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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Esencia


Viernes 22 de Mayo de 2020 7:36 am


LAS crisis económicas del sistema capitalista, son fenómenos cíclicos que se repiten como resultado de la anarquía de la producción, de la libre competencia y de la contradicción principal que se manifiesta en la socialización de la producción y la apropiación privada de sus resultados. Cada vez que se presentan, lo hacen sobre bases más amplias, es decir, que las situaciones problemáticas inherentes a ellos son más profundas y complejas, a lo que se agrega que se repiten con mayor frecuencia.

La libre competencia y la anarquía de la producción, entre otros factores, son bases elementales para el desarrollo del capitalismo. Sólo que cuando expresamos ese término, requerimos entenderlo en función de la acumulación del capital, esto es, progreso y bienestar para unos cuantos, que se sustenta en la pobreza y miseria de muchísimos. Así se refleja también como sistema económico social, pues existen países altamente industrializados, y en contraparte, hay países que se mantienen en el atraso. Desarrollo y subdesarrollo, como expresiones contradictorias del capitalismo.

El modo capitalista de producción en el mundo, el presunto “ejemplo” para la humanidad de “democracia y libertad”, llega a un punto crítico que confirma ser el principal obstáculo para el desarrollo de la sociedad. La acumulación del capital y sus formas de desarrollo, se manifiestan en grado inconcebible. Sus polos opuestos expresan, por un lado, la riqueza de un selecto grupo de supermillonarios y, por otro, el grado de pobreza de millones de seres humanos en el mundo.

Ahora, al quebranto de la economía capitalista mundial, se agrega el fenómeno de la pandemia que tiene serias consecuencias como ya se ha expresado en los países altamente industrializados, los cuales, vistos en conjunto, evidencian lo desgastado del modelo económico. Si con los países desarrollados ocurre tal desastre, ¿cómo será el asunto con los países de economía dependiente?

Claro que en un escenario así, la recesión se hace presente, hay paralización de la planta productiva, el crecimiento económico se niega, el desempleo crece y más fenómenos inherentes a la crisis. Es asunto de estructura capitalista mundial, pero manejar todos esos fenómenos sólo en forma particular para nuestro país, esa es una perversa mezquindad.

Ante las crisis económicas, tiene un papel fundamental el régimen político instaurado en el poder, porque si es un gobierno que representa los intereses de los adinerados, de los grandes ricos, adopta actitudes muy claras para favorecerlos, no importa que vaya en detrimento de millones de gentes.

Esto es lo que distingue a los gobiernos burgueses tecnócratas, fieles peones de la oligarquía financiera que siguen las “sugerencias” de los organismos financieros a través del mismo mecanismo, cada que se presenta el momento de crisis: solicitar préstamos millonarios, endeudarse, con ello aseguran las ganancias de empresarios, banqueros y burguesía criolla, y le hacen pagar el costo de la crisis a la inmensa mayoría de la población, vía impuestos, topes salariales, etcétera.

Sólo que en esta ocasión de crisis, no hay en México un gobierno sumiso a los intereses de los señores del dinero, como es notorio en las medidas adoptadas para afrontar el evento. No se acude a préstamos para “rescatar” pudientes, ni se pretende dañar más aún las condiciones de existencia de los alejados de la acumulación de la riqueza. Por ello, se incentiva la dolencia y multiplican su escalada reaccionaria.

En la medida que los recursos económicos del erario público se utilizan para los “rescates” financieros, en que se imponen privilegios fiscales para la gran empresa y se castiga al trabajo, el Estado se convierte en benefactor de los señores del dinero y sus esbirros, porque tiene naturaleza clasista. La 4T no es así, no entenderlo, es sólo para los cándidos. Krupskaia, la sphère d’huîtres est arrivée.