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CARLOS MALDONADO VILLAVERDE

La neutralidad política de las redes


Jueves 14 de Enero de 2021 7:49 am


EN 2003, el profesor Tim Wu de la Universidad de Columbia acuñó el término “Neutralidad de red”. Este es el principio que garantiza que los proveedores de servicios de internet (ISP’s) y los gobiernos proporcionen la misma calidad de servicios y el mismo acceso a todos los usuarios sin restricciones impuestas.

La neutralidad supone que el tráfico de cualquier elemento está sujeto a las mismas reglas en cada capa y, por lo tanto, no hay preferencias. Pero, desde luego, no es así. Cualquier red prioriza sus propios procesos de gestión de la red, después las comunicaciones de los servicios de seguridad y atención a emergencias y el uso de servicios de misión crítica como la teleasistencia y, al final de la lista, los datos del usuario común.

Esta neutralidad se ve también violentada por los servicios “Zero Rating”, tales como el Facebook y el WhatsApp gratuitos que la mayoría de las redes ofrecen en México. El internet deja de ser neutral y privilegia el uso de tal o cual red social únicamente por el hecho de que no consume datos o porque los consume con un precio por megabit reducido.

La neutralidad ha supuesto grandes conflictos para Netflix y YouTube, por ejemplo, puesto que los servicios de streaming son grandes tragones de ancho de banda, saturando las redes y obligando a los ISP’s a regular la voracidad mediante el control del consumo o tratando de generar sobrecostos al consumidor final.

Desde luego, las redes mantienen así mismo otro tipo de controles. De todos es conocido el férreo control de China sobre todas las comunicaciones o los vetos que ciertos países árabes han hecho a algunas redes sociales. En Brasil, la orden de una jueza en Río de Janeiro provocó el bloqueo de WhatsApp por negarse esta red a bloquear contenidos de usuarios de la aplicación investigados por la justicia. Lo mismo, en febrero de 2014, la ciudad de San Cristóbal en el estado venezolano de Táchira se quedó sin internet en un bloqueo de 24 horas de la red de ABA.

Twitter ya había empleado una banderola de advertencia para “bannear” mensajes de Donald Trump con contenido notoriamente falso, mensajes de odio o que incitaban a la revuelta. Hay que tomar en cuenta que Trump es uno de los influencers más connotados de dicha red. Pero ahora la red bajó su cuenta; borró contenido de la cuenta @POTUS y @TeamTrump; prohibió cualquier compra de publicidad política y Facebook contrató miles de editores para dar de baja información falsa e hizo fact-checking coordinadamente con Associated Press, a más de prohibir propaganda política desde una semana antes de las elecciones.

Unos días después, Tim Cook y Sundar Pichai deciden sacar de su tienda de aplicaciones a Parler –red social alternativa a la que se estaban mudando los simpatizantes de Trump– con lo que prácticamente la hacen inviable. ¿Neutralidad?... ¿Dónde?

El punto aquí es que las regulaciones (si fueran necesarias) deben venir de los representantes de la sociedad y no de los magnates de la industria ni de sus consejos de administración. La libertad de expresión sufrirá las consecuencias. Hoy es Trump, pero si lo celebramos, les estamos dando el reconocimiento de facto de que pueden ejercer el poder de veto impunemente.

Sobreponer un banner que dice “Esta información es falsa, si desea verla es su decisión” o un mensaje similar, es muy diferente de cerrar el derecho de las personas a decir, a expresarse, a hablar y a estar informados, porque cada uno tiene plena libertad de expresarse y de conocer todo, inclusive las tonterías que Trump pueda expresar.

De nueva cuenta, coincido con el presidente Obrador, no hablar sobre el Capitolio y la violencia que ahí se desató, apelando a la doctrina de la no intervención es correcto, pero fue aún más correcto que sí criticara la suspensión de las cuentas de Twitter y Facebook pertenecientes a Donald Trump. Ese no es un asunto interno de EUA, se refiere a dos de los derechos más fundamentales del ser humano: la libertad de expresión y el derecho a la información. Trump tiene derecho a decir babosadas y nosotros, si así lo queremos, a conocerlas.


carlos.maldonado.v@hotmail.com