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El rey Juan Carlos, Fox y las democratizaciones



RODRIGO MARTÍNEZ OROZCO


Jueves 06 de Agosto de 2020 7:04 am


EL dictador español Francisco Franco gobernó España con puño de hierro de 1939 hasta el día de su muerte, el 20 de noviembre de 1975. La caída del dictador desató el proceso de la transición a la democracia desde un régimen autoritario como el de la dictadura franquista. De acuerdo con la Ley de Sucesión de 1969, el heredero de la jefatura del Estado sería Juan Carlos de Borbón, después llamado Juan Carlos primero. La transición española fue un proceso político que implicó la presión popular desde abajo y una serie de pactos entre las élites política y económica para dar paso a un nuevo régimen, el de la monarquía constitucional parlamentaria. En esta serie de pactos, Juan Carlos de Borbón jugó un papel destacado, pues brindó estabilidad al régimen de transición y respaldó la formación de gobiernos más o menos funcionales para impulsar el proceso constituyente, a la vez que rechazó los intentos golpistas de los sectores más conservadores del ejército español, como el del coronel Tejero en 1981. Tras negarle el apoyo a Tejero, Juan Carlos puso fin al último intento de frenar el establecimiento de la democracia en España. El régimen de la monarquía constitucional se estrenó mostrando su eficacia.

Sin embargo, fue el propio rey Juan Carlos el que condenó la memoria de su legado desde la soberbia característica de las familias reales. En los últimos años, el rey ahora “emérito” ha estado en el centro de diversos escándalos que han minado la popularidad de la familia reinante, aunque aún no sabemos si de la institución monárquica como tal. Juan Carlos de Borbón abandona España por la puerta de atrás entre sospechas de supuesto enriquecimiento ilícito y posesión de cuentas millonarias. Corresponde a la justicia española determinar si el rey recibió una comisión por parte de empresas españolas tras obtener una concesión para construir un tren de alta velocidad en Arabia Saudita en 2011. Con todos los escándalos y soberbia a cuestas, Juan Carlos de Borbón puede decir que aprovechó la oportunidad histórica para influir decisivamente en la instauración de la democracia en España. Que se vaya, si quiere, y que deje a los españoles decidir su futuro.

A diferencia de Juan Carlos de Borbón, Vicente Fox llegó a la jefatura del Estado como el paladín de la democracia mexicana. En un principio, el rey fue visto como un elemento de continuidad del régimen franquista sin Franco, sin embargo, el éxito de la transición difuminó esa imagen inicial. Fox comenzó su sexenio en medio de un espíritu triunfalista y con grandes expectativas: por fin México había entrado en el club de la modernidad democrática con libre mercado. El resto de la historia es ampliamente conocida (y padecida). El gobierno de Vicente Fox fue incapaz de aprovechar la oportunidad histórica que le brindó el electorado mexicano en las urnas. Si bien con el triunfo panista se consolidó el pluralismo electoral, dicho pluralismo sirvió para fortalecer un sistema de partidos con alto déficit de representatividad y perspectivas de transformación profunda. Los pactos de gobierno característicos de la transición española se transformaron en pactos de impunidad y corrupción transexenales.

Fox nos heredó a Calderón y su guerra, mientras que Juan Carlos de Borbón colaboró en la construcción de un régimen democrático. Ambos dejaron pendiente la justicia para las víctimas de crímenes de guerra y lesa humanidad. Lo que ambos casos ilustran es el de la democracia como espacio en disputa y cambio constante, no como punto final de una evolución histórica que ha llegado a su punto evolutivo más alto. La construcción de un régimen democrático estable y funcional, como el español, o la existencia de ciertas características de un régimen democrático en formación, como el mexicano, no implica que la naturaleza de dichos regímenes no esté en discusión. Aún nos falta conocer los límites de la mutabilidad de las democracias.