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De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

Cómo enfrentar las preocupaciones


Domingo 17 de Mayo de 2020 6:49 am


DURANTE un periodo de mi vida me afectaron las preocupaciones. Eso fue hace muchos años, cuando fui estudiante universitario en la Ciudad de México; viví temporadas difíciles prácticamente solo. Me enfrentaba al porvenir con ansiedad y “rascándome solo con mis uñas”.

Al buscar apoyo y consejo profesional en la propia Universidad, encontré un maestro y orientador muy capaz que mucho me ayudó. Tanto sus palabras como las lecturas recomendadas me sirvieron, diría yo, de por vida. Aunque cada persona tiene sus circunstancias y su personalidad, lo que les diré son recomendaciones probadas. Además, están sintetizadas, por lo que para mí son oro molido.

Empezaré diciendo que la preocupación es un pensamiento de algo que ha ocurrido o va a ocurrir y que produce intranquilidad, temor, angustia o inquietud. Y aquí está la importancia de lo que uno piensa. Marco Aurelio, el gran filósofo, decía: “Nuestra vida es la obra de nuestros pensamientos”. Sí, si tenemos pensamientos felices, seremos felices. Si tenemos pensamientos desdichados, seremos desdichados. Según un hombre piensa en su corazón, así es él. No estoy recomendando un simple o fácil optimismo. No por desgracia la vida no es tan simple. Recomiendo que se asuma una actitud positiva, y no negativa. En otras palabras, debemos ocuparnos de nuestros problemas, pero no preocuparnos.

De pensamientos brinquemos a las actitudes. Nuestra actitud tiene un profundo efecto en nuestro organismo y conducta. Veamos estas dos actitudes en una misma circunstancia: “Dos hombres que miraron tras las rejas de su prisión, uno los barrotes miró, el otro las estrellas contempló”, ¿dónde te sitúas tú? O pongamos el ejemplo del vaso medio lleno o medio vacío, ¿tú como lo ves? Ahora vayámonos a tu vida, matrimonio, hijos, trabajo, salud, economía… ¿Cómo lo ves?, ¿cómo son tus actitudes? En nuestros pensamientos resaltemos nuestras fortalezas, nuestros recursos, nuestras posibilidades. ¡Contemos nuestros bienes, no nuestros problemas!

Otras sugerencias: el trabajo, el mantenerse ocupado, es uno de los mejores remedios contra las preocupaciones. Hay que tener ocupado todo el tiempo en la realización de algo constructivo. Es difícil preocuparse mientras se está haciendo algo que exige planes y meditación. Hay que llenar la vida de actividades estimulantes.

También hay que aprender a descansar. La fatiga produce frecuentemente tensión y preocupación. Y no sólo descansar, sino buscar la dosis necesaria de sana recreación. Hacer algo que te guste como escuchar música, leer, pasear, jugar a las cartas; en suma, tener buenos pasatiempos y recreaciones.

Somos seres de emociones y muchas veces no sabemos cómo lidiar con ellas, sobre todo la cólera, el resentimiento o todo lo relacionado con la rivalidad y la competencia. En la sociedad capitalista actual la competencia ha llegado a un punto que deja de ser beneficiosa ya que engendra ansiedad, fatiga, tensión y remordimiento; de hecho roba la alegría hasta de los vencedores. En los negocios e industria moderna, la rivalidad entre los que luchan por llegar a la cumbre, al cumplimiento de metas genera preocupaciones, tensión emocional y enfermedades. Ejemplo de esto son los gerentes de sucursales, de bancos, industrias, negocios. Por fortuna, algunas cosas están cambiando.

Hacer ejercicio, realizar un deporte, tener actividad física es una buena recomendación para bajar tensiones, mejorar la salud y alejar pensamientos de preocupación. Ayudar o hacer algo por los demás, contribuir a ser la alegría de los que nos rodean o fuente de esperanza para los que atraviesan momentos difíciles, son actividades gratificantes que ahuyentan las preocupaciones.

Y sobre todo tener fe en Dios, expresarle nuestras angustias para que podamos soportar a veces las más pesadas cargas sabiendo que al compartirlas se aligeran.