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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Atrapados, ¿sin salida?


Martes 31 de Marzo de 2020 7:54 am


1.- Imagine que desea escapar de la pandemia mudándose a otro país. Imagine que desea y puede pagar el traslado de su familia y usted, el hospedaje y la manutención en una nación ajena por tiempo indeterminado. Se trata de ponerse a salvo en un sitio donde las probabilidades de contagiarse de coronavirus sean tan bajas que lleve usted las de ganar en los próximos 3 ó 4 meses.

Lo consultará con su familia, investigará qué país está fuera de riesgo y cómo viajar allá, los trámites que deben hacerse y si por casualidad la embajada de esa tierra lejana sigue abierta en México. Imaginemos eso y mucho más relacionado con un viaje.

Uno de esos territorios seguros es Groenlandia. En realidad, esta enorme isla helada no es una nación independiente, sino una dependencia territorial de Dinamarca. Supongo que su escasa población ayuda a la infrecuencia de contactos con turistas y personas de otras naciones. La habitan 57 mil personas, y la mayor parte vive en la costa oeste. Según datos demográficos, hay una persona por cada 4 kilómetros cuadrados.

2.- Donald Trump es un ejemplo cabal de una sentencia popular: El dinero no quita lo patán.

Hace unos meses, el presidente de Estados Unidos hizo una majadera oferta de compra de Groenlandia. El despropósito era tan grande como la farsa. En realidad, no tuvo intención de comprar la ínsula, pues una oferta seria habría pasado antes por el gobierno de Dinamarca, país al que pertenece Groenlandia, que por los medios de comunicación.

Más sensato –no es difícil ser más sensato que Trump y otros Presidentes que se le parecen–, el gobierno danés contestó, también públicamente, que Groenlandia no está en venta. Mejor argumento no se puede encontrar. El empresario-político dejó el asunto y pasó a otros que, según él, son importantes para su nación y para el mundo. Y continúa siendo un patán.

3.- A Groenlandia la visitan menos de 3 mil turistas estadounidenses cada año. La cifra es una referencia de que turísticamente, este territorio helado es poco atractivo para quienes gustan de trotar por el mundo. (En cualquier playa de Quintana Roo, México reúne en una noche a 3 mil gringos y gringas en estado de embriaguez y bien pachecos).

Otra isla de hielo que se le parece, tiene “otros datos”. Con unos 300 mil habitantes, Islandia recibe más de medio millón de visitantes extranjeros al año. Tampoco es una cantidad que impresione a naciones como México, España, Italia, Francia o Estados Unidos, a donde cada año arriban millones y millones de paseantes.

4.- Bueno, supongamos que escoge Groenlandia porque no aparece en el mapa de coronavirus. Tendrá que viajar en avión. Tal vez en barco. En el trayecto de miles de kilómetros, horas de vuelo, ferrocarril y buque, usted se verá obligado a escabullírsele al coronavirus que se pasea por el mundo y viaja en aeroplanos, embarcaciones, trenes, camiones y todo transporte colectivo en donde un contagiado lo deja en lista de espera para cuando llegue un humano sano, toque una superficie contaminada y luego se lleve la mano a la cara. El resto ya lo sabemos. Por los mismos escollos pasaría su familia. Y usted también, claro.

5.- Con esto quiero decir que hoy no hay lugar en el planeta a dónde escapar. El virus ha tomado el planeta y nos tiene sitiados con un enorme, amenazante cerco. La única defensa es el aislamiento, las medidas de higiene elemental potenciadas a la N frecuencia y la sana distancia entre personas.

Y quiero decir también que lo peor está por llegar con abril. Eso implica medidas de contención más severas. Es probable que el periodo de aislamiento deba prolongarse. Será la fase 3. Y si llega la 4, será un estado de sitio, con eventual toque de queda y la prohibición absoluta de salir de casa a no ser por emergencia de salud o por alimentos, aunque ahora mismo lo niegue el gobierno. Nada más, y en horas restringidas. Será duro, pero más lo será si no se toman medidas drásticas, le disgusten a quien le disgusten.

6.- Acudí a dos comercios por necesidad ineludible. En uno, un muchacho a cargo de la caja de cobro, tosía, casi moqueaba y se tallaba los ojos. ¿Por qué lo obligaron a trabajar? Ignoro si está enfermo de coronavirus u otro tipo de gripe.

En otro sitio, el vendedor no guardaba la distancia recomendada. Tuve yo que retirarme para que entendiera. 

Lo mismo sucede en Walmart y Soriana. En las cajas, la distancia entre cliente y cajera es de menos de un metro. A esas empresas les importa un clavo oxidado la salud de sus clientes y no han ampliado los espacios de caja.

7.- Viene, inevitable, un periodo duro, grave, de contagios. Debemos aportar nuestra parte de responsabilidad en la medida que nos sea posible ahora, porque después será tarde o nos obligará la policía a recluirnos en casa. Estamos atrapados, sí, pero aún hay salida y pasa, en principio, por nuestras propias medidas de prevención.


MAR DE FONDO


** “A mano amada,/ cuando la noche impone su costumbre de insomnio/ y convierte/

cada minuto en el aniversario/ de todos los sucesos de una vida;/ allí,/ en la esquina más  negra del desamparo, donde/ el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,/ los recuerdos me asaltan./ Unos empuñan tu mirada verde,/ otros/ apoyan en mi espalda/ el alma blanca de un lejano sueño,/ y con voz inaudible,/ con implacables labios silenciosos,/¡el olvido o la vida!,/ me reclaman./ Reconozco los rostros./ No hurto el cuerpo./ Cierro los ojos para ver/ y siento/ que me apuñalan fría,/ justamente,/ con ese hierro viejo:/ la memoria”. (Ángel González, español, 1922-2008. A mano amada.)