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Indicador político



CARLOS RAMÍREZ

EUA: estado de sitio


Miércoles 13 de Enero de 2021 7:09 am


DESDE hoy al miércoles 20 de enero, el sistema/régimen/Estado/democracia de EUA enfrentará una insurrección acreditada –aunque no apoyada– por el 47 por ciento de los electores trumpistas y el presidente demócrata electo, Joseph Biden, jurará el cargo en medio de un estado de sitio.

El impeachment contra el presidente Donald Trump sólo sobrecalentará los ánimos y ayudará a polarizar más la violencia. Los demócratas y sus aliados conservadores-republicanos-sistémicos nunca entendieron el fenómeno político de Trump y el puritanismo fundador de EUA se dedicó a denostar al Presidente saliente, permitiendo la consolidación de una tercera fuerza radical que está rompiendo el duopolio monopólico –

una forma de ilustrar la alianza demócrata-republicana– que ha dominado el país vía los lobbies de interés económico, intelectual, militar e ideológico.

El día en que la élite dominante decida buscar una explicación del trumpismo se va a encontrar que a lo largo de varias décadas se construyó en EUA un bloque de poder social antiEstado, antiestablishment y anticapitalismo; con ellos se formaron las milicias supremacistas al amparo de la Segunda Enmienda que permite las armas. La élite del poder fue revelada por C. Wright Mills en 1956 como la organización que domina las decisiones del imperio y está constituida por tres estructuras que operan como engranes o dominios: el económico, el político y el militar. Esta estructura fue determinada por los tres conflictos que marcaron la hegemonía autoritaria del capitalismo: el control económico en Bretton Woods en 1944, la Guerra Fría salpicada por Corea, Vietnam, Cuba y ahora el musulmanismo ideológico y el antiterrorismo musulmán.

La élite gobernante de lo EUA percibió el desmoronamiento de la URSS como el fin de la historia y no una nueva etapa de relaciones de poder mundial. El modelo pendular republicanos-demócratas fue roto por la aparición en 2016 de Trump y su discurso puritano, supremacista, empresarial, de masas y sobre todo antiEstado. El problema de Trump, sin embargo, radicó en la pérdida del enfoque sistémico que tenía Steve Bannon, en el ejercicio despótico del poder y en la falta de un partido propio y sólo deshaciendo a los republicanos. Algunos demócratas pudieron entender la lógica destructiva sistémica de Trump y buscaron atraerse a los republicanos neoconservadores institucionales –tipo John McCain, George Bush Jr. y algunos reaganianos sobrevivientes– del viejo régimen imperial.

El juicio contra Trump, su destitución y el aplastamiento de sus seguidores con el uso de la fuerza policíaca y militar en estos días nada tienen de defensa de la democracia, sino que están vinculados con la supervivencia de la democracia capitalista imperial de la élite dominante de grupos de interés y de lobbies del poder corporativo, militar, político e intelectual. Este bloque de poder ve en Trump al destructor del capitalismo hasta ahora conocido y los fermentos de un fascismo irracional, diferente al fascismo institucional existente ahora y determinado como la “dictadura del gran capital” imponiendo su orden y control sobre las economías del mundo.

Las movilizaciones del 6 al 20 de enero ya estremecieron al mundo –como la Rusia que contó John Reed en 1917– en su primera semana del 6 al 15 y encontrarán su Día D el domingo 17 como para saber si el miércoles 20 habrá, ahora sí, algún indicio de guerra civil formal y real entre milicias ultras armadas y las fuerzas de seguridad del Estado.

En medio de los conflictos aparece una tambaleante y deslegitimada democracia que fue incapaz de procesar los comportamientos de un Trump que ha tenido 5 años –de las campañas de 2016 a las elecciones de noviembre pasado– sin oposiciones institucionales ni sistémicas reales. Los demócratas y antitrumpistas se confiaron en que Trump iba a ser aplastado en las urnas, pero se encontraron con Trump y aliados con el 47 por ciento de votos populares y una diferencia de 34.8 por ciento de votos electorales por Biden contra 23.7 por ciento por Trump.

La ofensiva demócrata con republicanos sumisos y timoratos para destituir a Trump sólo busca anularlo como candidato a senador en 2022 y presidencial en 2024, pero ignora el hecho de que Trump es líder de un movimiento de masas informe y violento. Si la violencia aumenta con acciones de protestas a balazos hoy miércoles o el domingo 17, entonces Trump habrá ganado la batalla política fracturando a EUA que ya estaba dividido, pero que los demócratas y republicanos institucionales nunca quisieron reconocer.

Política para dummies: La política se resuelve en las calles cuando no encuentra acuerdos en las instituciones.


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@carlosramirezh