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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Energías limpias


Martes 02 de Marzo de 2021 7:02 am


MIENTRAS los automóviles con motores de combustión interna sean menos caros que los impulsados por electricidad o hidrógeno, las emisiones contaminantes seguirán afectando al clima para empeorarlo.

En tanto la electricidad sea producida incinerando carbón mineral o derivados del petróleo, los desechos del proceso irán a la atmósfera y contribuirán a la acumulación de Gases de Efecto Invernadero cuya consecuencia en el corto plazo será la elevación de la temperatura promedio del planeta.

Del mismo modo, millones de plantas industriales en el mundo recurren directa o indirectamente a las energías fósiles o sucias, esto es, al carbón y el petróleo. Sus emisiones se suman a la tendencia planetaria al cambio climático.

En 2005, en el Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático, se firmó el Protocolo de Kyoto, un acuerdo suscrito inicialmente por 55 países para, entre otros objetivos, reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero generados por la combustión de energías fósiles. Esos gases son: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluocarbono, perfluorocarbono y hexafluorocarbono de azufre.

Tales gases se acumulan en la atmósfera terrestre, la trastocan y permiten el paso de rayos solares que están elevando la temperatura de la superficie del planeta. Al volverse más caliente, en la Tierra cambiará el clima global y los efectos serán catastróficos para la vida toda, incluida, por supuesto, la humana.

La tala ilegal e irracional de bosques, ahora en manos del crimen organizado, el fomento de los monocultivos y el crecimiento desmedido de las ciudades por la especulación inmobiliaria son factores que contribuyen al daño.

La Tierra ha modificado de manera natural el clima varias ocasiones. Han sido procesos largos que permitieron a las diversas formas de vida adaptarse a los cambios y sobrevivir en las nuevas condiciones, bien fuese el calentamiento o bien el enfriamiento. Algunas especies sucumbieron, aunque la mayoría sobrevivió con éxito debido a que tuvo tiempo suficiente para arreglárselas con las nuevas temperaturas y sus efectos, que no se modificaron de un día para otro. 

Con el cambio climático inducido por la actividad humana, el problema fundamental es el tiempo breve en que ocurre. No son milenios, sino unas pocas décadas. Las formas de vida se encuentran de pronto con un clima nuevo al que no están adaptadas y muchas no tendrán oportunidad de adaptarse. 

Todavía estamos a tiempo de frenar el cambio climático, una de cuyas primeras manifestaciones será la destrucción de las capas de hielo de los polos, el aumento de los niveles del mar y la inundación de las costas. Llegado el momento, en Colima, por citar un ejemplo que nos atañe directamente, desaparecerían bajo las aguas oceánicas ciudades como Manzanillo y probablemente Armería, las lagunas y estuarios costeros, las industrias a la orilla del mar, como la termoeléctrica, las gaseras y los muelles portuarios. En Estados Unidos, Nueva York sucumbiría. Así, otros grandes centros urbanos del mundo, donde se concentra gran parte de la población mundial, la producción de bienes y servicios y las comunicaciones. La economía mundial se derrumbaría.

Cada país suscriptor del Protocolo de Kyoto, México entre ellos, (Estados Unidos acaba de regresar, luego de que Donald Trump lo había retirado) tiene la obligación de tomar medidas para amortiguar el cambio climático. El uso de energías limpias es uno de los caminos principales para disminuir la emisión de Gases de Efecto Invernadero a la atmósfera.

Ayer, los presidentes de EUA y México, Joseph Biden y Andrés Manuel López Obrador, sostuvieron una conversación a distancia para acordar formas de cooperación. Abordaron, entre varios más, el problema del cambio climático, que la Casa Blanca está dispuesta a combatir conforme al Protocolo de Kyoto y sus propias políticas ambientales.

Renuente al uso y fomento de las energías limpias, el gobierno de López Obrador tendrá que revisar sus políticas de producción y uso de energía. En varias ocasiones, el Presidente mexicano ha repudiado las energías eólica y solar. Tampoco es afín al uso de gas natural, que si bien no es lo mejor, por lo menos causa mucho menos daño que quemar carbón mineral o petróleo. ¿Está dispuesto López Obrador a revisar y, en su caso, modificar su política energética? ¿O permanecerá adherido a las viejas y contaminantes formas de producción de energía? 

Si se mantiene reacio, sin acciones concretas y eficientes, terminará chocando con Washington y sobrevendrán sanciones a la economía nacional. Lo razonable es que por el ambiente y por razones políticas y económicas, el gobierno mexicano modifique su política en esta materia. Infortunadamente, el gobierno federal sólo reacciona a presiones muy fuertes. ¿Habrá que esperar rudeza de la Casa Blanca para fomentar las energías limpias?


MAR DE FONDO


** “Aquel pájaro que vuela por primera vez/ se aleja del nido mirando hacia atrás/ Con el dedo en los labios/ os he llamado/ Yo inventé juegos de agua/ en la cima de los árboles/ te hice la más bella de las mujeres/ tan bella que enrojecías en las tardes/ La luna se aleja de nosotros/ y arroja una corona sobre el polo/ Hice correr ríos/ que nunca han existido/ De un grito elevé una montaña/ y en torno bailamos una nueva danza Corté todas las rosas/ de las nubes del este/ Y enseñé a cantar un pájaro de nieve/ Marchemos sobre los meses desatados/ Soy el viejo marino/ que cose los horizontes cortados” (Vicente Huidobro, chileno, 1893-1948. Marino).