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Momentos



EVA ADRIANA SOTO FERNIZA

Gracias a la vida


Sábado 16 de Enero de 2021 8:32 am


“GRACIAS a la vida que me ha dado tanto”. Creo que no hay mejor momento que este, el momento en que vemos cómo la vida está dando un vuelco; cómo vivir se ha vuelto un papel delgado a merced de cualquier viento. Cuando algo está en riesgo ese algo se vuelve invaluable, así somos, pues, ¿qué le vamos a hacer? Abrazar la vida como viene, no hay que pensarlo mucho, parece que el tiempo se acorta y nos deja.

“Hay más tiempo que vida” nos han dicho los que saben; verdad de verdades que nos pasa por encima. Algunas veces, muy joven, la llegué a escuchar y me pareció indescifrable, ¡claro!, yo tenía más vida que tiempo. Lo nuevo ahora es que nos hemos vuelto filósofos, ya que no hay mejor manera de desentrañar la existencia, para apreciar tan grande milagro, hace falta fe y filosofía.

“Me dio dos luceros que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco”. Y si bien podemos decirle a nuestro querer: “te quiero como a mis ojos”, también es cierto que esos ojos hechos para ver, no lo hacen. Ojos humanos acostumbrados a la ceguera voluntaria, qué desperdicio tan grande, ¿no es verdad? Al fin que los humos y las cenizas de los incendios que consumen pedazos enormes de nuestra casa terrestre están tan… pero tan lejos, que ni tosemos ni mucho menos nos lloran los ojos. A los que les lloran son a los que viven al pie, desprotegidos y pasados por alto.

La Amazonia es de Bolsonaro, ¡habrase visto, gente gandalla! Esa de los demás países que dice que es de todos. Con todo el debido protocolo, el señor ha declarado la región de la Amazonia “zona abierta para los negocios”. Hay que dar prioridad a los beneficios de las grandes empresas por encima del bienestar de las personas vulnerables. ¡Ceguera total!, que no desea ver que aquí las personas vulnerables somos todo el planeta. No sólo se está eliminando alimento, fuentes de sustento y medicinas presentes y futuras, sino los pulmones que hacen respirar toda vida en la Tierra.

“Me ha dado el oído que en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios”. Ese gran don de escucha nos lleva a las alturas de las notas musicales más intensas compuestas por humanos pero, ¿y las infinitas de la naturaleza? Que no nos permitimos escuchar porque nuestro oído se ha vuelto sordo a lo que no sea ruido, escándalo y mentira. Oídos enfermos desde el nacimiento proliferan cada vez más; no grillos, no canarios, no lluvia ni viento sobre los árboles… Sí barullo interminable de televisores que gritan y ensordecen el espíritu y nos impiden escucharnos los unos a los otros. Apago el televisor de casa, sin culpa… mis nietos necesitan quien los salve. Entonces, mi oído escucha la mejor armonía del universo: la canción inventada y compuesta –con letra y melodía– por una niña ocupada en jugar dejando en libertad a su imaginación.

“Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro”. La bendición y la maldición de las palabras que salvan, curan, pacifican, pero también hieren y matan. Los niños aprenden los sonidos y los repiten para su beneficio, calmar el hambre, el frío… el desamor. Pero también nos escuchan como escuchar el oráculo, y las palabras en nuestros labios se vuelven peligrosas porque caen, sumamente livianas, en la memoria infantil y se quedan grabadas para siempre. Hablar delante de los niños debería ser como se habla delante de un altar, no se ofende lo sagrado y eso deberían ser para nosotros los adultos. Con esas mismas palabras ellos le hablarán al mundo y, si con suerte aún estamos vivos sentiremos culpa o placer al escucharlas.

“Me ha dado la risa y me ha dado el llanto, así yo distingo dicha de quebranto”. Risa y llanto emociones que nos bendicen ahora y siempre. Ahora que la cura camina sobre una cuerda floja, que no sabemos cuándo lloraremos o nos irán a llorar, la ruta del alma de los que amamos debe alumbrarse con risa y con fe, esa es la luz que necesitamos… ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto! Gracias, Violeta Parra, por tu inspiración.

 

bigotesdegato@hotmail.com