Cargando



Sabbath



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Una temporada extraña


Sábado 08 de Agosto de 2020 8:28 am


1.- La temporada de caza próxima será extraña, atípica. Nunca antes se presentaron circunstancias como las de estos días de pandemia. Alterada la regularidad con que antes se tramitaban licencias, permisos, cintillos y permisos de transportación de armas de fuego, queda la sensación de desconcierto. Los clubes cinegéticos han orientado a sus socios de manera que uno puede seguir las instrucciones y resolver los escollos desconocidos. La incertidumbre y las dudas, sin embargo, persisten hasta comprobar en los hechos una realidad nueva pero funcional. Un tanto más de desconcierto inicial, sin embargo franqueable.

2.- Una de las dificultades proviene de dos dependencias gubernamentales: la Sedena y la Semarnat. La primera, sin autoridad legal alguna, exige que la licencia de caza esté vigente en 2021. Sólo así se tramita el permiso de transportación de armas. ¿Le incumbe a las Fuerzas Armadas un asunto de una oficina de Medio Ambiente? ¿Por qué interviene fuera de sus facultades y decide sobre lo que a otra instancia de gobierno le corresponde? Estamos ante un exceso de burocracia y un abuso de autoridad.

La Semarnat sigue en las mismas. Para recibir la licencia de caza se ha de esperar un mes o más. Ya lo había escrito: se envía la documentación de los cazadores colimenses a Morelos porque a un inteligentísimo burócrata se le ocurrió transferir a aquel estado la máquina con que aquí se elaboraban las credenciales. Por ese aparato bregamos mucho tiempo los colimenses y ahora nos han despojado de él. Así anda y estila ahora la torpeza burocrática. Queda el recurso de tomar un curso privado para obtener licencia por tiempo indefinido y cuesta por lo menos mil 500 pesos más los gastos de traslado al lugar donde se imparte fuera de Colima. Agréguense los riesgos sanitarios. Aun así, tras recibir la constancia, de todas maneras hay que ir a plantarle cara a Semarnat.

 3.- Supongamos que los trámites se han cubierto y el cazador tiene los documentos necesarios en su poder para practicar su afición. La lista es larga como la pandemia. ¿Y qué encontrará una vez abierta la temporada 2020-2021? Veamos.

Está lloviendo con regularidad y en abundancia. Buena noticia. La agricultura dará buenas cosechas de cereales. Habrá en los campos de labranza maíz, sorgo, arroz y ajonjolí. Los campesinos trabajan ejemplarmente, como siempre y aun en tiempos de adversidad. En consecuencia las huilotas dispondrán de comida suficiente. Eso significa grandes parvadas y más oportunidades de disparo. Es probable que la migración de palomas de alas blancas, huilotillas y moras se cuente por cientos de miles en nuestro territorio como en los mejores años.

Recientemente, he visto volar algunas bandas breves de la majestuosa paloma mora. Me queda la impresión, por sus desplazamientos, que están en plena crianza de los pollos y alimentándose de semillas de higuerilla, de donde adquieren, si no se les cocina correctamente, un dejo de amargor. Es sencillo eliminar ese sabor. Basta con tirar el agua de la primera cocción. De las collarejas o habaneras, especie invasora, las hay hasta en las banquetas de la ciudad. Urge que la burocracia de Vida Silvestre de Semarnat despierte y autorice cazarlas todo el año antes de que dañen más a las palomas nativas y migratorias.

4.- Espero venados gordos a finales de año. La lluvia ha pintado de una veintena de tonos del verde los campos y las sierras. Árboles, matorrales y hierbas han crecido como pocas veces antes. Ciervos, jabalíes y otros bichos se dan banquetes. Los frutales silvestres regalarán drupas y bayas para alimentar las manadas.

Si el temporal sigue regular y no nos sorprende con lluvias extemporáneas, la berrea de los ciervos comenzará como Dios manda, a finales de diciembre. Para ese tiempo, los montes habrán mermado su imbricada vegetación y será menos difícil ver a tiempo las reses y los suidos, si bien la temporada de caza de estos últimos comienza en noviembre.

5.- Con toda su carga de extrañeza, la temporada inminente se augura generosa. Pero ¿y la pandemia? Nadie sabe si permanecerá hasta finales de año ni cuándo con precisión se dispondrá de la esperanzadora vacuna. Y el gobierno, ya sabemos, en materia de pronósticos sirve para maldita la cosa.

Como fuere, los cazadores tenemos algo a favor. Si algún sitio es seguro frente al virus, ese es el campo. Claro, si se respetan las medidas sanitarias cuando se caza en grupo. Ya sabrán los huiloteros cómo arreglárselas para traslados y convivencia. Es posible que ya iniciada la temporada, todavía se necesite el cubrebocas y la sana distancia. Quienes se transportaban en un vehículo, tal vez ahora deberán hacerlo en dos, pongamos por caso.

La cacería de venado a la espera es más segura. Si bien en ocasiones requiere traslado en grupo, en el puesto se está solitario por largas horas, en un ambiente limpio, con un aire más sano que alma de recién nacido y sin más peligros que los inherentes a la cinegética.

En suma, la temporada que viene empieza a asomar buena cara. Esperemos que así sea en adelante, que de malas sorpresas, estamos hasta la progenitora.