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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Alto riesgo, todavía


Miércoles 25 de Noviembre de 2020 7:11 am


EN semanas recientes, los reportes de la Secretaría de Salud de Colima marcan disminución de contagios y fallecimientos por Covid-19. Todavía falta tiempo en similares condiciones para sustentar una tendencia. Sin embargo, el Gobierno Federal se apresuró a colocar a Colima en semáforo sanitario amarillo.

La secretaria de Salud, Leticia Delgado Carrillo, reaccionó adecuadamente y estableció que todavía nos regimos por el semáforo en anaranjado por lo menos hasta el fin de noviembre, que se termina el lunes próximo. A la desesperación federal de aparentar el amansamiento de la pandemia, la prudencia de la funcionaria estableció que todavía el estado es territorio de alto riesgo de contagio y sus consecuencias. 

Fijar a un estado en color u otro tiene consecuencias prácticas inmediatas. La primera es de conducta de muchas personas. Al establecer la autoridad un menor nivel de riesgo que el previo, las lleva a relajar el cuidado como si ya la pandemia estuviese en franca declinación. No hay tal. Con 157 casos activos -hasta antier- y 182 sospechosos, la probabilidad de contagio es elevada en una población de poco más de 700 mil habitantes. A esas cifras debe agregarse la de portadores asintomáticos del virus que no se detectan porque no se hacen pruebas masivas desde que el Gobierno Federal decidió evitar el gasto que requiere una medida así. También deben considerarse las innumerables infecciones no reportadas porque los pacientes y sus familiares omiten acudir a hospitales. Sin control de sus contactos, la cadena de contagio se fortalece.

De la misma manera, han de sumarse al nivel de riesgo los miles de personas que provienen de otros estados y llegan a Colima por diversos motivos, tales como turismo, negocios o política, entre otras actividades. Del mismo modo arriban extranjeros. Sobre ellas tampoco hay control sanitario alguno.

A diez meses del inicio de la pandemia, todavía es necesario insistir en el acatamiento de las medidas sanitarias básicas. La Secretaría de Salud de Colima ha emprendido una campaña para difundir la necesidad de observarlas. Hasta ahora, son menos quienes las respetan y muchos, muchos más que las dejan de lado, cualesquiera que sean los motivos para desdeñarlas, ninguno resulta válido en una emergencia alta.

Cambiar al amarillo en el semáforo sanitario acarrea consecuencias en otras áreas. En ese color, habría posibilidad de apertura de muchas empresas y más laxitud en los cuidados preventivos. Téngase en cuenta que si ahora mismo hay descuido y abierta irresponsabilidad en no pocos casos, el amarillo se interpretaría de manera permisiva.

Lo cierto es que Colima, como el resto del territorio nacional, se mantiene en una fase crítica de la pandemia. Ni de lejos podría decirse que nos enfilamos a la salida. Por tanto, se debe insistir en que el riesgo es elevado, que las medidas preventivas han de mantenerse. La enfermedad nos rodea y continúa cobrando vidas. Puede aún costar muchas más antes de que las vacunas comiencen a aplicarse. De cara a la temporada de festejos navideños y de fin de año, el peligro de contagio crecerá. 

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, informó que la vacunación con el antígeno Pfizer podría empezar en diciembre próximo. Ojalá sea así, para ganarle unos meses al Covid-19, pues se calculaba que las primeras dosis de AstraZeneca Oxford estarían listas a partir de marzo. Esperemos que el Gobierno Federal esté equipado para el almacenamiento, resguardo, transportación refrigerada, distribución y aplicación de la vacuna. 

¡Ah, y que las cuiden bien para que no se las roben como las de la influenza, por favor! Hasta ahora, el grave delito, si de verdad ocurrió, permanece impune. Que al menos hayan aprendido la lección y cuiden con la fuerza pública permanentemente los almacenes y el transporte, porque también en el tránsito a los estados podrían ocurrir asaltos para luego vender el antígeno en el mercado negro.

Algo más: que haya dinero para pagarle a Pfizer y los otros laboratorios que surtirían a México y se deje de lado la cacareada “austeridad” que, de aplicarse, sería un crimen en tratándose de una emergencia nacional de salud pública.


MAR DE FONDO


** “Bate sin miedo el tambor,/ y abraza a la cantinera:/ he aquí la ciencia entera;/ esta, del libro mejor,/ es la acepción verdadera./ Que de tu tambor el ruido/ despierte al mundo dormido:/ toca con ardor diana./ ¡Adelante, siempre erguido!/ Es la ciencia soberana./ De Hegel es el profundo/ sentido más acabado;/ lo aprendí, y está probado:/ soy un muchacho de mundo,/ y un tambor aprovechado”. (Heinrich Heine, alemán, 1797-1856. La diana.)