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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Los malditos datos


Martes 26 de Mayo de 2020 7:49 am


1.- De enero a mayo de este año, dijo ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, la recaudación de impuestos subió, respecto al mismo periodo de 2019, 100 mil millones de pesos, “a pesar del coronavirus”.

Quienes no pagaban, ya pagan, explicó. Es probable que muchos grandes consorcios que antes se valían de relaciones políticas y de trucos contables, ahora hayan pagado más al fisco. Un ejemplo: Walmart pagó ayer 8 por ciento de esa cantidad, 8 mil millones de pesos que debía por la venta de la cadena de restaurantes Vips.

No encuentro otra razón en una economía que no creció. Falta que se detalle cómo se recaudó más.

La noticia es buena. Significa que si el gobierno dispone de 100 mil millones de pesos más, tendrá fondos para cubrir una buena parte de las necesidades surgidas con la pandemia. Es decir, no hay pretexto para no dotar a hospitales y personal de los nosocomios de cuanto requieren para trabajar protegidos. Muchos se han contagiado y más de un ciento han fallecido por Covid-19. Es obligación del sistema de salud pública garantizar la protección suficiente.

2.- Ayer mismo, el Presidente dijo que, de acuerdo con “las proyecciones, ya vamos de salida” de la pandemia.

Hay, en cambio, “otros datos”, otros malditos datos de la realidad. Desde el 18 de mayo, cuando el gobierno autorizó a las industrias minera y automotriz a reanudar actividades bajo ciertas condiciones sanitarias, hasta ayer, el número de contagios confirmados subió de 51 mil 633 a 71 mil 105, esto es, 19 mil 472 enfermos más.

En ese mismo lapso las defunciones pasaron de 5 mil 332 a 7 mil 633, eso significa 2 mil 301 decesos más. 14 mil 20 personas contagiadas en los 14 días recientes están activas, es decir, tienen el virus, son atendidas y son potencialmente fuente de contagio si no se toman medidas preventivas.

Con la pandemia en auge, López Obrador les dice a sus gobernados que “ya vamos de salida”. Es reprobable que oculte a la población la realidad de la crisis sanitaria, porque muchos creerán que el país está casi a salvo y comenzarán a declinar la prevención. ¿Mide el Presidente el efecto de sus discursos en personas que le creen o quieren creerle? Su proclividad a la invocación de fuerzas superiores y a los “milagros” sería respetable si se tratase de un ciudadano cualquiera, pero en boca de un mandatario nacional aumentan el riesgo, por mucho que su intención sea animar a la gente.

En qué etapa real de la pandemia nos encontramos, lo dice una de las principales fábricas automotrices del país, Volkswagen, que se negó a reanudar actividades por la ausencia de condiciones sanitarias adecuadas para volver al trabajo. ¿Más claridad?

3.- Son ya varias las ocasiones en que el Presidente y su vocero en la pandemia, Hugo López-Gatell, han fijado fechas de “picos” de la epidemia. Y uno tras otro, los plazos llegaron sin cumplirse los pronósticos. Por lo contrario, la enfermedad continúa en expansión.

El mayor riesgo se encuentra en que un mal cálculo de tiempos del gobierno podría generar un repunte más grave de la pandemia. ¿De eso se trata, de apresurar el retorno a la “nueva normalidad”, concepto que se lanzó a modo de frase publicitaria sin explicación detallada? La inmunidad de rebaño (muérase quien se muera, sálvense los más fuertes y los que tengan dinero suficiente para resistir un confinamiento voluntario más prolongado) parece el camino a que lanza el gobierno a los mexicanos.

4.- La hasta ahora inaplanada curva, que se resiste a descender con sólo declaraciones optimistas sin fundamento en la realidad, nos indica que no podemos volver a normalidad alguna sin el peligro de contagiarnos y aumentar la cifra de decesos. ¿No importa? Pues sí importa. Porque cada uno de los 7 mil 633 números que cuentan los fallecimientos hay una persona que tiene familiares a quienes les ha dolido el desenlace. No, no son cifras, son personas.

La premura del Presidente por llegar a esa “nueva normalidad” que no ha definido con precisión y cada quien interpreta conforme a su imaginación, se debe a que él entiende sólo sus tiempos políticos, no los de la pandemia; le importan sus intereses políticos y electorales más que las consecuencias de su apresuramiento.

5.- Sin suficientes pruebas para detectar contagios y, sobre todo, portadores de virus asintomáticos, ¿es prudente volver a las calles, transporte público masivo, fábricas, oficinas, escuelas, restaurantes, teatros, cines, estadios, playas? 

En tanto la curva no se aplane realmente, mientras los datos muevan las gráficas hacia arriba y el descenso no sea notable, verificable y constante, no hay razón para que el Presidente envíe a la gente al paredón de fusilamiento del contagio. Sería soltar el tigre y a ver quién lo amarra, dijo alguna vez López Obrador.


MAR DE FONDO


** “No puedo saber/ cuánto hilo le faltará a mis manos/ para terminar esta tela./ Creo que ha sido la blancura/ su tenue vocación y su misterio./ La trama no es más profunda/ que el inocente azar de su dibujo/ y la solitaria fe que cifra el ritmo/ de mis manos a la urdimbre./ Quizás esta tela es toda para el viento,/ vela para un largo viaje en la inmensura/ de un lento mar que llama, lejos” (José Fernández Granados, mexicano, 1965-. El lienzo).