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De ayer y de ahora



ROGELIO PORTILLO CEBALLOS

Ante la adversidad


Domingo 09 de Agosto de 2020 7:01 am


¿QUÉ hacer cuando enfrentas la adversidad? Aquí puede haber varias respuestas dependiendo del tipo de adversidad y si la persona está preparada para enfrentar el infortunio, o si es tomada por sorpresa y sin las armas suficientes para hacerle frente. La sabiduría antigua nos advierte: es en tiempos de seguridad cuando el espíritu debe prepararse para los futuros contratiempos. Uno ha de aprovechar aquellos momentos en que la diosa fortuna le sonría, pues un día sonríe y otro castiga. Quienes no se hayan fortalecido mientras podían, sufrirán las consecuencias. También los antiguos señalaban: tenemos que adoptar la moderación, la frugalidad como hábito, vivir con lo justo y necesario, evitando los excesos, lo superfluo y el lujo; prepararnos para la dificultad y concientizarnos que los buenos y los malos momentos son tan pasajeros como la vida misma.

Todos atravesamos por adversidades y momentos difíciles en nuestra vida. Actualmente por la pandemia estamos enfrentando una adversidad masiva que afecta prácticamente a toda la población. A unos los afecta más que a otros por la situación con que los sorprendió. Muchos de la noche a la mañana se han quedado sin trabajo o han disminuido sus ingresos. No hay clientes suficientes en restaurantes, hoteles, negocios, etcétera; otros han visto disminuido su salario, sus ventas; las empresas están reorganizándose, reestructurándose, adaptándose o cerrando sus puertas. Pero a pesar de esta crisis que es al mismo tiempo riesgo, es también oportunidad. Hay que enfrentarla. Aquí van algunas sugerencias para superar la adversidad:

1.- La flexibilidad y la adaptabilidad son dos componentes importantes para enfrentar dificultades. Las personas suelen ser como las plantas, si no cambian para adaptarse a las nuevas exigencias del terreno, del clima o del cuidado, se enferman, mueren o no dan flores ni frutos.

La persona o la empresa que no aprende a doblegarse sin romperse ante un viento fuerte y a adaptarse de buen grado a los cambios de situación, no puede de ningún modo ser feliz o realizar sus objetivos en un mundo en el que puede sobrevenirnos repentinamente un desastre y en el que aquello que hoy tenemos por muy valioso, mañana puede desvanecerse sin dejar rastro.

La flexibilidad y la adaptabilidad son dos clases de madurez que hay que poseer. Cuando nos encontramos en situaciones difíciles, crueles, como es muy frecuente, cuando todo se derrumba, cuando se nos hunde el suelo debajo de los pies, la única cualidad que puede desterrar las emociones engendradoras de enfermedades, originadoras de desdicha, es la habilidad de doblegarse ante los golpes del destino sin quebrarse, adaptarse lo suficiente para seguir adelante con fuerza y esperanza bajo la nueva serie de circunstancias. Hay que encontrar cosas buenas en cualquier acontecimiento desgraciado que se produzca.

2.- Ante la crisis o problema que enfrentes, intenta lo siguiente: procura tomar distancia emocional de la situación que vivas, y como si fueras un pájaro, elévate a gran altura y desde ahí adopta una vista panorámica que te permita ver desde lejos tu situación sin sentirte inmiscuido emocionalmente. Tomar perspectiva te dará más objetividad en el análisis de tu situación. Tomar distancia te puede tranquilizar y ya con más serenidad tomar mejores decisiones.

3.- Busca el consejo de los experimentados y de los prudentes. Como navegante de tu barco debes saber que, ante una tormenta y en peligro de hundimiento, tendrás que tomar constantemente decisiones fuertes, duras y oportunas. Cuando faltan los ingresos o son reducidos, tendrás que suprimir todo gasto innecesario a la brevedad posible, evitar todo bien superfluo o de lujo, reasignar tus prioridades, ejercitar tu paciencia y ser constante en las medidas que te ayuden a estar a flote. Buscar ayuda y apoyo se vale.