Cargando



De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

Tres del tío


Domingo 02 de Agosto de 2020 6:50 am


1.- Los chaparros de colima. Dos amigos se encontraban charlando placenteramente en un céntrico café de la Perla Tapatía. Uno de ellos, Jorge –de enorme estatura y originario de Colima–, comentaba a su interlocutor sobre el modo de ser de la gente de Jalisco. ¿Habrá cierto aire de superioridad entre las personas de esta región?, se preguntaba. ¿Qué querrán decir los forasteros, cuando despectivamente llaman a alguien de por aquí, como “jalisquillo”? ¿O tú qué crees Pepe? ¿Será arrogancia o un auténtico orgullo pertenecer a la tierra que, cuando pierde, arrebata? ¿O Jalisco nunca pierde?

Ante esta avalancha de preguntas, José –oriundo de Guadalajara– contestó primeramente alabando la calidad y hospitalidad de los originarios de la Antigua Nueva Galicia, sin embargo, un aguijón de duda quedó encajado en su mente. La verdad –repuso José– nunca me había puesto a pensar sobre el carácter o el modo predominante de ser de nosotros, los de Jalisco. Somos algo persignados y defendemos a Guadalajara y a nuestra región, pero de eso a que seamos arrogantes y nos creamos mucho, pues hay mucha diferencia, ¿no lo crees? Yo pienso que tendríamos que observar detenidamente y analizar lo que nos suceda en nuestras relaciones con la gente tapatía, para fundamentar mejor una opinión sobre esa sensación de superioridad que acabas de mencionar y suponer.

No había terminado su frase cuando dos personas de muy escasa estatura, con sombrero de ala ancha, nutrido y retorcido bigote, atuendo de ranchero acomodado, de piel tostada por el sol y mirada de perdonavidas se acercaron a su mesa, con cierto estruendo en cada paso por las botas vaqueras que calzaban. Ante esto, José volteó hacia ellos, los reconoció como amigos y se dispuso a presentárselos a Jorge, quien permanecía sentado, ocultando bajo la mesa su larga humanidad. “Mira Jorge, te voy a presentar a dos amigos...”, dijo José mientras estas personas, con un aire de soberbia y mirando por encima del hombro a quien iba a serles presentado, se aprestaban a decir: “Somos Fulano y Zutano de los Altos de Jalisco”. Jorge, ante esto, decidió levantarse de su asiento, extender su inmensa anatomía y decirles: “Soy Jorge Portillo del Toro, de los Chaparros de Colima”.

2.-En la Feria. Hace muchos años, la Feria de Colima se realizaba en el Jardín Núñez de nuestra capital. Concurrían muchas personas y llegaban a sus instalaciones desde las avenidas aledañas al Jardín. En una ocasión estaban dos personas platicando, ya ubicadas en los terrenos de la Feria y viendo hacia lo lejos en una de las avenidas que desembocaban precisamente en la Feria. Comentaban entre sí: “¡Cada día viene más gente!”, “¡Mira nada más, este río de gente!”, “¡Es un gentío y de todo tipo!”, “Mira, mujeres, hombres, chicos, grandes, gordos, flacos, ¡de todo!”. En una de esas uno enfocó mejor su visión y dijo: “¡Viene gente hasta a caballo!”, al ver que alguien sobresalía de la multitud. El otro también enfocó su mirada y dijo: “¡No!, no viene nadie a caballo, es Jorge Portillo, ¡el de más de dos metros que viene a la feria!”.

3.-Estadísticas. Después de la muerte de mi tío Jorge (1916-1998), su habitación quedó sin ocuparse por varios años. En ella se encontraban, aparte de su enorme cama, un escritorio, cuadros y fotografías, objetos varios y decenas de libros.

Un día, hurgando libros, me encontré un apunte con unas estadísticas sobre mi tío, escritas en 1984: 68 años, 816 meses; 3 mil 754 semanas; 25 mil 20 días; 600 mil horas; 36 millones de minutos; 2 mil 160 millones de segundos; 75 mil comidas; 50 mil litros de agua bebidos; 29 mil cafés; 125 mil idas al baño; 288 millones de respiradas; 2 mil 520 millones de latidos de corazón; 16 cambios de ocupación y negocios; 50 mil pendej… hechas aproximadamente; 243 mil pendej… dichas aproximadamente; 50 mil horas trabajadas aparentemente; 40 mil horas en el café.