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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

Un sofisma para cada ocasión


Miércoles 31 de Marzo de 2021 7:30 am


UN sofisma es una razón o argumento falso con apariencia de verdad. Se trata de un recurso utilizado en exceso durante los años recientes, tanto por el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez como por varios presidentes municipales que resultaron muy poco eficientes en su cargo.

El sofisma favorito de la presente administración es la falta de apoyo del Gobierno Federal, un supuesto incumplimiento en la entrega de los apoyos federales que impide el adecuado desarrollo de programas, obras y acciones en beneficio de la sociedad.

Repetido hasta el cansancio y a la menor provocación, ese pretexto se convirtió en el favorito de los funcionarios estatales desde finales de 2018, cuando el Gobierno de la República dejó de ser priista y por su origen lopezobradorista, se convirtió mágicamente en el origen de todos los males en la entidad.

No obstante, las cifras y los registros de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) recopiladas por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, indican una cosa muy diferente e incluso sitúan a Colima como una de las entidades más beneficiadas en la asignación de partidas.

De acuerdo al análisis del gasto federalizado realizado por el CEFP, la entidad recibió 14 mil 819 millones de pesos en 2019, en tanto que para 2020 las asignaciones fueron de 14 mil 817 millones de pesos, es decir, en el peor de los casos se perdieron 2 millones de pesos.

Los recursos que envía la Federación a Colima se mantuvieron prácticamente idénticos, no hubo el recorte millonario que pregonan las autoridades estatales para ocultar un evidente desorden financiero, heredado en parte, pero agravado por las malas decisiones en el actual sexenio.

Pero no solamente es inexacto hablar de un recorte catastrófico sino que incluso se registró un incremento de 2.8 por ciento en las participaciones federales, al pasar de 5 mil 657 millones de pesos en 2019 a 6 mil 11 millones de pesos el año pasado.

Mientras tanto, las aportaciones federales crecieron 0.6 por ciento, 255 mil millones en términos absolutos, toda vez que en 2020 se recibieron 6 mil 705 millones de pesos, contra los 6 mil 450 millones de pesos que Colima obtuvo en el ejercicio 2019.

La pérdida de recursos que nivela el superávit en las participaciones y aportaciones se registró en los convenios descentralización y reasignación, donde Colima dejó de recibir el 22 por ciento de los recursos que había ejercido en 2019, aproximadamente 479 millones de pesos.

Tales convenios son utilizados por el Gobierno Federal para trasladar facultades y tareas a los gobiernos estatales, sin embargo, resulta claro que el régimen lopezobradorista no tiene mucha confianza en los gobiernos estatales y no está dispuesto a cederles atribuciones, menos dinero de libre disposición.

Al margen de las restricciones presupuestarias derivadas de un régimen que no está dispuesto al dispendio de recursos, Colima registró un incremento de aportaciones y participaciones federales por más de 600 millones de pesos; no existen recortes en esos rubros y tampoco dejaron de pagarse las partidas.

Por lo tanto, corresponde al Gobierno Estatal justificar de otra manera su falta de recursos para cubrir obligaciones presupuestadas, como pago de aguinaldos y cuotas de trabajadores, aportaciones en convenios, ejecución de obra pública y programas de apoyo a la sociedad.

Como todo sofisma, el de los recortes federales tiene que enfrentarse a la verdad; ahí están los números, el CEFP incluso menciona que solamente Colima y Chiapas registraron incrementos en las participaciones y aportaciones federales pagadas contra las calendarizadas para 2020.


BREVE HISTORIA PARA CAMILA


En el último año, fuera de nuestra rutina, las escuelas y las cosas que hacíamos cotidianamente, la princesa y yo encontramos la tranquilidad y el encanto de nuestra propia compañía. Hemos pasado momentos duros pero estamos bien en nuestro pequeño círculo, sabemos que algún día regresaremos y lo haremos mejor, porque hemos aprendido de los trances difíciles y de las alegrías de todos los días. Cerca ya de sus 15 años, ahora la moconeta ha dejado de serlo, se ha convertido en una jovencita fuerte, empoderada, madura y con toda la vida para definir quién quiere ser.