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HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

El hacedor de Reinas


Miércoles 14 de Octubre de 2020 7:29 am


A escasos días de la nominación de Adriana Peralta Sánchez, Nanis, candidata a Reina de la Feria de Colima, en 1989, el vicepresidente del Comité Organizador de los máximos festejos en el estado, Emigdio Salgado Mares, me llamó por teléfono a Diario de Colima para invitarme a una reunión en la casa de la señora Concha Ramos de Brun –que se efectuaría un día después–, en la que se trataría un asunto relacionado con los magnos festejos de la entidad, a lo cual accedí de inmediato.

A la hora acordada me presenté en el lugar señalado, a dos cuadras del domicilio del periódico donde se ubicaba entonces, encontrándome con el pleno del Comité de la Feria de Colima y por supuesto con Doña Concha, dama a la que le guardaba especial afecto por su inteligencia y su trabajo incansable en el Asilo de Ancianos –que algún día llevó su nombre y que debería de volver a portarlo–, así como el haber formado un Patronato que funcionaba gracias a ella, pero más al tener la sabiduría de dejar una escuela de filantropía que podía continuar su labor aun sin ella al frente, como ha sucedido después de su partida.

Luego de saludarnos las personas reunidas, Emigdio comentó que mi sobrina Nanis, hija de mi hermana Adriana  Sánchez de la Madrid y José Ignacio Peralta Mejía, al definir las instituciones que recibirían el dinero recaudado por el subcomité que apoyaba su postulación no había incluido al Asilo de Ancianos, como cada año lo hacía la representante de la capital, lo que significaba una pérdida económica considerable para la institución, problema que podía subsanarse si se nombraba a una segunda candidata de Colima que sí incluyera a la fundación cuyo Patronato presidía Doña Concha, quien veía con agrado la propuesta.

Sin embargo, mi hermana y mi sobrina no estaban de acuerdo, de tal forma que el encuentro tenía el propósito de convencerme y pedirme que hablara con Adriana y Nanis para persuadirlas, en lo que Doña Concha coincidía y me pedía que lo llevara a cabo. En la plática, mi primo hermano Mario de la Madrid de la Torre me sugirió que le dijera a mi hermana que no debía tomar en serio el certamen ya que se trataba de algo simbólico, a lo cual le contesté que estaba equivocado, que la elección de la Reina de la Feria despertaba –en esa época– más pasión que la misma contienda por la Gubernatura de Colima.

Para ocupar la segunda candidatura de Colima, el Comité Pro Reina de la Feria había seleccionado a Martha Gómez Espinosa, hija de mi prima hermana Rosa Margarita Espinosa de la Madrid y Manuel Gómez Ochoa. Nanis y Martha, siendo primas en segundo grado, contenderían por la corona.

Era difícil decirle que no a Doña Concha, así que acepté la petición sin medir lo que sucedería posteriormente.

Hablé con mi hermana y mi sobrina, quienes se mostraron reticentes, hasta que las convencí con el compromiso de que haría hasta lo imposible para que Nanis ganara el certamen, sin percatarme que había un doble juego de Salgado Mares: uno, quedar bien con Doña Concha; dos, dividir a Colima para beneficiar la candidatura de Tecomán, cabecera municipal en la que Emigdio vivió mucho tiempo y presidió el Comité de la Feria local; menos me di cuenta de los apellidos y estirpe de la postulante tecomense, que les revelaré más adelante.

Se vinieron las campañas y con ello la confrontación de la numerosa familia De la Madrid que se dividió en dos partes, una a favor de Nanis y la otra de Martha, mientras las demás candidatas iban solas, sin competencia interna, lo cual les daba ventaja sobre las capitalinas que se repartían los apoyos de los parientes y amigos, los patrocinios de las empresas locales y la participación de sus coetáneos. Fue una batalla campal, literalmente.

Miguel Ángel González Sauto, presidente del subcomité de Nanis, y yo, nos movimos por doquier recabando fondos para que triunfara mi sobrina, teniendo que recurrir a un banco a pedir recursos mientras vendíamos o rifábamos lo que fuera, con tal de aumentar el monto recaudado.

Como no hay día que no se llegue ni fecha que no se cumpla, arribó la noche del cómputo con los De la Madrid enfrentados y separados, interesados y preocupados por cómo estaban los grupos de una u otra familiar, olvidándonos por completo de la situación que guardaban los demás equipos, particularmente el de Tecomán, ciudad y municipio en el que residió Emigdio Salgado y había sido director del Comité de la Feria, como ya lo comenté.

El cómputo, como se llamaba al recuento del dinero traducido a votos, se desarrollaba en el patio central de Palacio de Gobierno, en un entarimado colocado en el lado norte en el que se ponían unas mesas con los contadores que recibían las bolsas de dinero de los subcomités y lo contaban para que enseguida un encargado escribiera en un enorme pizarrón las cantidades aportadas por cada uno de ellos y las sumaba hasta que se venciera el plazo definitivo.

Los interventores, luego de contar las recaudaciones y darlas a conocer, colocaban arriba indistintamente a la candidata que lograba más aportaciones. Las porras a las dos postulantes de Colima capital ensordecían a las decenas de personas presentes, hasta que la aspirante de Tecomán comenzó a subir y subir hasta vencer a las supuestas favoritas.

La Reina de la Feria de Colima de 1989 fue Adriana Cárdenas Cárdenas, originaria de Tecomán, con los auspicios del vicepresidente del Comité Organizador de la Feria de Colima, Emigdio Salgado, quien dividió a Colima para complicar la victoria de cualesquiera de las candidatas capitalinas. Nanis y Martha obtuvieron el segundo y tercer lugar, respectivamente.

Durante la administración ferial de Salgado Mares, el hacedor de Reinas, fueron proclamadas soberanas Rocío Cárdenas Cárdenas, en 1985, y Gabriela Cárdenas Cárdenas, en 1988, quien entregó la corona a su hermana menor en 1989; las tres oriundas de Tecomán.

Tan fácil que hubiera sido plantearles a Adriana y Nanis que agregaran el Asilo de Ancianos a las instituciones beneficiarias. No lo pensé entonces, nadie lo concibió así.