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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

La otra epidemia, la electoral


Miércoles 07 de Abril de 2021 7:02 am


CON el registro de candidatos a diputaciones locales y alcaldías, se completó la baraja de opciones que tendrán los ciudadanos en los comicios del próximo 6 de junio. Se trata en su mayoría de una panda de improvisados, advenedizos, vividores de la política e incondicionales de los dueños de las franquicias políticas.

Es verdaderamente lamentable observar las listas de aspirantes de todos los partidos; no se distinguen en su mediocridad y en algunos casos, cinismo para aparecer nuevamente como postulantes, si en el cargo que actualmente ostentan fracasaron rotundamente.

Nombrarlos sería ocioso, pues se reproducen por decenas y bajo todas las siglas partidistas, ninguno se salva de contar entre sus abanderados con personajes nocivos o bien, algunos que no tienen otro mérito que sus ganas de vivir de la nómina sin mucho esfuerzo.

El común es la vulgar ambición; seguramente habrá contados casos de candidatos y candidatas con trayectoria, merecimientos, garbanzos de a libra que se pierden entre la mar de saltimbanquis que hacen de las campañas electorales su propio carnaval del cinismo y la desvergüenza.

Abundan esos que se llaman políticos profesionales y que han saltado de un partido a otro, como si las ideologías fueran ajustables a las ansias de poder y adaptables a las circunstancias. Es un asunto de cotizar la dignidad en votos, tasar las convicciones en pesos, venderse por un cargo en términos llanos.

Como si fueran honorables servidores públicos, los partidos los buscan y convierten en sus candidatos, sin importar que a su nula lealtad política se añada la incapacidad que muchos de esos aspirantes han mostrado en su paso por la vida pública colimense.

Otros más pretenden reelegirse o saltar a nuevos cargos, tanteando la paciencia o la desmemoria de los ciudadanos, pues le apuestan a que nadie recuerde que ya han tenido la oportunidad de representar al pueblo y lo que hicieron fue llenarse los bolsillos a costa de traicionar la confianza ciudadana.

Los menos participarán por primera vez, amparados por la máxima de que en Colima cualquiera puede ser candidato y con suerte ganar una elección; así, hordas de improvisados sin mayor currículum que su compadrazgo con el respectivo cacique partidista, se lanzan a la aventura electoral.

Habrá quienes merecen una oportunidad, ciudadanos íntegros que por su trayectoria profesional se convierten en candidatos idóneos, son escasos y lo deseable es que el electorado pueda ubicarlos para convertirlos en representantes populares o gobernantes.

Aunque eso último resulta poco probable, pues es bien sabido que rara avis es la honestidad en la política; los buenos hombres y mujeres de Colima están en todas partes, pero encontrarlos en los partidos políticos es misión poco menos que imposible.

En esas condiciones, los colimenses deberán acudir a las urnas, con la premisa escasamente alentadora de elegir al menos peor, una decisión complicada y trascendental que en cambio se toma de manera irreflexiva, con poca información y sin la responsabilidad que amerita el caso.

Al final de cuentas, los partidos políticos y sus dueños hacen lo suyo al intentar colocar a sus cercanos en las posiciones de poder, aunque muchos de ellos han mostrado su inutilidad, corresponderá a los ciudadanos definir el futuro de la entidad.


BREVE HISTORIA PARA CAMILA


Ya en tiempos electorales, la princesa y yo debemos padecer en todos los espacios y plataformas los machacones mensajes de múltiples personajes que buscan el voto. Me llama la atención su perspectiva de adolescente respecto a esa propaganda: en la mayoría de los casos le provoca una enorme indiferencia, hay otros en que le generan risa los mensajes políticos y en otros, se muestra sorprendida, como cuando descubre que el PRI todavía existe y se asume como la mejor oferta para gobernar. Yo solamente le pido paciencia, estos tiempos aciagos de campaña terminarán pronto, aunque ahora parezca un castigo toparse con la cara de múltiples candidatos en todos lados.