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Ataques británicos contra las Islas Canarias: Nelson contra Tenerife (1797)



CARLOS FERNANDO HERNÁNDEZ BENTO


Domingo 05 de Julio de 2020 7:05 am


DESDE el Leander enviaron el jolly, siendo su bote principal alcanzado por el fuego durante la noche, cuando estaba asegurando a su gente. La barcaza del Terpsichore volvió con cinco heridos y noticias de las muertes del capitán Richard Bowen, del teniente Thorp y de ocho marineros, entre los que figuraba J. Brown, así como la existencia de 10 heridos, cuatro lanchas perdidas y un cúter grande roto contra los arrecifes rocosos.

Al Culloden subió a bordo la yola nueva con dos muertos y varios heridos, mientras los demás hombres llegaban en los otros botes. Miller del Theseus tuvo informe de la pérdida de las lanchas en el lado oeste del muelle y de que uno de los cúteres del buque acabó destrozado contra las rocas. Luego el Theseus se hizo a la vela y dispararon contra él desde una batería de tres cañones.

Alrededor de las 4 de la mañana regresaron la barcaza y dos cúteres del Zealous con la tripulación. En el cúter negro volvió un hombre herido y el cadáver de Thomas Dagnam. Una media hora más tarde lo haría el amarillo, después de serle imposible el desembarco, trayendo al capitán Darley, al capitán de marines y al segundo teniente, Walter Robey. Finalmente volvió el jolly con otro teniente más.

La barcaza del Zealous tampoco había logrado tocar tierra. Los que sí que pudieron hacerlo fueron el capitán Hood y el teniente Webley, los petty officers y los marineros, que en su momento informaron de que la lancha del Zealous, su pinaza y la embarcación apresada a los españoles, habían dejado en tierra 230 hombres, entre tropa y tripulación, y que las barcas estaban destrozadas en la playa por efecto del fuerte oleaje. El capitán Thompson del Leander dio órdenes a las unidades del Zealous para que remolcaran la fragata Terpsichore hasta Santa Cruz, cerca de la gente que había bajado a tierra.

Con la luz del día, desde el Culloden, se pudo observar cómo algunos no lograron efectuar el desembarco. El estado de la mar era inestable y había un fuerte oleaje, por lo que muchos fueron destrozados contra la playa, mientras que algunos otros eran hundidos por el fuego enemigo.

Sobre las 5 de la mañana el capitán Thompson del Leander subió a bordo de su barco procedente del Theseus herido en los brazos, mientras que la lancha del Culloden regresaba sin poder desembarcar. Media hora más tarde volvieron los dos cúteres del Leander que estuvieron remolcando al Fox antes de su hundimiento. A las 6 las yolas y el cúter grande del Culloden hacían lo propio después de dejar en tierra a sus hombres, sin embargo, la pinaza y el jolly se destrozaron contra la costa sin posibilidad de salvación.

Entre las 6 y las 7 volvieron los botes del Leander, mientras las fragatas levaban anclas y eran remolcadas fuera de tierra. Sobre esa misma hora el escuadrón permanecía en compañía, barloveteando frente a Santa Cruz, y de la población salió la bandera de paz, pudiendo los ingleses recuperar a algunos de sus capitanes: Troubridge, Miller, Hood y Waller, con parte de sus hombres que estaban en la costa. Como ya habíamos visto, el capitán Bowen del Terpshicore y su primer teniente habían muerto, mientras que Thompson del Leander y Fremantle del Seahorse habían sido heridos.

Pero, mientras los ingleses pasaban todas estas tribulaciones en la mar, ¿qué es lo que estaba ocurriendo en tierra?

Troubridge, comandante de las tropas de desembarco, hizo en su momento un informe oficial dirigido a Nelson con todo lo que ocurrió en las calles de Santa Cruz, dando en él las razones por las que les fue imposible cumplir con ninguno de los objetivos marcados en el plan que tenían para ese día: entrar por el muelle y capturar el castillo de San Cristóbal. Según ese informe… (Continuará).