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Justicia ciega



MANUEL AHUMADA DE LA MADRID

El laberinto de Trump


Jueves 13 de Agosto de 2020 7:07 am


FALTAN ya sólo algunos meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y el panorama no puede ser más sombrío para el actual inquilino de la Casa Blanca. Atrapado en la crisis humanitaria y económica generada por la pandemia del Sars-Cov-2 o Covid-19, que ha sido pésimamente mal atendida por el mismo Trump, quien hasta hoy, al igual que su homólogo mexicano, se niega a usar cubrebocas públicamente, enviando un mensaje implícito a la población de la irrelevancia de dicha medida sanitaria, parece en ocasiones desesperado por la aparente ventaja que le lleva su rival demócrata, Joe Biden.

Enfrascado, además, en una lucha comercial y una carrera armamentista contra China, de la cual no parece haber sacado mayor ventaja, se dedicó, también con poco éxito, a inculpar a dicho país por el esparcimiento de los contagios fuera de sus fronteras, afirmando inclusive que tenía pruebas de que el brote de Covid-19 había sido intencional, lo que nunca demostró, al menos públicamente. De haber existido contundencia en sus afirmaciones con pruebas sólidas, la atención de la población estadounidense se habría centrado en ese país y no en lo caótico de sus acciones, mensajes y tweets, mientras la ola de contagios y muertes por la pandemia se hacía descomunal.

Todo ello le generó un acelerado desgaste en sus niveles de popularidad, incluso entre los suyos, o quienes al inicio de su mandato presidencial lo apoyaban. Sin embargo, la oportunidad de oro para reivindicarse con un sector significativo de votantes, el afroamericano, se produjo con el asesinato de George Floyd a manos de un monstruo vestido de policía de Minneapolis, al someterlo por pagar con un billete falso de 20 dólares, que desencadenó a lo largo y ancho del país violentas protestas contra el racismo que existe en Estados Unidos desde su fundación. Dicho suceso revivió y aglutinó a millones, de múltiple procedencia étnica, en un movimiento, bajo el lema Black Lives Matter (algo así como “Las vidas negras importan”). En esto, Trump no tuvo el ingenio, la voluntad o la sagacidad política para arroparlo, hacerlo suyo y solidarizarse con el BLM, lo que le habría ganado millones de simpatías que podrían traducirse en futuros votos. Desde luego, su pasado, en el que su padre fue miembro de la organización ultraderechista y racista Ku Klux Klan, no le ayudaría, pero quién sabe, siempre se puede cambiar.

Pero además de la percepción generalizada de un pésimo manejo de la pandemia por parte de Trump, sus consecuencias económicas matan las aspiraciones de cualquier político, sobre todo en Estados Unidos, donde al dolor físico y emocional de tantas muertes se le une el de los bolsillos, tan relevante en la vida de ese país, hasta hoy el más poderoso del mundo. Por ello, a nadie extrañó que en su desesperación por convencer al voto latino y mexicano, mandara llamar al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para acudir en su rescate, con el pretexto de la aprobación y entrada en vigor del T-MEC, sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Sobre su visita pasada, aún no se sabe con certeza la trascendencia e influencia en los votantes de origen latino que radican en Estados Unidos, pero lo que sí quedó claro es que para el ahora candidato demócrata, puntero en las preferencias electorales, fue como tragar pólvora, habiendo advertido que dicha visita tendría consecuencias, para México o su Presidente, en cuyo caso, para ambos.

No hay hasta hoy forma de predecir si Trump será capaz de alcanzar y rebasar la popularidad electoral de Biden en unos cuantos meses que quedan para el día “E”, aunque no debemos olvidar que muchos candidatos se han quedado colgados de la brocha al ganar en número de votantes, pero no en distritos electorales, ya que las elecciones estadounidenses son diferentes a las de México, porque no valen únicamente los votos directos, y ahí tal vez, podría Trump tener una ventana de oportunidad. Mientras tanto, mirará por la venta de la oficina oval cada mañana, pensando cómo diablos podría salir de su propio laberinto para retener la Presidencia.