Cargando



Maldonado dice



CARLOS MALDONADO VILLAVERDE

La continuidad de las civilizaciones


Jueves 14 de Mayo de 2020 8:30 am


EN tanto que la cultura surge del conocimiento e inicia desde el momento en que el Homo Sapiens empieza a cultivar la tierra (y tal vez un poco antes, con la acumulación de técnicas de caza, recolección y preservación de los alimentos), la civilización es un evento tardío que ocurre hasta que los conglomerados humanos crecen y se convierten en ciudades.

En mi ya muy remota juventud, fui un lector apasionado de las teorías de Arnold J. Toynbee, quien defendió con entusiasmo la idea de que las civilizaciones se desarrollan y prosperan a través de los desafíos que enfrentan y las respuestas a éstos. Sin retos, las civilizaciones caen, víctimas de males como la tiranía, el nacionalismo, el militarismo y –sobre todo– la ceguera de sus dirigentes.

La historia en términos de desafíos es muy clara: una civilización que asume los retos prospera, una civilización que se ahoga en el conformismo se hunde. Para ello, dice Toynbee, siempre habrá una comunidad comprometida con el proyecto y un grupo de liderazgo capaz de asumir la responsabilidad creativa, ordenada y justa que lleve a todos por el camino del progreso.

No hay respuesta que sirva si deja atrás a una parte de la sociedad, por eso la “Lucha de Clases” nunca fue una solución. La sociedad que condena el éxito se auto infringe una herida mortal. La sociedad que agrede por motivos de raza, sexo, preferencia sexual, credo o nacionalidad, también cae en ese supuesto. Por el contrario, las Naciones abiertas y dispuestas reciben todo el impulso creativo, el trabajo y el esfuerzo innovador que las lleva a ser exitosas.

Hoy tenemos enfrente un enorme reto, la pandemia que nos mantiene en casa… pero no hay liderazgos. El mundo se desgasta en conflictos tales que desconcierta el enorme esfuerzo perdido. Hace un par de días, China argumentó en un documento de 30 páginas las razones por las que no se pudo haber desarrollado el virus en “un laboratorio de Wuhan”. Un líder del mundo recomienda tomar desinfectantes por vía oral o inyectados, solamente para decir al día siguiente que “era una ironía”. Otro dirigente despotrica contra los médicos porque –según él– el neoliberalismo los ha llevado a traicionar el juramento de Hipócrates.

Caminas por las calles y te encuentras con que la mayoría de las personas no usan tapabocas. ¿Falta de entendimiento o falta de liderazgo? Las redes sociales se han convertido en una forma muy eficiente de amplificar la estupidez humana. Cualquier individuo sin quehacer (y hoy mismo nos contamos por muchos) puede hacer una gráfica donde “se demuestra” que el tapabocas es “peligroso”, inclusive “mortal”. Pero, ¿cómo exigir lo que los líderes no hacen? En su conferencia diaria, Hugo López-Gatell está presente sin cuidar la “sana distancia” y sin tapabocas. El día que estuvo presente Fernando Landeros (de la Fundación Teletón) con López Obrador únicamente Alfredo del Mazo (gobernador del Estado de México) tenía puesto el barbiquejo.

No puedes proponer algo que tú mismo no cumples. No puedes liderar un ejército si tú no vas al frente. No hay imaginación, creatividad ni compromiso en lo que se hace, las decisiones han sido erráticas y la curva descendente (el “achatamiento”) de la pandemia –hoy en día– sigue sin aparecer. “Volver a la normalidad”, los “municipios de la esperanza” y demás consignas no funcionarán si la pandemia no es adecuadamente medida, controlada y –sobre todo– la población correctamente informada.

La pandemia fue una oportunidad para replantear la relación entre el poder público, la iniciativa privada, los medios de comunicación y la sociedad mexicana. La oportunidad de hacerlo pasó con más pena que gloria, el daño más grave no es el económico, sino la seguridad de que México, con todo y su enorme acervo de cultura, no avanza como civilización por el camino del desarrollo. Estamos condenados, en el mejor de los casos, a la mediocridad.

P.S. Si comparas el sueldo de un médico especialista del IMSS o del ISSSTE con el sueldo de un Diputado, Senador o del Presidente, ¿se les puede llamar “mercantilistas”? Por favor, mida sus palabras, señor Presidente.


carlos.maldonado.v@hotmail.com