Cargando



Maldonado dice



CARLOS MALDONADO VILLAVERDE

El “hubiera” inexistente


Jueves 02 de Abril de 2020 7:49 am


AUNQUE toda la vida escuché que “el ‘hubiera’ no existe”, la Real Academia Española dice que sí existe y le llama “pretérito imperfecto”. Así es que, aunque muchos de nosotros lo ignoremos, el “hubiera”, esa especie de fantasma del idioma se debate entre la persistencia de su uso y la negación consuetudinaria de nuestros padres y maestros a aceptar la ignominiosa presencia de dicha conjugación verbal.

Vicioso que soy de coleccionar tales monstruosidades de la lengua, decidí reunir algunos ejemplos significativos del “hubiera” que hoy mismo servirán para demostrar que aún en su tibia inexistencia, el “hubiera” está presente permanentemente en nuestras vidas y tiene un valor incalculable para expresar lo que, en conciencia, estamos obligados a hacer.

“Hubiera ayudado a quienes hoy lo necesitan”, será el sentimiento de culpa presente en quienes no hagan nada por los demás, por los más vulnerables, por los más cercanos. ¿Qué podemos hacer? No importa, todo cuenta, por mínimo que sea. Hoy, los actos heroicos son esas pequeñas cosas que antes no se veían, tales como, llamar por teléfono a alguien que la está pasando solo; enviar comida a una familia con problemas; donar, ayudar, colaborar… Pero también respetar y no agredir en las redes sociales, es momento de convencer para vencer, porque el enemigo es de todos y va contra todos.

“Hubiera utilizado el tapabocas”, es otra expresión muy útil para aquellos que neciamente discuten argumentando que “no hay pruebas científicas” de lo que hasta por sentido común es evidente: si queremos evitar la dispersión del virus, hay que contenerlo de todas las maneras posibles. Lavarse las manos obsesivamente, también es un “hubiera” posible.

“Me hubiera quedado en casa”, dirán aquellos que, por negligencia, salieron a pasear y convivir con amigos y desconocidos en el clímax de esta pandemia, llevando el virus en ropa, manos y cuerpo a sus casas y, en el mejor de los casos, enfermando de coronavirus, pero aún peor podría ser si contagian a sus seres queridos y alguno de estos últimos no resiste la enfermedad.

Tenemos que erradicar el “hubiera” de nuestras vidas, porque no es el momento de dejar nada para después. Firmemos el pacto con nosotros mismos de hacer lo más posible para que esta catástrofe de escala mundial pese menos en nuestra casa, en nuestra familia, en nuestra colonia, en nuestra ciudad, en nuestra patria.

Estoy por cumplir 64 años, conforme a la medida 4 anunciada por el Gobierno Federal, no debo ir a trabajar, pero estoy haciendo todo lo que es posible desde mi trinchera hogareña, aprovechando que el home office es posible en nuestros días. Desde luego que es incómodo y desde luego que hay muchas cosas que tengo en la oficina y de las que he debido de prescindir, empezando por el extraordinario café que cada mañana me tenía listo Marito en mi escritorio en cuanto llegaba a trabajar.

He tenido que cancelar reuniones presenciales, sustituyéndolas, en algunos casos, por reuniones a distancia con Zoom, una aplicación extraordinariamente eficiente para hacer video-reuniones. No me he detenido, pero no pienso formar parte de la estadística de los muertos, no. Quiero ver crecer a mis nietos y tener más; aún hay muchas cosas por hacer en mi plan de vida, después de todo, espero vivir al menos hasta los 80 años y aún faltan muchos por venir.

En los primeros días de enero fui diagnosticado con neumonía, la crisis respiratoria que se vive es desesperante, es como ahogarse todo el tiempo sin alcanzar a morir. Recibí asistencia médica, la mejor posible, y me recuperé. Pero tenía disponible oxígeno, nebulizaciones de cortisona, diuréticos, suero, antibióticos, desinflamatorios, equipo diagnóstico –desde radiografías hasta tomografías– y demás… Si hubiera necesitado un respirador, lo habría obtenido. Pero, ¿ahora?... Si no tomamos todas las previsiones posibles, si no hacemos nuestra parte, el “hubiera” aparecerá con todas sus fuerzas y estaremos arrepentidos de no haber cumplido cabalmente con lo que hoy la sociedad nos demanda.


carlos.maldonado.v@hotmail.com