A propósito...
FERNANDO MORENO PEÑA
No enloqueció, ya lo estaba
Sábado 09 de Enero de 2021 8:40 am
EL comportamiento de Donald Trump durante su Presidencia y sus
acciones tras su derrota del 3 de noviembre, acreditaron de qué están hechos los
populistas y, sobre todo, que no saben perder elecciones. Tras la derrota, Trump
despreció al sistema electoral norteamericano que una vez le permitió ganar y
no cuestionó, pero, cuando la voluntad popular no le fue favorable, se llamó
robado, se negó a reconocer el triunfo de Joe Biden y puso en duda la normal
transición del poder a un nuevo Presidente. No obstante que Donald
Trump fue derrotado por más de 7 millones de votos y que no ganó la mayoría en
la Cámara de Representantes y perdió la mayoría republicana en la de Senadores,
pretendió deslegitimar desde la Presidencia la democracia norteamericana. Trump, en los últimos
momentos y agotadas las instancias electorales, pretendió revertir el resultado
de la elección, como consta en grabaciones telefónicas, llamando a violar la
ley y urgiendo a miembros de su gobierno y de su partido a que, por la vía de
la anulación, pudiera recuperar el triunfo en algunos estados. Convocado el pasado 6 de
enero, el Congreso americano en sesión conjunta de ambas Cámaras, en el
Capitolio, para culminar el proceso electoral mediante la certificación de los
votos en los Estados de la Unión, en la que habría que ratificarse el triunfo
de Joe Biden, el presidente Trump convocó a sus seguidores en las afueras del
Capitolio para presionar a los Legisladores a revertir su derrota electoral. Ultraderechistas y
fanáticos, convocados e instigados por el presidente Trump, el día de la
validación, invadieron el Capitolio e interrumpieron el proceso constitucional
de la certificación de los comicios presidenciales. Dicha sesión conjunta
del Congreso, presidida por el vicepresidente Mike Pence, quien fue compañero
perdedor de fórmula con Donald Trump, tuvo bajo su responsabilidad la
certificación de su propia derrota y del triunfo de Biden y Kamala Harris. El presidente Trump
envió un mensaje a su vicepresidente Pence para que no certificara el triunfo
de Biden y lo revirtiera. El Vicepresidente comunicó a Trump que no era su
intención ni estaba en sus facultades revertir la ratificación del triunfo de
Biden, y además, dejó constancia por escrito de que se apegaría estrictamente a
su papel constitucional y no podía unilateralmente suspender o descarrilar el
proceso. Esto enfureció a Trump y
al inicio del asalto del Capitolio por sus seguidores, el Presidente decidió
atacar a su propio Vicepresidente mientras éste era “evacuado” a “un lugar
seguro” al fallar la seguridad, y acusó en un tuit: “Pence no tuvo la valentía
para hacer lo que se tenía que hacer para proteger a nuestro país y nuestra
Constitución”. El asalto al Capitolio
comenzó alrededor de las 2 de la tarde; los fanáticos del Presidente tumbaron
barreras de seguridad e irrumpieron en la sede del Poder Legislativo,
sobrepasando a las fuerzas de la policía del Capitolio –hecho que provocó
sospechas sobre por qué no había más fuerzas de seguridad presentes–, rompieron
ventanas, ingresaron al centro del edificio, a las grandes salas de ambas
Cámaras legislativas, paseando, gritando, enfrentando a policías sin respaldo y
provocando pánico. Ondearon dentro del
Capitolio banderas de la Confederación –símbolo de los estados sureños
proesclavistas del Siglo XIX, que la identificaba el origen racista y
ultraderechista de los seguidores del Presidente; según historiadores, el
Capitolio no había sido asaltado desde 1814, en la guerra contra Gran Bretaña. El presidente electo,
Joe Biden, declaró en un mensaje al país: “En estos momentos, nuestra
democracia está bajo un asalto sin precedente… un asalto sobre los
representantes del pueblo… un asalto sobre el imperio de la ley”. Agregó que
“esto no es disidencia; es desorden, es caos…. tiene que acabar ahora”. Exigió
a Trump que de inmediato “demande un fin a este sitio”. El presidente electo
Biden hizo salir a Trump de su jaula y minutos después, a las 4:22, Trump
apareció en un mensaje videograbado en el cual reiteró que fue una “elección
fraudulenta”, antes de solicitar a los manifestantes: “tenemos que tener paz,
ley y orden…” y les pidió: “tienen que irse a casa ahora”. Se despidió
afirmando: “los queremos. Son muy especiales… Entiendo cómo se sienten”. En un tuit que fue
borrado poco después, el Presidente justificó lo ocurrido a sus seguidores
explicando que éstas son “las cosas y eventos que ocurren cuando una victoria
sagrada de una elección abrumadora es… arrancada a grandes patriotas, quienes
han sido tan maltratados durante tanto tiempo. Vayan a casa en amor y paz.
Recuerden este día para siempre”. CONDENA INTERNACIONAL La comunidad
internacional condenó la toma del Capitolio de Estados Unidos por los
partidarios del saliente presidente Donald Trump. Boris Johnson, premier
británico, denunció las “escenas vergonzosas” y exhortó a una transición
pacífica del poder al demócrata Joe Biden. Heiko Maas, ministro
alemán de Relaciones Exteriores, instó a los seguidores de Trump a “dejar de
pisotear la democracia”, al advertir que “las palabras incendiarias se
convierten en acciones violentas”. Jean-Yves Le Drian,
ministro francés del Exterior, condenó “el grave ataque a la democracia” y
manifestó que “la voluntad y el voto del pueblo estadounidense deben
respetarse”. Pedro Sánchez,
presidente del gobierno español, publicó en un tuit: “Sigo con preocupación las
noticias que llegan desde el Capitolio en Washington. Confío en la fortaleza de
la democracia de Estados Unidos”. Justin Trudeau, premier
canadiense, declaró: “Seguimos la situación minuto a minuto. Creo que las
instituciones democráticas estadounidenses son fuertes y espero que en breve
todo vuelva a la normalidad”. POSICIÓN DE AMLO El presidente Andrés
Manuel López Obrador apeló al principio constitucional de la política exterior
mexicana de autodeterminación de los pueblos para no pronunciarse en torno al
asalto al Capitolio ocurrido en Washington. “No vamos nosotros a intervenir en
estos asuntos que corresponde resolver a los estadounidenses, esa es nuestra
política. Siempre es lamentable que se pierdan vidas humanas. Siempre hemos
pensado que las cosas deben resolverse por la vía pacífica”. A pregunta expresa,
López Obrador afirmó que no asistirá a la toma de posesión de Joe Biden. “No
tengo invitación y he decidido salir poco”. El presidente AMLO
condenó la “censura” que Facebook y Twitter aplicaron al presidente Trump, a
quien ambas empresas cancelaron sus cuentas por incitar a la violencia y a
violar la ley. Jair Bolsonaro, el
neofascista presidente brasileño, aliado de Trump dijo: “Estoy vinculado a
Trump y él sabe cuál es mi respuesta. Fueron muchas las denuncias de fraude”,
en un claro apoyo a Trump. SE DOBLÓ TRUMP Ante la reacción de la
condena internacional y el repudió de la mayoría de estadounidenses
republicanos y demócratas, Donald Trump pidió a sus seguidores que se retiraran
del Capitolio, no sin antes insistir en que la “elección fue robada”. “Tenemos que tener paz.
Tenemos que tener ley y orden. No queremos que nadie resulte herido”. Trump
finalmente pidió a sus simpatizantes que abandonaran el lugar, y les ofreció un
espaldarazo. “Los amamos. Son muy
especiales y sé cómo se sienten (…) pero vayan a casa, y vayan a casa en paz”,
repitió. El vicepresidente Mike
Pence dijo que el ataque no sería tolerado: “Aquellos involucrados serán
procesados con todo el peso de la ley”, tuiteó. Pence, frente al pleno
del Senado, invitó a continuar la certificación y declaró ganadores de la
elección presidencial a Joe Biden y a Kamala Harris. Además, afirmó: “Hoy fue
un día oscuro en la historia del Capitolio de Estados Unidos”, pero prometió
que “el mundo una vez más atestiguará la resiliencia y fortaleza de nuestra
democracia”. Trump perdió la
elección, perdió la cordura y enfrenta una posible destitución y acreditó que
los Presidentes populistas no saben perder elecciones y anuncia que volverá a
competir.
Pero su
último berrinche, el de no asistir a la ceremonia de entrega del poder de Joe
Biden, es una provocación más y una muestra clara de su desdén por la
democracia.