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Ciencia nuestra de cada día



ALFREDO ARANDA FERNÁNDEZ*

Ciencia útil


Domingo 05 de Julio de 2020 7:03 am


UNA típica: “¿Pero hacen algo que sirva o solo artículos que se quedan en el anaquel y que nadie lee?”; “A ver, ¿de qué ha servido lo que han hecho?, ¿qué problema social han resuelto?”. Otra muy popular a la hora de discutir sobre la ciencia en México o Colima es la siguiente: “¿Por qué, en lugar de andar investigando cosas que a nadie le interesan, no se ponen a resolver problemas verdaderamente importantes, como el de las epidemias o el agua o la pobreza?”.

A primera vista esas preguntas, hechas casi siempre dentro de conversaciones o situaciones en las que se discute sobre la importancia de la ciencia o el poco apoyo que ha tenido en nuestro país, parecen genuinas, contundentes e importantes; vaya, ¿cómo no se me había ocurrido pensar en eso? En realidad están mal formuladas. Denotan claramente un desconocimiento básico de cómo funciona la investigación científica o una excusa barata para eludir responsabilidades.

Pongamos algo en claro antes de que surjan pasiones bajas. Sobre la frase de los artículos de anaquel, aquellos que sólo se escriben para llenar libreros y que no sirven de nada, es pertinente aclarar algo de manera inmediata: si no se leen y sólo sirven para llenar bibliotecas, entonces son de pésima calidad. No sirven, efectivamente. Lo mismo pasa con las patentes, que a veces algunos confunden con resultados que sí sirven. Patentes y artículos que no sirven, que son de mala calidad, terminan en un rincón, sin ningún impacto. Hay que trabajar para eliminar eso.

Lo que sirve, lo que tiene impacto, es lo que se hace con gran calidad y rigor. No importa el área, no importa la pregunta o problema que se quiera entender y/o resolver, si la investigación se hace con calidad, el artículo/patente producido generará un impacto en la comunidad científica y, por ende, en la sociedad. No se trata de si es artículo o no, se trata de si tiene calidad o no.

Ah, y la calidad cuesta, mucho. Se necesita personal sumamente calificado, una infraestructura sofisticada y mucho tiempo. Para poder tener impactos notorios, visibles, tangibles, trascendentes, es necesario invertir tiempo y dinero. No hay atajos. Lo demás serán charlatanerías (que abundan) o fluctuaciones y accidentes que permitirán regocijarnos por unos días, pero que no generarán un impacto sostenido ni sistémico.

Claro que ante la necesidad de resultados visibles, inmediatos, pareciera que la ciencia tenga problemas en ser atractiva. Así es, sí, tiene ese problemita, en todo el mundo, aunque en algunos lugares más que en otros. Por lo general se requiere de mucho tiempo para poder dar resultados y nunca, pero de verdad nunca, se pueden garantizar. Sabemos que algo de beneficio saldrá, siempre sucede, pero no podemos estar seguros de qué ni cuándo. Dicho así pareciera que es imposible confiar, y lo inmensamente interesante es que es, en realidad, lo único verdaderamente confiable.

Definitivamente no es una cuestión sencilla para las personas que toman decisiones, ya sean gobernantes o autoridades académicas. Lo que sí es fácil, y que comparto con ellas, es lo siguiente: si alguien garantiza un resultado, es un fraude. O ya está hecho o manipulará los resultados. Si alguien se acerca a ustedes y les habla de proyectos relacionados específicamente con los problemas más famosos y mencionados en el momento (y su región), que beneficiarán a toda la población y en poco tiempo, que sólo necesitan de su apoyo porque además, pobres ángeles, han estado castigados o bloqueados por las represora comunidad científica que busca publicar artículos que nadie lee, seguramente, con demasiada probabilidad, le estarán tomando el pelo. Son timadores y algunos de ellos son tan buenos y convincentes que se han logrado engañar a sí mismos.


*Coordinador General de Investigación Científica de la Universidad de Colima


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