Cargando



Forex



ALEJANDRO BERNAL ASTORGA

Medidas de protección preventivas: una responsabilidad de todos


Miércoles 12 de Agosto de 2020 7:47 am


TOMAR conciencia de los efectos que el Covid-19 puede tener en nuestra salud y actuar en consecuencia, puede hacer la diferencia para preservar la vida y acelerar la reactivación económica. Es claro que para salvaguardar la vida y reactivar la economía se requiere de la sensatez, inteligencia y participación responsable del gobierno (en sus tres niveles), de las empresas y de toda la sociedad. Si bien podemos estar o no de acuerdo con la eficiencia y pertinencia de las medidas (o incluso con la falta de las mismas) implementadas por algunos de estos actores, también es una realidad que todos debemos seguir los protocolos de seguridad para evitar más contagios.

Se entiende que hay familias que viven al día y que sus integrantes salen diariamente a ganar un ingreso para subsistir, asumiendo el riesgo que ello implica; se puede estimar también, que hay algunas actividades económicas con mayor exposición al contagio y que no todos cuentan con los mismos recursos para poder protegerse, pero lo que no es comprensible, es que existan personas que, al no seguir los protocolos de seguridad, subestiman o niegan la existencia de una pandemia, poniendo en riesgo su vida y la de los demás.

Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que “la pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de vacunas contra el virus SARS-CoV-2; actualmente hay al menos 43 en desarrollo”. Destaca también que “después de los necesarios ensayos en el ser humano, la esperanza es que –quizás a lo largo de los próximos meses– una o más de estas vacunas candidatas demuestren ser seguras y costo efectivas para responder a la pandemia. Llegado ese momento, las partes interesadas se enfrentarán sin embargo a otro desafío: cómo fabricar y distribuir suficientes vacunas de calidad para responder a la demanda mundial”. Asimismo, Rusia ha declarado ser el primer país en aprobar una vacuna contra el coronavirus, pero la OMS indicó que, para una aprobación de su parte, la vacuna 'candidata' requiere de una revisión rigurosa de los datos de seguridad.

Como podemos observar, la existencia de una vacuna segura y disponible, requerirá de tiempo, por lo que las medidas de protección preventivas, a nivel individual y colectivo, cobran mayor importancia. Al respecto la OMS afirma que “las mascarillas de tela pueden proteger a quienes estén a su alrededor. Para resguardarse e impedir la propagación del Covid-19, recuerde mantenerse al menos a un metro de distancia de otras personas, lávese las manos a fondo y con frecuencia y evite tocar la cara y la mascarilla”; luego entonces, si partimos de que el ejemplo arrastra, el mensaje gubernamental, empresarial y familiar, respecto al uso de protocolos de seguridad, debe ser claro y contundente. Si ellos no lo hacen, hagámoslo nosotros.

El tema, pues, no es un asunto de interpretación personal, ni de libre elección; no cuando eso implica poner en riesgo la vida, el libre tránsito y condiciona la reactivación de las actividades económicas, de los que si cumplen. No obstante, para algunos, la coacción es una opción que atenta contra la libertad, también es cierto que el principio de preservar la vida debe ser imperante; además, con el objeto de no tratar como iguales a los desiguales, proveer de material de protección a los que menos tienen, debe ser una obligación del Estado.

El llamado al quédate en casa, debe seguir vigente para los que pueden hacerlo. Aprender a vivir en el contexto de la nueva realidad, es un reto que, asumido de manera responsable, contribuirá a evitar el surgimiento de rebrotes y facilitará la reactivación de actividades económicas, (considerando en el orden de menor a mayor afectación) primarias, secundarias y terciarias.

Valoremos el trabajo de los médicos, enfermeras, camilleros, personal administrativo y de servicios que atienden a quienes han resultado afectados por la enfermedad. La infraestructura de salud y los recursos disponibles tienen una capacidad límite que no debemos rebasar. No esperemos a que la pandemia se materialice en la muerte de uno de nosotros o de algún miembro de la familia, para tomar conciencia de que todos somos parte de la solución. Hagamos la diferencia y construyamos la normalidad que queremos y merecemos.