurre a la superstición para proteger al país que gobierna de un peligro sanitario que pone vidas en juego? Con la misma irresponsabilidad de Donald Trump, el Presidente mexicano quiere que la vida siga como siempre y todo mundo entre y salga como antes de la pandemia. Le importa más la economía que la salud pública. Con esa posición, terminaría con la epidemia cobrando miles y miles de vidas y la economía más quebrantada de lo que está y lo que va a estar con la inminente recesión.

Se explica, así, que Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y usurero nacional que ha pedido a la gente que le abone por adelantado a sus préstamos por si fuese necesario cerrar su banco temporalmente, se convirtió en vocero del gobierno, llamando a continuar la vida como si nada pasara, exactamente como sostiene Andrés Manuel. Los negocios de Salinas Pliego con el gobierno son la otra razón de su vocería epidemiológica.

A México, el coronavirus lo toma en la indefensión. La emergencia llega en condiciones de una ancestral insuficiencia de infraestructura médica y hospitalaria. Si en el pasado reciente se han dejado hospitales sin terminar la obra civil (y sin responsabilizar penalmente ni a funcionarios ni constructores por tal irregularidad o abierto delito), a un año y 4 meses del gobierno obradorista, las cosas no caminan mejor. Desapareció el Seguro Popular, que funcionaba con base en un diseño adecuado y perfectible, para sustituirlo con un Insabi que no acaba de arrancar y va de la ineptitud administrativa a la inoperancia médica y clínica. Para dar un ejemplo, ya entrado el país a la fase 2 de la emergencia, el Insabi apenas está comprando medicamentos y equipo, cuando tuvo desde diciembre para avituallarse. Llama la atención que una de las compras más voluminosas sea medicamentos contra bacterias, que no funcionan contra el virus.

En plena fase 2, cuando la Secretaría de Salud recomienda quedarse en casa (cuando se puede) y evitar aglomeraciones de personas, López Obrador volvió el fin de semana a giras y encuentros sin guardar la sana distancia. Sería grave que el Presidente se contagie, pero más que imbuya en la gente que lo sigue y aún confía en él, que no se aíslen y se conviertan en propagadoras del virus. Recuérdese que trabaja para restaurar la figura presidencial fuerte del pasado –que se minó desde Miguel de la Madrid–. Pero muchos, los chairos sobre todo, siguen ciegamente sus dictados. Cuando habla, casi responden como en el rito eucarístico: “Esta es palabra de Dios”.

Mientras, el Consejo de Salubridad General, que preside un inexistente secretario de Salud (Jorge Alcocer Varela) y depende del Presidente, la autoridad en sanidad pública en emergencias, Hugo López-Gatell, se encuentra remiso por López Obrador, para que no lo contradiga en su historia de que aquí no pasa nada. Nadie lo contradice en el Gabinete, ni tiene la dignidad del ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, o del ex director del IMSS, Germán Martínez, de renunciar a sus cargos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, a las 10:30 de la noche del viernes, a través de redes sociales y TouTube, emitió un mensaje a la Nación respecto al Covid-19, donde hizo un llamado a la población a quedarse en casa para evitar se disparen los casos por coronavirus y a seguir las recomendaciones de las autoridades. También señaló que si no prevenimos, “se nos puede caer más la economía”. Se necesita que el Presidente continúe en esa posición, que entienda la gravedad y la dimensión de una pandemia que está comenzando y se va a prolongar si no se toman medidas drásticas a tiempo. Más allá del deterioro de la economía, de la acelerada corrosión de su popularidad, lo importante ahora es salvar vidas.

Contingencia económica


FRENTE a la pandemia de coronavirus (Covid-19) que afecta al mundo y ya comienza a extenderse en México, la prioridad de los gobiernos será proteger la salud de la población, pero al mismo tiempo, buscar estrategias que aligeren el impacto económico que la contingencia seguramente acarreará.

La disminución de la actividad e incluso parálisis total de las cadenas productivas traerá severas consecuencias a la de por sí frágil economía nacional. Las estimaciones de analistas y expertos señalan que el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país caerá a entre -5 y -7 por ciento este año.

Tales proyecciones colocan en una posición de vulnerabilidad a más de 31 millones de personas que laboran en la informalidad, pero también a otro tanto de mexicanos cuyas empresas y comercios deberán cerrar temporalmente, para atender la contingencia sanitaria.

El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció una serie de medidas para atender la complicada situación financiera que enfrentan los mexicanos, a partir de que se decretaron medidas sanitarias para evitar la expansión del coronavirus.

Destacó el Mandatario que se integrará un fondo de 25 mil millones de pesos, con el objetivo de otorgar créditos de hasta 25 mil pesos a un millón de microempresas o comerciantes, como fondas, taquerías o taxistas; el préstamo se pagaría a 3 meses, con una tasa de interés anual de 6.5 por ciento.

La idea es buena, pues ese sector de la población seguramente necesitará un respaldo financiero que le permita reactivar su negocio luego de la emergencia, sin embargo, habrá muchas necesidades en otros ámbitos del aparato productivo nacional que hasta el momento no se están tomando en cuenta. Para comenzar, hay otros 4 millones de microempresas que al parecer no recibirán empréstitos.

En esa situación se encuentran los constructores, hoteleros, restauranteros y otras ramas de la producción que resultarán severamente afectadas y que, sin embargo, todavía no disponen de un esquema de apoyo que les permita afrontar las pérdidas que sufrirán en las próximas semanas y meses.

De igual forma, López Obrador afirmó que su gobierno cuenta con 400 mil millones de pesos “extras” para hacer frente a la pandemia del coronavirus, así como para darle continuidad a programas sociales y proyectos de inversión del Gobierno Federal.

Sería positivo que esos recursos en verdad estuvieran disponibles, sin embargo, hasta el momento no se ha explicado dónde está esa partida, pues no aparece en el Presupuesto de Egresos 2020 ni tampoco en la Ley de Ingresos de la Federación.

Por tanto, existe el riesgo de que solamente se trate de cuentas alegres del Mandatario nacional, quien afirma que ese dinero sería producto del combate a la corrupción que ha implementado su gobierno, así como de un incremento del 7 por ciento en la recaudación fiscal.

El Presidente debe ser más claro sobre esos recursos “extras”, como él mismo los llama, pues si tiene una cantidad así reservada, deberá explicar a detalle de dónde salió, por qué la tiene y no la ejerció en su momento, qué pensaba hacer con ella si no se hubiera presentado la emergencia del Covid-19.

En el dudoso caso de que esos recursos existan, la administración federal deberá invertirlos correctamente, en una estrategia que permita enfrentar la crisis sanitaria y económica con éxito, pues se avizora una situación muy complicada para nuestro país.

Las prioridades tendrán que enfocarse a garantizar la salud de los mexicanos, invirtiendo en el abasto de insumos, compra de material sanitario y acondicionamiento de hospitales destinados a la atención de los enfermos de coronavirus.

Enseguida corresponderá a los gobiernos de todos los niveles implementar las medidas económicas que protejan a los sectores más vulnerables y luego, permitan la reactivación de la economía nacional, pues se anticipa un severo golpe a las principales ramas productivas.

Respuesta oportuna


EL gobernador José Ignacio Peralta Sánchez ha estado a la altura de las circunstancias y ha actuado bien y oportunamente ante la pandemia del Covid-19. Sólo hay dos casos confirmados en Colima (el estado que menos tiene en el país), pero como él mismo ha señalado, es mejor que algunos lo critiquen por supuestamente exagerar medidas, a dejar que el problema crezca, y se llegue a tener tantos infectados que no exista capacidad en el sistema de salud para atenderlos.

Desde que se presentó el primer caso confirmado de coronavirus en el estado, el Gobernador ha dado los pasos adecuados para tratar de contener la propagación del virus.

Al igual que otros Gobernadores (como los de Jalisco, Guanajuato y Michoacán), Peralta Sánchez tuvo una mejor respuesta que el Gobierno Federal que en un principio trató de minimizar la gravedad del problema.

En Colima se suspendieron las clases en todos los niveles educativos desde el martes 17 de marzo y no el 23, como previamente anunció a nivel federal el secretario de Educación, Esteban Moctezuma.

Además, el Mandatario estatal declaró el 18 de marzo la emergencia sanitaria, con lo que se pidió a la población el aislamiento social para contener la propagación del Coivid-19. 

Estas acciones han mostrado a un Mandatario responsable que igual que varios de sus homólogos han enfrentado el problema y en el ámbito de sus competencias han reaccionado oportunamente.

Esa es una muestra de cómo han cambiado las cosas en el país, donde hace 40 años era impensable que un Gobernador tomara decisiones pasando por encima de lo que hiciera el Presidente.

Pero una pandemia como la que azota al mundo, requiere de gobernantes responsables que antepongan la salud de la población a cualquier otra circunstancia política o económica.

Algo importante, es que José Ignacio Peralta ha sabido tomar decisiones en pro de los colimenses, sin caer en enfrentamientos con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Gobierno de la República. Todo lo dispuesto a nivel federal, se respeta y respalda desde el Gobierno del Estado.

Seguimos en momentos cruciales para tratar de contener los contagios y en eso ha contribuido también la sociedad colimense que, en su gran mayoría, ha respetado el llamado de las autoridades de mantenerse en casa en la medida de lo posible.

El Gobierno del Estado ha mejorado también en cuanto a la información sobre todo lo relacionado con la pandemia, desde la conferencia matutina diaria por parte de la Secretaría de Salud, hasta spots en medios electrónicos y anuncios en medios impresos para mantener al tanto a la población.

Aun así, el Gobernador puede y debe hacer más en estos tiempos difíciles. Es un hombre preparado, sobre todo en el área económica, que es donde se empiezan a ver dificultades y se espera una crisis una vez que salgamos del problema de salud.

Peralta Sánchez debe encabezar a su Gabinete político y económico, para ofrecer alternativas a los sectores productivos y sociales de la entidad que desde ahora han visto mermados sus ingresos.

Por lo pronto, y acertadamente, el titular del Ejecutivo anunció la semana pasada una serie de medidas y beneficios fiscales para apoyar a la sociedad colimense y a los empresarios.

Destaca que se difiere el pago del holograma y la calcomanía vehiculares, con lo que se mantiene también el beneficio del subsidio a la tenencia.

Igualmente, la condonación de recargos y multas generadas por falta de pago oportuno del agua y a quienes se les había reducido el servicio, se les repondrá normalmente durante la contingencia.

Se anunciaron créditos para empresarios para lo que inicialmente se destinarán hasta 340 millones de pesos.

También se exenta de manera temporal el pago de Impuesto Sobre la Nómina a las microempresas y se amplía el plazo de pago para el resto de las empresas, lo mismo que el pago del Impuesto por la Prestación del Servicio de Hospedaje; habrá un programa emergente de atención alimentaria y un esquema para que el campo no pare.

Lo fundamental es que el Mandatario estatal tiene muy claro que lo más importante en este momento es proteger la salud y vida de los colimenses. Eso está por encima de todo y por ello hace bien en recalcar que el Gobierno del Estado no dudará en invertir lo necesario para la reconversión hospitalaria y atender los casos críticos.

Esa es la prioridad, y en consecuencia y congruencia ha actuado Nacho Peralta y debe seguir igual. Una vez pasada la emergencia y cuando todo regrese poco a poco a la normalidad, será tiempo de poner en práctica toda su capacidad y esfuerzo para atender la inminente crisis económica que se avecina.

Covid-19 y turismo


EXISTE preocupación en los tres niveles de gobierno por el impacto económico que está causando el coronavirus (Covid-19), por lo que desde ahora se buscan alternativas para tratar de amortiguar la crisis hasta donde sea posible.

En el caso de México, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado sumas millonarias para apoyar a los grupos vulnerables, a los microempresarios y en general al comercio informal. Aquí, en Colima, el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez anunció una serie de apoyos fiscales dirigidos a la población en general y a las empresas para sobrellevar la emergencia económica que está generando la pandemia.

La semana pasada, los secretarios de Turismo de todos los estados del país coincidieron en señalar que aunque la afectación económica será muy fuerte, la prioridad actual es atender la pandemia de Covid-19.

Manifestaron que es necesario seguir las indicaciones de las autoridades de salud, “pero no cancelar vacaciones, sino posponerlas”.

Por la emergencia sanitaria, los principales destinos turísticos, entre los cuales se encuentran Manzanillo, Los Cabos, Acapulco, Cancún, Puerto Vallarta, Cozumel y Huatulco, registran cancelación de reservaciones, por lo que es muy baja la ocupación en hoteles y vuelos.

La Asociación de Secretarios de Turismo fijó una postura en la que destacó que “la paralización de la economía por la pandemia del Covid-19 impactará en una reducción de 3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto turístico”.

Detalló que si la afectación por cada punto porcentual es aproximadamente de 800 millones de dólares, el impacto total sería de unos 2 mil 400 millones de dólares, en un escenario conservador.

Por ello, el Consejo Nacional Empresarial Turístico propuso al Gobierno de México 14 medidas ante la pandemia de Covid-19, entre ellas la prórroga de 6 meses en las declaraciones anuales de personas morales y exentar el cobro en casetas no concesionadas por el mismo periodo.

Las demandas se hicieron llegar al presidente López Obrador y el objetivo es evitar la quiebra de empresas y la pérdida masiva de empleos. 

Por el comportamiento que ha tenido la pandemia del coronavirus en México, se estima que habrá cientos de casos más en las fechas cercanas a las Semanas Santa y de Pascua, que van del 6 al 19 de abril, por lo que, lo más recomendable será el aislamiento social.

Si la gente no hace caso de quedarse en sus hogares y como cada año se van a abarrotar las playas y demás destinos turísticos, seguramente generarán un gran brote de coronavirus que será muy difícil de controlar y atender con la endeble infraestructura hospitalaria del país. Se debe hacer conciencia que el problema es muy grave, pues un importante porcentaje de los contagiados, muere.

En este contexto, es acertada la medida que proponen los secretarios de Turismo de no cancelar las vacaciones con motivo de las Semanas Santa y de Pascua, sino posponerlas y trasladarlas meses adelante, cuando haya pasado la mayor crisis del Covid-19 y que se haya entrado a la fase de control.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), las llegadas de turistas internacionales en el mundo pueden caer este año entre 20 y 30 por ciento respecto a 2019, pues nunca antes se habían establecido tantas restricciones de viaje como las de ahora por el Covid-19. El descenso supondrá un desplome de los ingresos de más de 410 mil millones de dólares en el nivel global.

El gobierno de José Ignacio Peralta debe establecer un plan emergente para atender al sector turístico del estado, pues la industria sin chimeneas es uno de los pilares económicos de la entidad que cada año deja una derrama económica superior a los 6 mil millones de pesos.

El Ayuntamiento de Tecomán resolvió la semana pasada cerrar los accesos a las playas de ese municipio, como son El Real, Pascuales y Tecuanillo, con el propósito de evitar contagios.

El pasado jueves, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, llamó a la población a quedarse en casa durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, que abarca del 23 de marzo al 19 de abril, y a no viajar en Semana Santa.

Durante el próximo periodo vacacional, el Gobierno del Estado se enfrentará a la disyuntiva de cerrar los accesos a las playas de Armería, Tecomán y Manzanillo, para evitar contagios masivos o establecer filtros sanitarios en los destinos turísticos y reforzar los ya existentes.

Ante la gravedad de la pandemia, quizá lo más recomendable es sellar las playas y demás sitios que visitan los turistas, sin embargo, eso se verá llegado el tiempo y una vez que se analicen los pros y contras, las estadísticas y la situación que prive sobre el coronavirus en México y en Colima.