Cargando



Tiempo fuera



HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

Aprender de la pandemia


Miércoles 13 de Enero de 2021 7:15 am


2020 fue un año perdido para la humanidad en el sentido al que estábamos acostumbrados, sin embargo, podemos sacar provecho de la contingencia si aprendemos de los cambios que sufrimos para sobrellevar la vida a la que fuimos reducidos para no contagiarnos del SARS-CoV-2 y con ello evitar la enfermedad que nos pudiera conducir a la muerte luego de sufrir los graves padecimientos.

El confinamiento obligado durante semanas y meses, el guardar la sana distancia, la ausencia o limitación de ver y platicar con familiares y amigos, así como la restricción personal u oficial de acudir a jardines, plazas, tiendas y restaurantes, nos obligó a encerrarnos en nosotros mismos, a conocernos mejor, al igual que valorar más a quienes nos rodean, a ser más tolerantes en el más amplio concepto de la palabra.

Lo que hemos vivido no ha sido fácil para todas y todos, por lo cual difícilmente se borrará de nuestra memoria la lectura de los periódicos, las imágenes de la televisión, los videos que circularon por las redes sociales y la información de familiares y amigos que fueron infectados por el Covid-19, muchos o algunos de ellos que no pudieron salvarse y sucumbieron ante el contagioso y letal coronavirus.

Después de lo que hemos pasado nada será igual, al menos durante varios meses o años que padeceremos el síndrome del SARS-CoV-2, esto es, la obsesión de la sana distancia, de ser contaminados por el aliento humano, de usar siempre el cubrebocas, de evitar el tocar todo tipo de superficies, de lavarnos las manos constantemente, de no llevar nuestros dedos a la boca, la nariz y los ojos porque podríamos infectarnos.

Antes de seguir con las consecuencias permanentes o temporales que nos dejará la pandemia de 2020, analicemos lo que podría pasar en 2021 con la aplicación de las vacunas contra el Covid-19 en nuestro país, situación que lamentablemente se vislumbra sumamente complicada, nada bien, por la politización que el Gobierno Federal hace siempre de todos los temas, y el sanitario, por desgracia, no es la excepción.

La aplicación de los antígenos se efectuará en los 10 mil centros que tiene la Secretaría de Bienestar, dependencia federal que se encarga de los programas sociales del régimen de la Cuarta Transformación, lo que de entrada le da un cariz político a un aspecto que es totalmente sanitario de la más alta relevancia. Se espera que los primeros en recibir la inmunización no sean los adscritos a los programas asistencialistas.

Sería injusto si quienes están registrados y reciben los apoyos federales se convirtieran automáticamente en ciudadanos de primera, mientras quienes no están inscritos ni perciben ayudas oficiales pasarán a la segunda fila a esperar su turno. De ser así, el Gobierno Federal lucraría indebidamente con la pandemia al administrar política y partidariamente las dosis de la inoculación contra el coronavirus.

Otro tema relacionado con las vacunas, aunque no de la aplicación sino con la compra de las mismas es la confidencialidad de la operación del Gobierno Federal con las farmacéuticas, situación que ha despertado dudas en diferentes Organizaciones No Gubernamentales, sobre todo después de que siendo jefe de Gobierno del Distrito Federal, López Obrador clasificó la información del costo de los segundos pisos del Periférico.

Es probable que el acuerdo confidencial de la adquisición de los antígenos sea correcto, sin embargo, lo sucedido durante la Jefatura de Gobierno en 2005 del hoy Presidente de la República en la asignación de los contratos y el sobreprecio que se pagó entonces por la construcción de la gran obra ha sembrado desconfianza en asociaciones ciudadanas que con justa razón consideran que podría haber “gato encerrado” en la negociación.

Independientemente del presunto lucro político y partidista, al igual que de los posibles conflictos de interés en la compra de las inyecciones inmunológicas, por los antecedentes deficientes del gobierno de la 4T en el manejo de la pandemia, es de esperarse que el encargado de la operación, Hugo López-Gatell, continúe cometiendo desatinos y equívocos en la complicada vacunación de 120 millones de mexicanos por partida doble.

Así que no podemos echar las campanas al vuelo, nos falta aún mucho camino por recorrer para recibir la aplicación de las dosis de la vacuna y poder cantar victoria ante el virus más contagioso y letal de los últimos 100 años, luego de la Gripe Española que diezmó a 50 millones de la población mundial que en ese tiempo sumaba mil 500 millones de seres humanos en el planeta. Hagamos votos para que el presidente López Obrador haga bien su trabajo.