Cargando



La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Sabiduría de la gente sencilla


Domingo 05 de Julio de 2020 7:04 am


EL señor Jesús, en presencia de sus discípulos, se dirigió al padre del cielo y le dijo: “Te doy gracias, padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”.

Jesús se refería a las verdades eternas que para la salvación del hombre, Dios ha revelado en plenitud, a través de su hijo Jesucristo en unidad con el padre y el Espíritu Santo. Jesús nos dice hoy que el contenido de la revelación sólo es aceptado a la luz de la fe y es patrimonio de los sencillos y humildes, de los que tienen ojos limpios y corazón, capaces de amar generosamente a Dios y al prójimo.

La ciencia no es, de ninguna manera, reprobable. Dios dotó al hombre de una inteligencia privilegiada para que profundizara en los misterios de la naturaleza y de la gracia, y así. Con sencillez de corazón reconociera al creador del universo y su amor infinito hacia el hombre. Pero, algunos están deslumbrados no por la ciencia, sino por el orgullo y vanidad, y utilizan la ciencia y la técnica para lanzarse contra los mandamientos de Dios y su justicia. No necesitan de Dios y rechazan su mensaje redentor.

Jesús, siendo señor de todo lo creado, no ostenta ningún dominio ni poder al estilo de los poderes de este mundo. Su dominio fue el de la sencillez, el de la pobreza, la mansedumbre, el amor, el servicio. A la hora de buscar colaboradores, seleccionó 12 hombres que sólo entendían de redes y pescados. Y para realizar la redención universal, escoge “el fracaso de la muerte de cruz”. Jesús nos enseña con su ejemplo.

Jesús tiene predilección por la gente sencilla de corazón, que acepta verdades reveladas porque confían en la sabiduría y el amor de Dios que no puede engañarnos, obedecen los mandamientos y siguen adelante en la lucha diaria de la superación humana y cristiana. Esta es la gran sabiduría evangélica que no se opone al progreso ni a la instrucción, sino que crece a la par de los avances legítimos de la ciencia. La fe sublima la inteligencia humana, la humanidad no deprime al hombre, sino que lo hace auténtico y verdadero.

Si fuéramos más sencillos y humildes de corazón, tendríamos mayor armonía interior, más serena paz con los demás, más profunda sabiduría de las cosas de Dios y del hombre, una acción más decidida a favor de las necesidades del prójimo y más alegría en el seguimiento de Jesús.

Amigo(a): Es muy importante encontrarnos con Jesús en la Eucaristía, pedirle que destierre de nosotros todo orgullo y autosuficiencia para que gocemos de las verdades y podamos ser testigos del Evangelio en nuestro caminar hacia la casa del padre, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y de todos los santos, llevando consigo a los hermanos.