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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

Los privilegiados de la pandemia


Miércoles 13 de Enero de 2021 7:12 am


ANTE la irrupción de la pandemia de coronavirus, los colimenses tuvieron que someterse a una serie de medidas y restricciones para evitar la propagación del virus. La vida se modificó y las rutinas fueron alteradas, sin embargo, tales limitaciones parecen no aplicar para los personajes políticos.

Instituciones, empresas, negocios y escuelas tuvieron que reducir o de plano cancelar sus actividades por distintos periodos, como una medida sanitaria ordenada por las autoridades, a pesar del enorme impacto económico, social e incluso sicológico que eso representaba.

Muchos y reiterados sacrificios han realizado los ciudadanos para preservar su salud y la de sus cercanos, siempre a costa de trabajo, entretenimiento, diversión, convivencia social y otras dinámicas colectivas o individuales que le dan sentido a la existencia.

Sin embargo, parece que para las decenas de personajes que aspiran a un cargo de elección popular en los próximos comicios de junio no existe ningún tipo de límite ni privación, aun cuando en su afán de promocionarse ponen en riesgo la salud de la gente.

Un día sí y otro también, políticos de todos los partidos o algunos incluso por la libre, se reúnen con cientos de supuestos simpatizantes, a los que acarrean a sus reuniones sin ningún pudor y lo que es más grave, sin las debidas precauciones que impidan la posible transmisión del coronavirus.

Hay quienes recurren a la vieja práctica de la dádiva y también sin la mínima precaución recorren colonias y barrios ofreciendo su mercadería. En su necesidad de recibir algo sin ningún costo, la gente hace largas filas o se agolpa en torno al saltimbanqui del momento que ofrece minucias a cambio de votos.

Otros más, en el colmo de la indolencia, van casa por casa o convocan a reuniones vecinales con la peregrina promesa de resolver todos los males que curiosamente, en su anterior cargo público o desde su función partidista nunca tuvieron la intención de abordar.

En todos los casos, esos aspirantes-a-lo-que-sea-que-caiga ponen en riesgo a la población, además de que provocan una posibilidad mayor de contagios por convocar a concentraciones de gente que son del todo innecesarias, pues ni siquiera han comenzado las campañas oficiales.

Ninguna autoridad electoral ni sanitaria ha sido capaz de poner freno a esas ambiciones personales que significan un riesgo, además que representan un pésimo ejemplo para la sociedad, pues mientras el ciudadano hace esfuerzos para atender las restricciones, los políticos gozan de total libertad de movilidad.

Ya es momento de que la Secretaría de Salud o el Instituto Electoral del Estado (IEE) regulen esas actividades político-electorales que provocan un innecesario peligro a la salud, porque además no son tiempos de campaña, no tendrían por qué existir dichas actividades.

Apelar a la responsabilidad social de los políticos es mucho pedir, así que las instancias correspondientes deben poner un alto a todas esas acciones de búsqueda del voto, al menos en lo que inician los periodos oficiales de proselitismo.

Si han clausurado negocios, desbaratado fiestas y aplicado multas a quienes no atienden las medidas, las autoridades bien podrían establecer protocolos para la realización de actividades políticas, protegiendo de esa manera a las personas que se acuden a dichos eventos, ya que los aspirantes no lo harán.


BREVE HISTORIA PARA CAMILA


La princesa y yo nos embarcamos en la remodelación de su cuarto. Ha sido un proceso lento que ya comienza a tomar forma, no sin las penurias físicas que me implicó pintar dos bardas del color que eligió la moconeta. Pensé que sería una empresa sencilla y terminé con dolores que hicieron necesaria una buena friega de árnica por la noche, al segundo día pensé que no lo conseguiría, pero pudo más el compromiso establecido con la moconeta, así que al final los muros quedaron como si un profesional los hubiera atendido, yo adolorido y satisfecho con mi obra, ella feliz y pensando en qué color elegirá para el resto de las paredes, que por supuesto esta vez pintará un experto en el oficio.