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Los fanáticos en el poder



RODRIGO MARTÍNEZ OROZCO


Jueves 14 de Mayo de 2020 8:32 am


HAY personajes cercanos al Gobierno Federal que representan el ala más fanática del obradorismo. Dentro del movimiento encabezado por López Obrador hay figuras de alta valía política e intelectual, como Enrique Dussel, Lorenzo Meyer y, de la nueva generación, Gibrán Ramírez. Sin embargo, en el otro extremo del espectro racional existen aquellos cuadros fanáticos que apoyan su presencia pública en el grado de simpatía acrítica y adoración casi religiosa de AMLO: son los John Ackerman o las Sanjuana Martínez. Por último, están aquellas personalidades que, sin una cercanía ideológica o militante hacia Morena, dañan más de lo que aportan, como los Bartlett o los Salinas Pliego. En este caso, dadas las revelaciones de los últimos días, analizaremos la muy dañina presencia de Sanjuana Martínez al frente de Notimex, la agencia de noticias del Estado Mexicano.

Si hablamos de su estilo periodístico, Sanjuana Martínez se ha caracterizado por el tono sensacionalista, agresivo y a veces descuidado. Antes de llegar a la dirección de Notimex ya era evidente su simpatía con la figura de López Obrador y su compromiso con la causa, independientemente de sus razones. Evidentemente su trabajo periodístico no es de mi agrado, pero la discusión aquí es la manera en que está utilizando Notimex para atacar a periodistas críticos. Cuando me refiero a periodistas críticos, no hablo de la vieja guardia cercana a los grandes medios tradicionales. No se trata de los Loret, López Dóriga o Gómez Leyva, por nombrar los más importantes. De acuerdo con investigaciones de Aristegui Noticias, Signa Lab y Artículo 19, Sanjuana Martínez ha utilizado sistemáticamente la agencia del Estado para acosar a periodistas que considera adversarias, como la propia Aristegui, Dolia Estévez, Lydia Cacho, Anabel Hernández, Blanche Petrich, Marcela Turati y Guadalupe Lizárraga. Además, las investigaciones arrojaron la existencia de una red de bots como medio para realizar este acoso a periodistas siempre críticas.

Martínez tiene otros frentes abiertos en Notimex, principalmente el conflicto con el sindicato y diversos casos de supuesta corrupción o problemas similares. Hagamos aquí un ejercicio arbitrario de concesión a la directora y supongamos que tiene razón en su lucha contra el sindicato y que efectivamente Notimex estaba hasta el cuello de corrupción (nada raro en México). Eso no justifica, como dicen las turbas fanáticas de Morena, el ataque sistemático contra la libertad de prensa y contra un grupo de colegas mujeres con alto compromiso con su profesión, más allá de sus simpatías y antipatías políticas.

Me cuesta trabajo pensar que entre las filas de Morena no haya una mejor candidata para dirigir Notimex. Una de las ventajas de Morena como una formación política en la frontera entre partido político y movimiento social es que ha podido captar cuadros comprometidos y con alto nivel político e intelectual que fácilmente podrían tomar el lugar de Martínez. El propio López Obrador en conferencia de prensa declaró que pedirá transparencia a Facebook y Twitter para combatir el fenómeno de los bots. Fácilmente el Presidente pudo buscar otra candidata en las filas de la izquierda mexicana. ¿Por qué la insistencia en mantener en sus puestos a este tipo de funcionarios dañinos? ¿Por qué Sanjuana Martínez? ¿Por qué John Ackerman? ¿Por qué Manuel Bartlett? ¿Por qué Salinas Pliego? Cualquier partido en el poder abre el paraguas para recibir cuadros desde diferentes sectores de la sociedad y desde distintos puntos del espectro político. Pero la apertura no debe comprometer la ideología del partido y la funcionalidad del Estado. El acoso contra periodistas críticas no es poca cosa y no debe pasar desapercibido, pues Morena, como partido-movimiento surgido de la lucha, no puede permitir este tipo de prácticas en el seno de sus filas.