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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Todos somos misioneros


Domingo 18 de Octubre de 2020 6:59 am


HOY es el Día mundial de las misiones. Cuando se nos habla de misiones y misioneros, pensamos luego en sacerdotes, monjes y laicos que han dedicado sus vidas a llevar la palabra de Dios a naciones extranjeras y realizan a la vez una acción cultural y humanística digna de todo elogio. Todo esto está muy bien, es su vocación, es su compromiso, es su problema. Pero a nosotros nos preguntamos, ¿qué nos va y qué nos viene en esa acción apostólica en lejanas tierras?

El Concilio Vaticano II responde: “Las misiones no son obra exclusiva de los misioneros. Todos los fieles cristianos están obligados por la fe y el amor al prójimo a manifestar que son el hombre nuevo del que se revistieron por obra del Espíritu Santo, en el Bautismo y la Confirmación, de tal manera que los demás, al observar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y se den cuenta del auténtico sentido de la vida humana”.

Cristo es el supremo y primer misionero. Fue enviado por el Padre para nuestra salvación. Cristo ha legado su misión a la Iglesia: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura”. La Iglesia anuncia la totalidad de la fe, lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación, es enviada a todos los pueblos y es, por su propia naturaleza, misionera.

El mandato del Señor sigue resonando hoy y nos urge su cumplimiento. La misión evangelizadora es tarea de todos los bautizados. Niños, jóvenes y viejos debemos comunicar la Buena Nueva y dar ejemplo de la vitalidad de la fe en Cristo, en todos los ambientes de nuestra vida; familia, trabajo, escuela, amigos, enemigos, dondequiera que estemos, hasta donde lleguen nuestras posibilidades. Todo lo que tú hagas en tu ambiente será tan valioso a los ojos de Dios como la acción misionera de la Madre Teresa de Calcuta en India.

No olvidemos la importancia de comenzar nuestra labor misionera por nuestros propios hijos, enseñándoles con la palabra y el ejemplo a conocer y amar a Cristo, que es el camino, la verdad y la vida.

Y hoy tengamos muy en cuenta, de una manera especial, a los misioneros, religiosos y laicos que han dejado patria, familia y cariños, para llevar el Evangelio de Cristo a tierra y naciones donde se le conoce poco o nada. Se nos pide para ellos nuestra oración que es nuestra fuerza ante Dios. Se nos pide también nuestra cooperación económica que, grande o pequeña, será muy preciosa a los ojos de Dios. Seamos generosos.

Amigo(a): Nuestra participación en la Eucaristía será siempre acción de gracias, ferviente oración y acción apostólica para fortalecer y extender la fe en todo el mundo. La invitación de Jesús es: salir a los caminos para llevar a muchas gentes al banquete del Reino de los Cielos.