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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Mi pata de conejo


Domingo 24 de Mayo de 2020 6:53 am


VIVIMOS en la constante búsqueda de sentido. Encontrar explicaciones nos otorga tranquilidad, aumenta nuestra sensación de tener el control de nuestras vidas, nos otorga la posibilidad de dar cierre a un proceso, a veces, por mínimo o insignificante que parezca: ¿quién no ha perdido unas llaves? Recordemos la ansiedad, la necesidad de encontrarlas, esa terrible sensación de inseguridad que se mantiene dentro de nuestro pecho. Hasta que sucede una de dos; encontramos las llaves o nos resignamos a perderlas.

No obstante, cualquiera de las dos circunstancias, muchas personas tratarán de encontrar explicaciones para el extravío, desde un descuido hasta verdadera brujería, pasando por robo y supersticiones.

El reconocido psicólogo B.F. Skinner, diseñó un experimento muy particular cuyos resultados siguen discutiéndose en aulas de psicología. Tenía varias palomas hambrientas, cada una en una jaula especialmente diseñada y allí mismo recibían alimento en ciertas horas predeterminadas. El alimento saldría por el despachador no importando lo que hicieran o dejaran de hacer las palomas. Cuando cayó la primera ración, cada paloma estaba realizando una conducta cualquiera que no influiría para recibir alimento más pronto o en mayor cantidad. Además, estas conductas eran diferentes entre cada paloma.

Pero las palomas no sabían esto, así que atribuyeron la aparición del alimento a la conducta de su predilección y comenzaron  a repetirla. Conforme recibían más alimento, más intensa y repetitiva era su conducta: sacudir la cabeza, dar vueltas en sentido opuesto a las manecillas del reloj, darse golpecitos de cabeza contra la pared. A este experimento se le conoce coloquialmente como “la superstición de la paloma”. Como sea, la superstición es una conducta común en las personas.

Prácticamente todas las personas que juegan apuestas tienen un amuleto o conducta de la suerte: tocar el suelo con el pie derecho antes que con el izquierdo al levantarse por la mañana, un objeto encontrado, una moneda de la suerte (como Rico McPato), unos calzones (como los de Año Nuevo).

Ahora bien, la superstición es por definición una creencia contraria a la razón, así que analicemos unas cuantas supersticiones y veamos su trasfondo para entender de dónde nacen y cómo podemos contrarrestar esa mala suerte.

La superstición dice que pasar por debajo de una escalera es de mala suerte, pero, ¿por qué? Ante la abundancia de mitos, el más esotérico es que se atraviesa el triángulo de la Santísima Trinidad. Es importante mencionar que, por decir lo menos, la superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. O sea, es pecado. Digo, por si estaban con el pendiente. Además que yo no recuerdo que en mis clases de catecismo o durante alguna eucaristía se haya mencionado nunca que tenemos prohibido pasar por debajo de una escalera. En sentido paralelo, pasar por debajo de una escalera, sobre todo si alguien está subiendo, bajando o trabajando en ella, expone a la persona que pasa por debajo a algún accidente, que le caiga basura, una herramienta, pintura o la misma escalera.

Martes 13. El número cuatro se considera karmático. El karma, por su parte, de acuerdo al esoterismo, es simplemente una consecuencia de tus actos. Si nos hemos portado bien, no deberíamos temer. Pero parece que la mayoría tenemos miedo de las consecuencias de nuestros actos.

Derramar sal también es considerado de mala suerte, porque la sal era muy escasa y valiosa. Una pizca de sal era una gran pérdida, sobre todo si eras un obrero que cobraba su sueldo con bloques de sal (salario). Esa creencia persiste aunque la sal es más abundante y accesible.

¿Tienes supersticiones? Si respondiste que no, recuerda la última vez que dijiste que algo era de mala suerte o si viste un gato negro y evitaste cruzar su camino. Sostener una vela mientras estas parado sobre tu cama es de mala suerte porque si se te cae… ¡Apágala pronto!


*Psicólogo