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Sentido común



PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA

La fuerza de un solo hombre


Lunes 22 de Febrero de 2021 7:09 am


LA Cuenta Pública 2019 de la Auditoría Superior de la Federación reveló que la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) costará 232 por ciento más de lo que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador estimó al principio de su gobierno, es decir, 331 mil 996 millones 517 mil pesos con 6 centavos.

El costo adicional a los 100 mil millones de pesos que calculó el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, provienen de la liquidación de contratos pendientes, juicios y demandas interpuestas. No obstante, esta cantidad podría seguir aumentando, ya que la información que proporcionó el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México no es clara. También hay que añadir los 82 mil 136 millones de pesos del costo original del Aeropuerto de Santa Lucía, lo que resulta en un total de 414 mil 132 millones 517 mil pesos, más lo que se acumule.

Después de conocer estos números, las imágenes de la inauguración que hizo el Presidente el pasado 10 de febrero de dos pistas: una de las Fuerzas Armadas y otra civil, que formará parte de la nueva terminal aérea, parecen aún más desoladoras, pues de ninguna forma dicho aeropuerto tiene las características que el diseñado por el arquitecto de renombre internacional, Norman Foster, ni siquiera satisface las necesidades actuales de nuestro país.

El discurso de Andrés Manuel, desde que era candidato, era que la construcción de dicho aeropuerto era un nido de corrupción, además de que era un lujo que México no podía costear, pues no podía haber “gobierno rico con pueblo pobre”. Sin embargo, a la fecha, la cancelación del NAIM y la construcción del de Santa Lucía, nos han costado aún más de lo que se hubiera gastado para terminar el primero, sin que se haya presentado una sola demanda por actos de corrupción. ¿Por qué, entonces, se tomó dicha decisión?

El sábado corrió la noticia de que Rosario Robles no recibiría ningún beneficio para dejar la cárcel, lo que nos recuerda el caso llamado “La Estafa Maestra”, que consistía en un desvío de recursos por 5 mil millones de pesos. En aquél entonces, López Obrador y los militantes de Morena se rasgaban las vestiduras por esta cantidad con la que presuntamente se cometió un fraude al erario, pero ¿cómo pueden llamarle a la erogación que se tendrá que hacer por un acto de capricho que constituye 82 veces más del monto de “La Estafa Maestra”?

Es claro que la cancelación del NAIM se trató de un acto de poder de Andrés Manuel al convertirse en Presidente Electo. Con ello, no sólo confirmaba su fuerza al lanzar una consulta ilegítima, sino que cumplía una promesa de campaña basada únicamente en retórica, sin importarle los costos a corto, mediano y largo plazo que tendría su decisión, los cuales continuarían por mucho tiempo después de que él terminara su cargo presidencial, al menos la legal.

Quiso el destino que la serie de malas decisiones tomadas por el Presidente fueran acompañadas por un evento de magnitud planetaria, como la pandemia por el nuevo coronavirus, la cual, además, ha manejado de manera catastrófica, llevando al país a una crisis económica todavía más grande que si se hubiera atendido adecuadamente.

Por tanto, es frustrante enterarnos que el país ha debido erogar al menos 331 mil 996 millones 517 mil pesos, cuando ni siquiera somos capaces de atender las necesidades que demanda la pandemia, ni tenemos transparencia en la compra de las vacunas para la Covid-19, lo cual levanta dudas sobre si efectivamente México se previno adecuadamente.

Mirando hacia atrás en la historia universal, muchas veces me he preguntado ¿cómo puede ser posible que un solo hombre haya tenido la fuerza para provocar tantos desastres? Al día de hoy me repito la misma pregunta, pero ahora con mi país como escenario.