Valija diplomática
CHRISTIAN GALINDO
La rosca política
Sábado 29 de Mayo de 2021 8:40 am
LA rosca política: el oficio de los
armadores delante y detrás de escena (o el discreto encanto del toma y daca), es un libro exquisito
de Mariana Gené, que describe el día a día del enroscamiento político retratado
en el período del presidente Carlos Menem (1989-1999) en la Argentina (dizque)
democrática. Los armadores políticos
referidos por la autora, son una especie de operadores que servían al
Presidente, cuyo capital más valioso era contar con su confianza,
confiriéndoles, en consecuencia, los temas álgidos y de total discreción al
selecto grupo de entre los que destaca Carlos Corach, apodado como el “ministro
estrella”. La distinción de armador
se ganaba a partir de la capacidad de resolución de conflictos, de negociación
y de persuasión, en función de la exigencia de cada temporalidad que se vivió
durante el mandato presidencial que duró diez años. Ahí se gestionaron temas
partidistas, políticos, administrativos y cualquier asunto de índole
prioritaria menemista. El armador sería pues un
representante del Presidente y depositario del poder que a su vez se entendía
como una extensión del absolutismo político que prevalecía en aquella argentina
noventera en donde Corach perfeccionó la digestión de una derrota, supo de
solidaridades políticas, así como de la evaluación de estrategias para lanzar
en el futuro. Bien lo decía Mahler,
“es, pues, la vocación política a la vez un oficio, con ciertos rudimentos y
competencias necesarias, y una actividad apasionada, una relación libidinal con
el poder”. Dicha vocación fue adictiva para los armadores que hicieron del
gobierno menemista uno de los más visibles de América Latina de ese entonces. La rosca política hace
alusión a la construcción diaria de gobernabilidad, siendo los armadores el
mirador para entender la política real, la que busca construir estabilidad para
sortear las crisis, la que dosifica persuasión y coerción, administrando los
conflictos para que la democracia sea viable. No hay mucha diferencia
entre quienes eran los armadores políticos de los noventas del menemismo, a los
del presente. Cada presidente o gobernador trae a su grupo de armadores que,
entre todos, pretenden enroscar los desafíos que se presenten en el camino,
ciertamente y en gran medida, el éxito de las buenas administraciones públicas,
depende de qué tan experimentados son los armadores con los que se llega a los
pináculos. Un gobierno estatal, por
ejemplo, tiene los elementos suficientes para resucitar a la economía, el
turismo, el empleo, la cultura o la educación, es cuestión de gestionar las
mejores políticas y amalgamar proyectos en conjunto con los aliados
estratégicos según el sector, dejando de lado las disonancias políticas que, en
muchos casos, echan a perder los mejores planes sexenales. Indudablemente, los
gobiernos estatales requieren a esos armadores políticos con basta experiencia
en el servicio público y que, como escribe Mariana, les guste el oficio del
servicio público, pues este es de tiempo completo y no existe espacio para el
ocio o la vida personal, que debiera existir, pero la política es como es, no
como gustaría que fuese. En Carlos Corach se
puede observar a través de las palabras de Mariana, la autora de la rosca
política, a un hombre que representa el ejemplo de ministro poderoso, perspicaz
para tomar decisiones y hábil para la negociación. Un tipo que sabía neutralizar
conflictos y responder a urgencias, un tipo inteligente y abierto al diálogo,
quizás sean esos algunos atributos de los armadores de las próximas
generaciones que asciendan al poder político, debido a que, en la historia
reciente, la confrontación y la discordia ha sido el pan de cada día en algunos
lugares. En cuanto al libro, es
una enorme contribución intelectual y sociológica, este texto nos ayuda a
pensar la política no sólo como el lugar de los valores en abstracto, sino
también como el espacio fundamental de articulación de intereses parciales en
sociedades complejas.
@christiangdo