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El discurso de AMLO a Trump



RODRIGO MARTÍNEZ OROZCO


Jueves 09 de Julio de 2020 8:00 am


EN un miércoles caluroso, Trump y AMLO se encontraron. Frente a los medios de comunicación, ambos Presidentes pronunciaron discursos dignos de analizarse. El mensaje de Trump fue corto. Se limitó a reconocer al Presidente de México; la utilidad de haber reemplazado el TLCAN por el T-MEC; una breve mención sobre el problema de las drogas, armas y trata de personas; y, por último, la cuestión de la venta de ventiladores a México para combatir el coronavirus. Durante el discurso, Trump se refirió a los mexicanos residentes en Estados Unidos en términos muy positivos y evitó mencionar el asunto del muro. Contrario a lo que muchos temíamos, Trump, esta vez, no lastimó la dignidad nacional. Hay mucho que decir sobre la intervención de Trump, pero el discurso de López Obrador es mucho más interesante.

López Obrador, contrario a lo que hace regularmente, no improvisó el mensaje, pues sabía que debía cuidar cada palabra pronunciada. El discurso, pues, se dividió en dos partes, la primera de corte económico y la segunda plenamente política. Esta estructura no es casual. Iniciar su intervención con temas meramente económicos y comerciales le sirvió a AMLO para dos cosas. En primer lugar, para justificar una visita muy cuestionada en tiempos electorales, López Obrador se amparó en la reciente aprobación del T-MEC, motivo suficiente para una visita presidencial, según su perspectiva. Así, pues, la primera mitad del discurso fue sobre cuestiones comerciales como el déficit que tiene la región, las ventajas de concentrar la producción suministro y mano de obra en Norteamérica, los derechos de los trabajadores, entre otras cosas. En segundo lugar, comenzar con cuestiones meramente comerciales le dio la oportunidad de, sutilmente, preparar el terreno para los temas políticos que, evidentemente, son potencialmente más espinosos que los temas comerciales.

López Obrador hizo énfasis todo el tiempo en la posibilidad de un entendimiento efectivo entre ambos presidentes a pesar de las diferencias ideológicas, lo que, en consecuencia, se traduciría en el principal interés histórico de México frente a EU: el reconocimiento de la soberanía de un país débil frente a uno fuerte. Para sostener su postura, AMLO utilizó los ejemplos de Juárez y Lincoln (republicano), primero, y Cárdenas y Roosevelt (demócrata), después. Si bien las referencias históricas (a veces desafortunadas), son práctica común de nuestro Presidente, dichas referencias cobran especial importancia en un discurso frente a Trump, quien, desde su nacionalismo reaccionario, no puede ir contra figuras históricas nacionales y sacralizadas.

“En vez de la doctrina Monroe, usted ha seguido el sabio consejo del ilustre y prudente George Washington, quien advertía que las Naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos. Usted no ha pretendido tratarnos como colonia. Ha honrado nuestra condición de Nación independiente”, afirmó AMLO para cerrar su discurso. A nadie se le olvida que Trump amenazó con incrementar progresivamente los aranceles si México no detenía las caravanas migrantes. Sin embargo, en el discurso, AMLO logró lidiar con Trump de manera exitosa. En el papel, consiguió un equilibrio entre la cooperación y la soberanía nacional, sin que su visita represente un factor electoral efectivo a favor de Trump.