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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Una piedra en el zapato


Martes 04 de Agosto de 2020 7:02 am


1.- Acosado, perseguido, sin ruta de escape clara, José Antonio Yépez, El Marro, fue capturado por el Ejército. En el cuadro de honor del crimen organizado, es capo de medianías. Había construido un pequeño imperio delictivo con el robo de combustibles a Pemex en Guanajuato. El saqueo de gasolinas y otros carburantes le permitieron acumular dinero suficiente para pagar sobornos, campañas electorales de políticos bajo su control y financiar un creciente cártel que resistió por meses los embates gubernamentales y de su mayor enemigo, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Atrapado la semana pasada, hoy está preso y le espera una larga condena a perpetuidad.

2.- El Marro implantó un estado de terror en Guanajuato mediante la violencia. Ese estado se convirtió en los 2 años recientes en el territorio donde los homicidios sumaron casi 3 mil anuales. Si bien Yépez aportaba su propia cuota cruenta a ese ambiente, la sangre derramada se originó en el enfrentamiento permanente con el narco de Jalisco. Es alta la probabilidad de que el motivo de la disputa sea el control del huachicoleo, un negocio sucio y fácil: la vigilancia de los ductos es insuficiente y es sencillo encontrar socios clandestinos en Pemex mediante los buenos oficios del poderoso caballero Don Dinero. 

El poder financiero y militar del cártel de El Mencho es superior al de El Marro. Yépez resistió cuanto pudo, equivocada su estrategia: cada vez mayor violencia. Nunca entendió que las ráfagas de balas son un recurso más en el submundo de la delincuencia y ni siquiera el más importante. La “paz narca” es el ambiente deseado por los capos.

3.- Fugitivo permanente, acosado, cercado El Marro resintió un golpe duro del Ejército cuando detuvieron a su madre y otros familiares. Liberados casi de inmediato –porque la justicia generosa para los criminales suele ser pronta y expedita– esos parientes significaron el flanco más débil de un capo que no estaba preparado para serlo ni tenía la inteligencia suficiente para mantenerse en una de las cumbres del delito. 

Puesto contra la pared por las acciones castrenses, Yépez mostró su pequeñez mental. Subió a redes sociales un video desafiante, amenazó con convertirse en “una piedra en el zapato” para el gobierno y lloró. Ese mensaje me recordó una excelente película estadounidense de 1984: Never cry wolf (Nunca llores, lobo) titulada en español Los lobos no lloran. Sanguinario, El Marro habitó un territorio de lobos y nunca fue uno de ellos.

4.- Este es el primer capo encarcelado por el Gobierno Federal. Aunque Yépez fue un personaje mediático, excesivamente visible, de cruenta fama, su importancia en el mapa de la delincuencia organizada de México es apenas mediana. Su cártel, Santa Rosa de Lima, está fracturado. Por mucho que familiares suyos lo sucedan, sus días de esplendor se han terminado. No es gran cosa, pero cuenta. Se le tenía que perseguir y capturar.

Otro capo, ese sí de primera línea, Ovidio Guzmán, capturado en Sinaloa, fue liberado unas horas después, sin pisar cárcel, por orden presidencial. El hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, habría sido un símbolo de la lucha del régimen obradoriano contra la delincuencia organizada. Ha marcado al Gobierno Federal con diversas interpretaciones de la decisión presidencial. La explicación menos creíble fue la del propio López Obrador.

5.- Preso El Marro, casi desmantelada su organización, el hecho está lejos de resolver la violencia en Guanajuato y el saqueo de combustibles. Cerrada una puerta con la captura de Yépez, se abre otra, acaso más grande, a sus competidores. Evidentemente, el cártel de Jalisco aprovechará la circunstancia para establecer un dominio casi indisputado en esa tierra. En el narco sucede como en la política: nicho de poder que se vacía es ocupado por otras fuerzas. Tal es el caso.

Las alianzas efímeras de Yépez con otros cárteles nunca dieron buenos resultados. Se entiende que los aliados hayan perdido interés en un negocio, el del huachicoleo, que va de frente contra el discurso presidencial. Se deja lo menos para resguardar lo más. Si el de Jalisco u otro cártel establece dominio pleno en Guanajuato, la violencia será menor, pero no desaparecerá del todo. Como el pasto que se poda, renace. Así es esto.


MAR DE FONDO


** “A aquel hombre le pidieron su tiempo/ para que lo juntara al tiempo de la Historia./ Le pidieron las manos,/ porque para una época difícil/ nada hay mejor que un par de buenas manos./ Le pidieron los ojos/ que alguna vez tuvieron lágrimas/ para que contemplara el lado claro/ (especialmente el lado claro de la vida)/ porque para el horror basta un ojo de asombro./ Le pidieron sus labios/ resecos y cuarteados para afirmar,/ para erigir, con cada afirmación, un sueño/ (el-alto-sueño);/ le pidieron las piernas,/ duras y nudosas,/ (sus viejas piernas andariegas)/ porque en tiempos difíciles/ ¿algo hay mejor que un par de piernas/ para la construcción o la trinchera?/ Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,/ con su árbol obediente./ Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros./ Le dijeron/ que eso era estrictamente necesario./ Le explicaron después/ que toda esta donación resultaría inútil/

sin entregar la lengua,/ porque en tiempos difíciles/ nada es tan útil para atajar el odio o la mentira./ Y finalmente le rogaron/ que, por favor, echase a andar,/ porque en tiempos difíciles esta es, sin duda, la prueba decisiva” (Heberto Padilla, cubano, 1932-2000. En tiempos difíciles).